Una pesadilla llamada Transmilenio

Vie, 19/11/2010 - 11:55
Si usted entra a las 6:00 p. m. a una de las 110 estaciones de Transmilenio y toma uno de los 1.254 buses, tenga en cuenta que ya, a esa hora de la noche, están cerca de alcanzar el recorrido número
Si usted entra a las 6:00 p. m. a una de las 110 estaciones de Transmilenio y toma uno de los 1.254 buses, tenga en cuenta que ya, a esa hora de la noche, están cerca de alcanzar el recorrido número 1’700.000 que hacen en promedio durante un día de jornada. En sus diez años de existencia, estos buses han recorrido 573’712.506 kilómetros. Es decir, en una autopista imaginaria sobre la línea del Ecuador, los buses más odiados de Bogotá le habrían podido dar la vuelta a la tierra 14.300 veces. El Transmilenio ya está viejo. Las profecías que varios sectores lanzaron al momento de su inauguración parecen hoy más reales que nunca: los buses articulados son una solución temporal a la hecatombe de movilidad de la ciudad. Los usuarios ya no aguantan más. En el último año ha habido 206 manifestaciones, que han dado pérdidas de nueve mil millones de pesos y han afectado a quince millones de pasajeros. El sistema fue inaugurado un día de paro de transportes hace diez años, y el caos de la primera vez no disminuye. Las filas a las horas pico, de 5:00 a 9:00 a.m. y 5:00 a 9:00 p.m.,  son apocalípticas: sólo en octubre se movilizaron a estas horas 191.335 personas. Hasta octubre, el sistema fue usado por 3.075.930.264. En el mismo mes, se premiaron a diez usuarios por ser el pasajero número 3.000 millones. Les regalaron una tarjeta débito de un millón de pesos y cuarenta pasajes mensuales durante un año. Semejante flujo sobrepasa por completo las 160 personas que caben sentadas (48) y de pie (112) en cada bus. La fila de entrada a la estación crece sin mesura porque el flujo de buses y el ancho de las estaciones no da para tanta gente. En 2009 hubo 200 usuarios lesionados por aprisionamiento y caídas en el sistema. Los buses llevan a sus pasajeros empacados al vacío, en medio de malos olores –en todo el sistema hay sólo doce baños, su servicio cuesta 500– y del acecho constante de los ladrones. El año pasado capturaron 391 personas por hurto, un poco más de un ladrón al día. Pero no sólo se arriesga el celular o la billetera en Transmilenio. Entre enero de 2009 y febrero de este año, 22 personas murieron bajo las llantas de los buses articulados. 63 fueron atropellados, 320 resultaron lesionados de 925 accidentes que hubo en total. Un tercio de esos accidentes fueron por choques entre los buses. En sólo dos choques se lesionaron 150 personas. La conclusión de la Personería Distrital fue que en 2009, el 55% de los accidentes en Transmilenio fueron producto de actos inseguros del operador. Hoy las personas que usan el sistema tardan treinta minutos menos en promedio en tiempos de viaje. ¿Será que vale la pena arriesgarse a estar en ese 55%?
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