La discusión sobre el salario mínimo de 2026 ya tiene su primer dato oficial. El DANE reveló que la productividad de la economía se ubicó en 0,91 % al cierre del tercer trimestre. Es una cifra técnica, pero con una consecuencia muy concreta: será uno de los parámetros que deberán mirar Gobierno, empresarios y centrales obreras cuando se sienten a negociar el aumento.
La productividad mide, en sencillo, qué tanto más está produciendo el país con el trabajo y el capital que ya tiene. No es espectacular, pero está en terreno positivo y marca el punto de partida de la conversación.
¿Qué dijo el DANE?
El DANE explicó que la economía colombiana viene produciendo algo más por cada hora trabajada y por el uso del capital, y que eso se traduce en ese 0,91 % de mejora. Al mismo tiempo, la producción por persona empleada cae levemente, lo que indica que parte del avance viene de cómo se organiza el trabajo y el capital, más que de cada puesto individual.
En términos prácticos, la mesa del salario mínimo se queda con una idea sencilla: la economía creció algo en eficiencia, pero no a un ritmo alto.
¿Cómo se compara con años anteriores?
Para entender el peso de este dato hay que mirar el retrovisor:
- En la negociación del mínimo de 2024, la productividad usada como referencia fue más alta que la de este año.
- En la negociación del mínimo de 2025, el dato también fue superior al 0,91 %.
- En 2023, en cambio, la productividad fue negativa, y aun así el salario mínimo subió por encima de la inflación.
Es decir, la productividad de 2025 está en una zona intermedia: es mejor que los años malos, pero menos favorable que en la discusión pasada.
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¿Qué podría significar para el aumento?
Aunque la cifra final no se define con una fórmula automática, en la práctica la mesa suele mirar tres cosas:
- Inflación (que hoy ronda el 5,5 % anual).
- Productividad (0,91 %).
- Espacio político para mejorar el poder de compra.
Si se sumara de manera estricta inflación más productividad, el resultado apuntaría a un aumento alrededor de 6–7 %. Sin embargo, en los últimos años el salario mínimo ha subido varios puntos por encima de la inflación, incluso cuando la productividad era negativa. Eso abre la puerta a que sindicatos y Gobierno presionen por un porcentaje más alto.
En otras palabras, el dato técnico empuja hacia un aumento moderado, pero la negociación puede llevarlo a una cifra mayor, como ha pasado recientemente.
