Botero, el contratista que entregó la primera denuncia que permitió destapar el escándalo del ‘Carrusel de la contratación’ en Bogotá no es un hombre tranquilo. Fuma varios cigarrillos en pocos minutos. Habla rápido y siempre está agitado. Los dos escoltas que lo acompañan escrutan con celo a quien se le acerca. Son muchos los secretos que aún guarda sobre las irregularidades de la contratación en Bogotá de la cual, muchos creen, él hizo parte. Tiene miedo de terminar asesinado. Esta semana volvió a la escena pública cuando el alcalde electo lo invitó a formar parte del equipo de empalme con la administración que Botero denunció. La resistencia que generó la decisión llevó al alcalde electo a prescindir de su nombre. Sin embargo, nada hará callar a Alejandro Botero.
Kien&Ke: Por estos días su nombre volvió a la escena cuando apareció en el equipo de empalme del alcalde electo Gustavo Petro. ¿Cuál era la idea?
Alejandro Botero: La gente no entiende que un empalme no es un gabinete. El día que mi nombre salió, –sin que lo esperara–, le advertí al alcalde que el ‘Cartel de la contratación’ seguía vivo en la actual administración y que él no podía permitir que pasara a la nueva. Querían insistir en los riesgos de la contratación en el distrito. Por ejemplo, el contrato de las basuras. Allí todos los pliegos están direccionados a varias empresas, una de ellas con cercanía a Yuri Chillán (ex secretario general de la alcaldía). Envié pruebas a la alcaldesa mayor, donde se muestra que están direccionando contratos donde sólo una empresa puede participar.
¿Cuáles son esas empresas?
Le mandé una carta a la alcaldesa Clara López, a la Procuraduría y a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) donde explico todo.
¿De dónde nace esa cercanía con el alcalde Gustavo Petro?
En marzo de 2010, el asesor del alcalde Samuel Moreno, Leonardo Echeverry, después de advertirme que no dijera nada sobre lo que yo sabía del ‘Carrusel de la contratación’, me dijo que hiciera lo que me diera la gana con la información. Crucé la calle, llegué a la oficina de Petro y le entregué todas las pruebas. A partir de allí trabajé con él. A la gente se le olvida que fui yo quien demostré las relaciones de Julio Gómez y Emilio Tapia con el alcalde Moreno y con los Nule y etc., etc.
¿Todos esos hallazgos le daban derecho a formar parte del equipo de empalme del nuevo alcalde?
Yo no quiero ser parte de la nueva administración. Voy a ayudar a demostrar que los contratos de las basuras están viciados. Que los contratos que le quitaron al ‘Carrusel’ en el IDU, y los van a sacar nuevamente, siguen siendo del ‘Carrusel’. Que en el acueducto están nombrando gente en el nivel 20 para que no los puedan remover. Que en la UAESP (Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos) están sacando una interventoría de 93 mil millones de pesos para el contrato de recolección y limpieza de basura de Bogotá y todavía no hay contrato. No busco que me rediman de nada. Yo no quiero estar en el gabinete de Petro.
Usted conocía todo el entramado de la contratación en Bogotá porque trabajaba con el controvertido empresario Julio Gómez, ¿no es así?
Yo no trabajaba con él. Yo era subcontratista suyo.
¿Qué obra subcontrató con él?
Los andenes de la carrera 15 y la 19 y el puente peatonal de la terminal del sur. Ahí fui contratista de ellos y no me pagaron. Ellos no pagaban nunca. Cuando cogí ese contrato tuve que pagar parafiscales y otras cosas.
Botero asegura que sus sub contrató con Julio Gómez los andenes de la carrera 15, de la 19 y el puente peatonal de la terminal del sur.
¿Cuánto le quedó debiendo Gómez?
Julio Gómez, 321 millones, y Emilio Tapia, 71 millones.
¿Usted hace las denuncias porque no le pagaron?
Le devuelvo la pregunta, ¿si a usted lo roban, denuncia?
Claro. ¿Y si le hubieran pagado usted hubiera denunciado?
Si me hubieran pagado la obra, hubiera seguido. Pero ellos pronto se iban a caer.
No contesta la pregunta, ¿hubiera denunciado?
(Silencio) Seguramente no, porque no hubiera hecho las investigaciones que después hice en las que descubrí que robaban a la gente con el poder que tenían.
Hablando de Julio Gómez, ¿cuál es su opinión frente al acuerdo al que él llegó con la Fiscalía?
Es tremendamente cuestionable. A él le pagaron 1.750 millones en una comisión. La Fiscalía le dice que cometió el delito de peculado sobre eso y pide devolver 290 millones de pesos. Pero además la Fiscalía dice que en la celebración indebida de contratos de malla vial, que costó 189 mil millones de pesos, no tiene que devolver ningún dinero. Ese es el mejor negocio.
