Era previsible la imputación de cargos por parte de la fiscalía a dos ex-funcionarios de gran envergadura, uno ministro y el otro alcalde, pero era aun mas calculado el show mediático en la “comisión de acusaciones” y su posterior caminata de celebración. Pero bueno, algunos dirán, un capitulo mas de la corrupción en nuestro país, yo diría una noticia que se asemeja a una nube que trata de ocultar otros hechos de gran relevancia como la salud; que a propósito solo quedo en anuncios de cierres, en mas intervenciones y hasta en creación de sindicatos, pero ninguna solución de fondo, me pregunto, será que habrá intereses ocultos que desean que no se sepa aun la tan anhelada verdad sobre el carrusel de la salud?.
Lo cierto es que últimamente los hermanitos provenientes de una de las dinastías políticas, están en problemas, sus artimañas están saliendo a luz pública y cada detalle asombra cada vez más y no por lo innovador sino por el tinte de descaro con el que están cargados, esperemos que mas allá de la publicidad de los cargos, y de las audiencias, se llegué a conocer, primero la verdad y segundo se llegue a una condena ejemplar que logre pagar por estos actos tan bochornosos.
Mientras tanto, la alcaldesa “encartada” tratando de buscar soluciones a innumerables problemas en el corto plazo; pero seamos realistas, no creamos en promesas utópicas, o creen que es factible que se entreguen las obras que faltan antes del mundial de fútbol sub-20? O que se pueden reducir problemas de violencia a través de la prohibición de expendio de bebidas alcohólicas en sitios comerciales propios de las clases populares?. Será que en los grandes establecimientos no se presentan riñas, yo creo que se trasladarán las rumbas en las casas o apartamentos de la ciudad y este hecho aumentará significativamente el problema.
En fin, el escándalo cada vez toma dimensiones colosales, pero en que nos sirve que lo destapen y no se castiguen apropiadamente, por lo menos esperar que en un acto de responsabilidad renuncie; que es lo mismo que tener la misma fe que le profesamos a la selección Colombia cuando enfrenta de nuevo la carrera hacia el mundial, siempre nos ilusionamos con triunfos pasajeros o vanagloriamos a jugadores que militan en los clubes extranjeros confiando en que son la salvación para el fútbol nacional. Solo resta confiar en la justicia y no creer que ahora los victimarios se puedan convertir en victimas.
