Hay frases que se usan todos los días sin entender realmente su significado o, peor aún, manipulándolas según la necesidad. Una de ellas “Vox Populi, Vox Dei” (en Latín “la voz del pueblo es la voz de Dios”), utilizada casi de manera unánime para justificar la democracia por la cual se rige el mundo occidental, ha entrado en juicio en Egipto luego de la decisión del tribunal de condenar a Hosni Mubarak a cadena perpetua.
Nuevamente la Plaza Tahrir (símbolo de la Primavera Árabe de 2011) se ha convertido esta semana en el centro de protestas, en parte por presiones ocultas y en parte por convicción, que buscan la pena de muerte para el ex presidente Hosni Mubarak y su ministro del interior Habib al-Adli. Los manifestantes se sienten traicionados luego de que el tribunal no hubiera encontrado pruebas suficientes para declarar culpables a 6 tenientes de al-Adli en la muerte de cientos de manifestantes durante el año pasado. Además, la muerte de Mubarak y su ministro era un símbolo de victoria que los manifestantes esperaban presentar ante el mundo.
Sin embargo la justicia, aunque está al servicio del pueblo, se rige por leyes inviolables, así el pueblo pida lo contrario. A Hosni Mubarak se le estaba juzgando por la muerte de manifestantes en los primeros meses de 2011, no por 30 años de represión y corrupción, algo que debería quedar muy claro para el pueblo egipcio.
Ahora Mubarak se encuentra en una cárcel al sur de El Cairo, postrado en una cama, esperando la muerte pues según los reportes de prensa de los últimos días, la salud del ex hombre fuerte de Egipto se ha deteriorado considerablemente después de conocerse el veredicto. No estoy afirmando con esto que debería existir compasión con Mubarak ahora que está enfermo, si no que la justicia ya se ha pronunciado, y su decisión debe respetarse. Continuar presionando por medio de manifestaciones al gobierno militar del país para que se ejecute al ex presidente no tiene ningún sentido y, al contrario, quitaría parte de la legitimidad que tiene la Primavera Árabe, convirtiéndose en una historia de venganza en vez de justicia.
Los Hermanos Musulmanes, posibles ganadores de las próximas elecciones presidenciales en el país árabe, deberían saber aprovechar el impulso que una situación como esta les otorga políticamente. “Mubarak, el tirano, está tras las rejas y ahora Egipto puede vivir en paz y prosperidad” es un mensaje más convincente para el electorado y el mundo que “Mubarak, el pobre anciano enfermo, ha muerto por nuestra sed de venganza y ahora nosotros gobernamos” y entrega al próximo mandatario una ventaja importante a la hora de negociar con los socios extranjeros.
La Primavera Árabe fue el resultado del descontento popular en algunos países árabes con la tiranía, la corrupción y la violencia. Por eso mismo, es necesario que el espíritu de este movimiento que cambió al mundo se mantenga vivo, gracias al respeto a la ley y los derechos. Pasarse por encima a la justicia de un país en plena transición democrática solo por el deseo de venganza del pueblo es un grave error, y los egipcios están al borde de empezar un nuevo despertar pero con el pie izquierdo.
De la voz de Dios y del pueblo
Mié, 06/06/2012 - 18:19
Hay frases que se usan todos los días sin entender realmente su significado o, peor aún, manipulándolas según la necesidad. Una de ellas “Vox Populi, Vox Dei” (en Latín “la voz del pueblo e