¿Quiénes están detrás de ese ‘mejor negocio’, como lo llama usted?
No quiero acusar. Lo que digo es que en una grabación que yo tengo el fiscal Germán Pabón (quién adelantaba la investigación por el ‘Carrusel’) dijo que a él le había dicho el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez que no se metiera con Julio Gómez (La oficina de Alfonso Gómez apodera al contratista Julio Gómez).
Alejandro Botero (Der.) denunció al polémico contratista Julio Gómez (Izq.) después de que éste le incumpliera con un dinero de un contrato de obra.
En el mismo sentido, la Fiscalía ha encausado las pesquisas sobre 17 concejales que habrían participado en el ‘Carrusel’, ¿sabe usted del tema?
Solamente sé de la reunión en el apartamento del concejal Hipólito Moreno a la que asistieron Camacho Casado y Julio Gómez. Invitaron a la gente de la interventoría de las obras, a quienes les pidieron que pagaran rápido los anticipos para ellos poder pagar las comisiones. Allí estuvieron Manuel Nule y Mauricio Galofre (socio de los Nule).
¿De qué obras está hablando?
Malla vial en Bogotá en 2009.
¿Por qué Hipólito Moreno y Camacho Casado andaban en esas gestiones?
Ellos tienen cercanía con Julio Gómez. Entonces la Fiscalía deberá encontrar, creería yo, las pruebas donde podrá demostrar que sí son cercanos.
¿Después de destapar todo esto, usted ha recibido más obras en Bogotá?
Yo me he dedicado a la Fiscalía durante un año y ocho meses y a mi empresa, AB Diseño y Construcción, no la han vuelto a contratar. Llegué de Miami hace cuatro años para ser subcontratista de empresas. Algunas de ellas y algunos amigos me han ayudado.
¿Cuál es su especialidad en el tema de ingeniería?
Yo soy piloto comercial de avión.
¿De dónde aparece un piloto subcontratando temas de infraestructura en Bogotá?
En 2001 yo estaba en Miami manejando un tema de una escuela de aviación y un amigo me conectó con otro amigo arquitecto que necesitaba alguien para trabajar en temas de obras.
¿Cómo logra construir en Estados Unidos sin licencia?
En Estados Unidos se requiere de una licencia que mi socio ya tenía. Uno es prácticamente un administrador de obra y los permisos los tiene que tener la persona que subcontrata.
¿Cuántos años vivió en Estados Unidos?
Once años.
¿Pero usted tuvo un lío judicial allá?
Sí. Nosotros teníamos una empresa de muebles de cocina, llevábamos gabinetes de cocina a Estados Unidos. Yo debía instalar unos gabinetes y la persona que contraté para instalarlos no tenía licencia. Eran cinco cocinas. Todas las entregué, pero tarde, y eso se me convirtió en un caso judicial El proceso sigue abierto.
¿Cuál fue el delito?
Supuestamente es estafa en tercer grado, que quiere decir mínima cuantía.
¿Estuvo en la cárcel por eso?
Estuve 21 días en 2006. Ahí sigue mi abogado peleando y espero demostrar que ese caso estará cerrado.
¿Cómo llega a Colombia a montar una empresa para subcontratar sin tener licencia o estudios universitarios? ¿No se repite la historia de Emilio Tapia y otros que no son constructores y terminan con grandes obras?
El señor Álvaro Méndez me presenta a familiares de Julio Gómez y a la representante legal de Cosco, la empresa de las sobrinas de Gómez. También a Omar Pérez, representante legal de la compañía de Emilio Tapia. Yo no aparecía en los contratos. Los contratos míos no eran de obra de ingeniería sino de andenes, que es lo más fácil de hacer. Teníamos la gente de obra especializada. Yo lo dije en la Fiscalía, teníamos una estructura que manejó bien las cosas mientras tuvo los contratos.
¿Usted, sin ser ingeniero, armó una oficina de ingenieros?
Sin ser ingeniero sí, pero tenía ingenieros al lado mío. Yo puedo ser el dueño del aviso, pero debajo de mí había ingenieros y arquitectos calificados.
¿Cómo vive usted hoy?
Con una zozobra muy grande. No sé hasta qué punto pueda seguir porque uno encuentra obstáculos por todos lados. Pero no me detendré hasta dejar mi nombre limpio y demostrar que lo que yo hice funcionó. Yo fui el que hice las denuncias y hoy más que nadie tengo miedo de que me maten.
¿Tiene protección?
Gracias a Dios la Policía ha estado pendiente de mi seguridad y tengo gente de la Dirección de Protección de esa institución cuidándome.
¿Usted duerme tranquilo?
(Silencio) sufro mucho, no por mí sino por mis hijos y mi esposa.
