Como bellanita me atrevo a decir: esto no fue pura coincidencia

Dom, 30/10/2011 - 18:13
Aunque confieso que durante todo este tiempo de campaña hice eco a mis intenciones de elección en Medellín, claro está con Aníbal Gaviria, y que mis propósitos, mensajes y escritos estuvieron en
Aunque confieso que durante todo este tiempo de campaña hice eco a mis intenciones de elección en Medellín, claro está con Aníbal Gaviria, y que mis propósitos, mensajes y escritos estuvieron en esa línea oponiéndome a la posibilidad de que Luis Pérez volviera al poder de la ciudad, nunca dejé de sentirme a disgusto, inconforme y medio frustrado con lo que pasaba en la ciudad que nací y en la cual resido: Bello. Durante toda la tarde y con asombro los medios de comunicación hacían cubrimiento a lo ocurrido en esta localidad: el voto en blanco le estaba ganando las contiendas al único candidato opcionado para ocupar el primer cargo de la ciudad. ¿Pero por qué pasa esto en una ciudad que ha sido totalmente fiel a los intereses de sus caciques y los poderes que la han dominado en los últimos años? A continuación trataré de encontrar una respuesta lógica desde mi punto de vista como periodista y habitante de esta localidad. Acerca de Bello Para los que no conocen Bello y ni siquiera saben que existe en el mapa de Antioquia, les cuento que es una ciudad que siempre se ha visto permeada por la corrupción, el poder de los caciques y los paramilitares, y ha sentido al igual que Medellín, la evolución de los problemas arraigados  a la violencia con los carteles de la droga, los grupos paramilitares y las milicias urbanas de la guerrilla, lo que ha ocasionado  la fragmentación social y el sometimiento de un grupo poblacional que parece que ni piensa ni razona, solo se deja llevar por lo que diga el “Patrón”. En un breve recuento les cuento: Bello es la onceava ciudad industrial del país, la segunda de este departamento en población con cerca de 450 mil personas y la cuarta en importancia.  Es la cuna del presidente Marco Fidel Suárez y es la sede de importantes empresas textileras como Fabricato y Pantex, las cuales marcaron el comienzo de la industrialización nacional. Sin embargo, a pesar de contar con tantos privilegios  y hasta un buen desarrollo industrial, la ciudad no es el paraíso (claro que ningún lugar de Colombia lo es),  y todo por cuenta del desorden en su crecimiento y la politiquería que la ha manejado (y no solo desde que existen las elecciones populares en Colombia). Hoy día, cerca del 95% de su población se encuentra ubicada en estratos bajos (1, 2 y 3), es considerada una ciudad dormitorio (debido a que la mayoría de su mano de obra trabaja por fuera), no hay sedes de universidades (exceptuando algunos politécnicos) y hasta me atrevería a decir que no existe una identidad que enorgullezca al bellanita. Bello siempre fue mirada como el desagüe de esta zona del departamento.  Aquí se construyeron gran parte de las viviendas de interés social que se edificaron para todos los desplazados que estaban llegando a Medellín por cuenta de la violencia.  Acá se construyó la cárcel de máxima seguridad.  Acá se habilitaron los terrenos para sacar de Medellín el basurero metropolitano, y básicamente, acá el desarrollo siempre ha estado limitado a la poca visión que han tenido los que han contado con la suerte (o la desgracia) de regir sus destinos. Acá los mafiosos crearon la escuela del sicariato.  En los años 90, Bello se peleaba el primer puesto con Medellín, como la ciudad más violenta del mundo.  Se crearon infinidad de bandas para controlar territorios, asesinar y extorsionar a sus habitantes.  Temidos grupos que fueron liderados por una generación perdida de bellanitas y que en su accionar se encargaron de cegar la vida de miles de jóvenes que apenas empezaban a construir sus vidas. Siempre me he sentido disonante, alejado y poco interesado de Bello, no por esta difícil realidad que nos ha tocado vivir sino porqueme da tristeza  ver como una ciudad con una fuerza electoral tan grande se deja  manejar por los intereses de una familia, los Suárez Mira, que durante las últimas cuatro elecciones populares han tenido en su poder los destinos de este municipio. Una gran maquinaria política se mueve en sus arcas.  Manejan este municipio a su antojo y prueba de ello no son solo las elecciones para Alcalde, sino también  el hecho de que ambos hermanos han logrado llegar por elección popular a cargos de carácter nacional y todo gracias al apoyo conseguido en esta localidad, que representa un gran caudal electoral representado en cerca de 150 mil votantes. Óscar Suárez Mira empezó la dinastía, luego prosiguió su hermana, Olga Lucía y en última instancia, el actual alcalde Óscar Andrés Pérez, quienes apoyados aparentemente de personas, empresas y poderes no tan honestos, como por ejemplo, Hugo Quintero, acusado por parapolítica y dueño de la empresa Bellanita de Transportes S.A., han llegado al poder. Esta historia no tendría nada de sorprendente sino tuviera de fondo el tinte paramilitar que tiene esta familia y sus aliados en la localidad, tanto así que el hermano mayor ya está en la cárcel por haberse comprobado sus nexos con este grupo al margen de la ley. Elecciones 2011 En esta contienda electoral trataron de hacer lo mismo.  Un candidato impulsado por la Casa Suárez, consigue el aval de los demás partidos (en ese juego de alianzas que ahora todos hacen en medio de su fracaso ideológico), cuadran todo para quedar sin contendores en el camino y lograr subir una vez más al poder, sin problema alguno.  El candidato elegido, se llama Germán Londoño, un personaje totalmente desconocido en el ámbito local y que solo se jacta de haber ocupado un puesto como subdirector en Invías. En el proceso, una candidata del Polo Democrático Alternativo y apoyada por el Partido Verde, Luz Imelda Ochoa, había inscrito su candidatura a través de firmas.  Su comprobación y legitimación ante la Registraduría, negó cualquier posibilidad (no sabemos que tuvieron que ver los Suárez Mira allí) y quedó solo el señor Londoño en la contienda. Durante estos dos últimos meses  se les notó muy tranquilos, no solo a él sino también a los Suárez, que se sentían seguros de que su candidato iba a ganar, y todo lo relativo a esta campaña lo hacían por cumplir. Esa tranquilidad si que la supimos cobrar y hoy los bellanitas, cansados de lo mismo, les dijimos no más, hicimos que el voto en blanco ganara exigiendo unas nuevas votaciones. Toda Colombia mira con asombro lo sucedido acá. Por primera vez, en una ciudad gana el voto en blanco y no un candidato, por primera vez una ciudad no está de acuerdo con las opciones de gobernante que le ponen a consideración y al voto.  Por primera vez, en esta ciudad que tradicionalmente ha sido arrodillada al poder y a la mafia de los Suárez Mira, dice no, y se manifiesta en contra de lo que sería la quinta alcaldía manejada por este clan que ya han logrado hacer de las suyas a través de una cultura política permeada por la corrupción y la politiquería.  Por primera vez en el país una ciudad se revela y da ejemplo de democracia. Ahora esperemos las próximas elecciones, contentos de que el señor Londoño no participará, esperando que los otros partidos presenten candidatos preparados y óptimos para ocupar este cargo y seguros de que un nuevo candidato Suarista no logre ganar.
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