El exparamilitar Jorge 40 aterrizó en Colombia en horas de la tarde de este lunes 28 de septiembre después de cumplir una sentencia de 12 años por delitos de narcotráfico en Estados Unidos. Tras ser capturado por miembros del CTI, pasó la noche en el búnker de la Fiscalía en Bogotá, mientras el Inpec decide a qué cárcel lo envía para que responda por los 1.450 procesos judiciales que se adelantan en su contra por múltiples delitos.
Las víctimas están a la expectativa de que Rodrigo Tovar Pupo, como se llama realmente y quien fue uno de los hombres más sanguinarios de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), diga toda la verdad tras regresar al país y los repare por todo el dolor que les causó en medio del conflicto armado.
Jorge 40 nació en octubre de 1960 en el seno de una familia de “alta sociedad” de Valledupar, Cesar. Es hijo de un oficial retirado de la Fuerza Pública, de joven le decían “Papa” y sus allegados lo describían como un muchacho “inquieto” que tenía muchas ganas de “llamar la atención”.
Terminó su bachillerato en Bogotá y allí conoció a Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar que también está a la espera de volver a Colombia. De acuerdo con la BBC, al regresar a su ciudad natal trabajó en la administración pública e, incluso, fue secretario de Hacienda.
Se metió al mundo del paramilitarismo en la época de los 90 's, cuando se reunió con otros hombres que tenían el objetivo de crear un grupo de autodefensa contra las guerrillas de las Farc y el Eln por las múltiples extorsiones y secuestros a las familias más influyentes del Cesar.
Según El Espectador, se apodó Jorge 40 luego de reunirse con Salvatore Mancuso y Carlos Castaño para forjar una alianza a nivel nacional de grupos paramilitares y, años después, le ofrecieron estar a la cabeza del temido Bloque Norte, que operó principalmente en el Cesar, Magdalena, La Guajira y Atlántico.
La unión dejó un rastro de sangre y dolor que marcó la historia del país: miles de desplazamientos, asesinatos, secuestros y masacres como la de El Salado, en el departamento de Bolívar, y la de Bahía Portete, en La Guajira.
Se dice que Tovar Pupo tuvo mucho que ver en la llamada ‘parapolítica’. Su computador sería una de las piezas claves para que cayeran todos los políticos que se beneficiaron de las garras del paramilitarismo para llegar al poder. Él habría sido una de las personas encargadas de realizar las reuniones para concretar el apoyo de las AUC a varias campañas políticas.
Se desmovilizó de las AUC en 2006 y en 2008 fue extraditado a Estados Unidos para cumplir una pena por narcotráfico. Aunque en un principio fue sentenciado a 16 años, solo terminó pagando 12.
En medio de Justicia y Paz habló de su participación en más de 600 hechos criminales. Sin embargo, fue expulsado de ese sistema en 2015 por su renuencia a comparecer al proceso, es decir, por no contar la verdad. Se negó a asistir a 48 diligencias de versión libre.
Las cuentas pendientes
Jorge 40 llegó a Colombia deportado de Estados Unidos para cumplir múltiples sentencias judiciales, así como diferentes órdenes de captura y medidas de aseguramiento que han sido proferidas en su contra.
Según la Fiscalía, Tovar Pupo tiene en su contra 1.076 investigaciones bajo la Ley 600 de 2000 y 410 procesos por la Ley 906 de 2004 (Sistema Penal Oral Acusatorio).
Además, registra 38 medidas de aseguramiento y 35 órdenes de captura vigentes registrados en los sistemas misionales de la Fiscalía. Por la Dirección de Justicia Transicional se reportan 65 órdenes de captura y 109 medidas de aseguramiento, por lo que seguirá a disposición de las autoridades judiciales.
El exparamilitar deberá responder por delitos como desaparición forzada, concierto para delinquir, homicidio en persona protegida, entrenamiento para actividades sicariales, secuestro extorsivo, homicidio con fines terroristas, hurto calificado, tráfico de estupefacientes, desplazamiento forzado, reclutamiento de menores, tortura en persona protegida, entre otros.
