De abejas y avispas

Lun, 03/03/2014 - 11:59
Las abejas y las avispas son capaces de morder personas. Las avispas pueden picar más de una vez, mientras que las abejas mueren después de picar.

Las abejas y las avispas son capaces de morder personas. Las avispas pueden picar más de una vez, mientras que las abejas mueren después de picar.

 Las abejas se alimentan de néctar y las avispas son depredadoras. Avispa es el nombre que en Colombia se le ha dado a la operación para obtener varias curules, en lo que se considera una trampa electoral.

 Estamos en un mar de confusiones con tantas listas, candidatos y coaliciones a propósito de la temporada de elecciones. Las abejas nuestras van por el néctar de la burocracia, de los contratos, de las prebendas. Las avispas nuestras, como depredadoras, también van por todo, destruyendo, malversando: una auténtica rapiña. Por eso los partidos políticos, con honrosas y contadas excepciones, como dicen las señoras de bien, se han depreciado. En la naturaleza, la presencia de abejas y avispas, es necesaria, imprescindible. Faltan pocas horas para definir un nuevo congreso, que tendrá poco porcentaje de renovación, en parte porque muchos de los nuevos aspirantes no tienen experiencia o el suficiente respaldo pero están ansiosos por probar y disfrutar las mieles del poder. De manera que el control del congreso continuaría en manos de los mismos. En la política nacional tanta abeja y tantas operaciones avispa, no han hecho otra cosa que destruir la colmena, el erario, en medio de mucho zumbido electoral por cuenta de abejones dispersos por todos los municipios. En Colombia abeja es el listo, el oportunista, el audaz, el vivo. Abeja y avispa nos han dejado a los “avispados”. De acuerdo con Jesús del Corral en su famoso cuento Que pase el aserrador, (1914) fue el pueblo antioqueño el que creó el culto al avispado. Simón Pérez, el protagonista, y siendo ignorante en el tema, se hizo pasar por experto aserrador y a punta de trovas, cuentos, embustes y brebajes obnubiló a la familia del Conde de Nadal y a un campesino boyacense que perseguían una mina de oro y pasó dos años a cuerpo de rey o reina de la colmena, mientras por ingenuo y crédulo “aquel pobre indio de Boyacá se murió de hambre con sus amos…” El avispado tiene profunda confianza en sí mismo, por tanto no requiere de preparación, dado que su astucia natural le permite salir triunfante en todas las situaciones. El avispado, como refiere Juan Luis Mejía, es negociante, cañero, lanza, espuelón, fregado, ventajoso, tiene agallas y se come de cuento a la gente. Se ufana. Es un tigre, un águila, una culebra, es abeja o avispa. “Yo me las sé todas”. Tiempo de definiciones. De tratar de limpiar y preservar la colmena nacional. Las regiones deben contar con auténticos y ejemplares representantes, que ofrezcan propuestas, respeto, cambios, conocimiento, voluntad, sentido de pertenencia, acciones, diálogo y sobre todo honradez lejos de triángulos al margen de la ley. Hay, sin duda, gente buena. Hay que participar, escoger el buen camino. Ojo con las abejas, las avispas y los avispados de la política. Usted sabe quiénes son y quiénes no son. Mientras  no sabemos cómo espantar del panal estos insectos dañinos, miles de científicos siguen investigando por qué las abejas buenas del mundo están desapareciendo. Esta es la mayor amenaza para el suministro de alimentos. Las colmenas están volando para nunca más volver. “Cuando se muera la última abeja, cuatro años después, desaparecerá la especie humana”. Albert Einstein.
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