
Pedro González, más conocido en todo el país como Don Jediondo, es mucho más que el humorista de sombrero aguadeño y acento campesino que arrancó carcajadas en Sábados Felices durante tres décadas. Es también el hombre que, detrás del chiste fácil y el remate picante, guarda una historia de lucha, y un puñado de momentos en los que la risa fue su única defensa ante la adversidad.
Hoy, a sus 59 años, Pedro abre su corazón en su nuevo libro “El día que se rieron de mí”, una obra en la que por primera vez se aleja del personaje para mostrar al ser humano: el hijo que creció en una familia humilde del campo, el emprendedor que quebró más de una vez, y el artista que entendió que no siempre se ríen con uno… a veces también se ríen de uno.
El humorista habló en entrevista con KienyKe.com sobre los detalles de su nuevo libro. Además, reveló algunos detalles de su vida.. y lanzó uno que otro chiste.
Vea aquí la entrevista con Don Jediondo:
Pedro nació en Sutamarchán, Boyacá, donde aprendió desde pequeño el valor del trabajo duro. Su infancia estuvo marcada por los oficios del campo y por una timidez que parece imposible imaginar hoy. Muy joven llegó a Bogotá con el sueño de estudiar y ayudar a su familia.
"Me sorprendió al llegar a Bogotá era su olor a gasolina, eso no existía en Sutamarchán", recordó Don Jediondo a KienyKe.com.
Su gran salto llegó en la década de los 90 y creó a Don Jediondo, ese campesino vivaz y chismoso que se metió en los hogares colombianos con frases picantes y chistes creativos...y atrevidos.
Una vida detrás de la carcajada
Pero como lo revela en “El día que se rieron de mí”, su éxito en la televisión no lo blindó del sufrimiento. En sus páginas, Pedro se sincera sobre episodios de depresión, lucha constante, su trabajo como locutor deportivo y lector de noticias, y más adelante a contar chistes.
"Amo a 'Sábados felices', medio al que hoy aún pertenezco gracias a Dios, que es un medio que amo como la radio, como la prensa - hice prácticas en El Espectador - he hecho cine... yo soy como las mogollas de Sutamarchán: integrales", comentó
También habla de su faceta como empresario y de cómo sus restaurantes, pese a su popularidad inicial, atravesaron momentos difíciles.
"Si fuera por robarse la plata, uno se hubiera ido, se hubiera escondido, pero ese no es el talante de uno, mi mamá no me enseñó eso; yo cuando hablo de ella, hablo de su total honestidad", dijo.
Hoy, Pedro González se mueve entre los escenarios, los micrófonos y ahora las librerías. Con “El día que se rieron de mí”, el humorista parece dar un nuevo giro: el de la reflexión, el de la risa con conciencia. No abandona el humor, pero lo mezcla con una dosis honesta de vulnerabilidad. Y eso, en tiempos de tantas máscaras, lo hace aún más entrañable.
"El libro nace de un interés personal: el de mostrarles a mis hijos cómo es la vida, que esto no ha sido fácil, que esto para quienes nacimos en cuna humilde y casi que endeudados ¡esto no es fácil!, es de lucharla todos los días y salir adelante", comentó.
Pedro González, el hombre detrás de Don Jediondo, sigue haciendo reír. Pero ahora, también invita a pensar. Con su libro, ha logrado algo que no todos los humoristas se atreven a hacer: quitarse la máscara sin dejar de sonreír.
Con estas páginas en las que que con dignidad, coraje y, por supuesto, con una buena carcajada, muestra el lado más profundo y sincero de Don Jediondo.