Tamá, el oso que vuelve a casa

Jue, 11/12/2025 - 11:17
La vida de Tamá es una travesía de resistencia que hoy lo guía de vuelta al bosque que nunca dejó de llamarlo.
Créditos:
Parques Nacionales Naturales de Colombia

En Guasca, los días recientes tienen un silencio distinto. No es un silencio vacío: es un silencio que aguarda, que contiene el aire como si las montañas supieran que algo está por suceder. En medio de ese ambiente suspendido está Tamá, un oso de mirada oscura y profunda que no entiende de calendarios, pero sí reconoce, sin saber cómo, que algo en su cuerpo se acomoda hacia el regreso.

Su historia comenzó en las montañas húmedas del Parque Nacional Natural Tamá, donde la niebla baja cada mañana como un manto viejo que lo cubre todo. Allí, junto a su madre, aprendió los primeros gestos de la vida. Pero ese comienzo se quebró demasiado pronto. La violencia humana interrumpió su infancia antes de que pudiera aprender siquiera a defenderse. Con apenas cuatro meses quedó solo: un osezno diminuto, frágil, tembloroso ante un bosque que, sin guía, podía convertirse en un abismo.

Vea también: Video | Captan a oso andino en Parque Nacional Natural Paramillo

Los guardaparques que lo encontraron le dieron la primera oportunidad: salvarlo. Lo cargaron como quien sostiene una historia que aún no termina de escribirse. Desde ese instante, Tamá inició un largo camino lejos de su montaña. Creció entre manos humanas, entre refugios y cuidados que le enseñaron lo que el instinto iba despertando por sí mismo: trepar, buscar frutos, mover su cuerpo con la cautela del oso andino que siempre fue.
Aprendió a vivir lejos de casa, pero jamás dejó de recordarla.

Ese recuerdo se hizo fuerza en 2022.

Una noche, Tamá escapó del Bioparque Wakatá y desapareció entre los cerros de Tocancipá. No fue un acto de rebeldía: fue un acto de memoria. Durante quince días caminó como si siguiera un rastro antiguo: trepó árboles altos, buscó frutas silvestres, construyó camaretas exactas. Mientras el país lo buscaba con el corazón encogido, él hacía lo que nunca había olvidado hacer: ser un oso libre.

Ese episodio no lo cambió: lo reveló. Mostró que estaba listo, que su origen seguía vivo y que lo salvaje permanecía intacto, esperando el momento de volver a desplegarse.

Ese momento abrió la puerta a lo que hoy está a punto de suceder: su regreso al Parque Nacional Natural Tamá.

Ahora, con 174 kilos de fuerza y un instinto afilado por la experiencia, Tamá se encuentra en la antesala de volver. No lo sabe, pero su vida está alineándose con su origen. Pasará una última noche en el Parque Jaime Duque, como quien duerme en un andén antes de tomar el tren correcto. Al amanecer, partirá hacia Cúcuta y luego, en helicóptero, será llevado a las montañas donde nació.

No habrá público, tampoco aplausos, solo el sonido de las hélices y el viento golpeando su pelaje mientras la geografía que lo reclama se acerca.

Cuando sus patas toquen el suelo del parque, no entenderá la complejidad del operativo ni las razones humanas detrás de su viaje. Pero sí comprenderá algo más profundo: que vuelve al lugar donde su olor encaja, donde los árboles lo reconocen y donde la montaña lo ha esperado con la paciencia de lo sagrado. Allí, diciembre florece con frutos, con bromelias abiertas, con alimento abundante.

Como si la naturaleza hubiera preparado un recibimiento silencioso para él.

Lea también: Encuentran rastros del oso de anteojos en el Valle del Cauca

Los ecosistemas del PNN Tamá, páramo, bosques húmedos, selvas, humedales, lo recibirán intactos, conservados en más de un 95%. Un territorio fértil, seguro y vivo, en el que por fin podrá ser lo que siempre fue: un oso del bosque.

Llevará un collar satelital, sí, pero no como una jaula invisible, sino como un puente para entenderlo, para protegerlo, para garantizar que su especie, hoy vulnerable, siga existiendo.

Porque Tamá es más que un individuo, es una historia sobre la resistencia, sobre la pérdida y la recuperación, 
sobre lo que ocurre cuando la vida, pese a todo, insiste en regresar a su origen.

En él habita el dolor de la orfandad, la fuerza de la supervivencia y una inteligencia silenciosa que lo sostuvo en los momentos más frágiles. Pero también habita algo más: la certeza de que su hogar nunca dejó de existir, aunque él estuviera lejos.

Y ahora, después de más de una década de distancia, Tamá está a punto de volver a la montaña que lo vio nacer.

Una montaña que nunca lo olvidó...

Creado Por
Redacción Kienyke.com
Más KienyKe
Doblar el umbral, llenar la plaza y salir en medios: así los aspirantes usan la entrega de firmas como arranque de su campaña presidencial.
FIFA publica precios oficiales de boletas para el Mundial 2026. Conozca el valor de las entradas para Colombia vs. Portugal.
Un índice global advierte que, si no cambian los planes climáticos, el hambre y la malnutrición infantil podrían crecer 20 % para 2050.
En el marco de AI Summit de Nueva York, expertos hablaron sobre como la personalización con la IA puede superar límites inquietantes.
Kien Opina