Diccionario de los usos políticamente correctos

Jue, 13/02/2014 - 12:44
Nuestra sociedad, al día de hoy, ha logrado significativos avances en términos de respeto. Hemos dejado de decir “gordo”, para decir ahora “sujeto de estructura ósea amplia”. Ya no decimos
Nuestra sociedad, al día de hoy, ha logrado significativos avances en términos de respeto. Hemos dejado de decir “gordo”, para decir ahora “sujeto de estructura ósea amplia”. Ya no decimos que una “vieja es fea”, decimos que es “poco agraciada”. Ya no decimos que un país es “subdesarrollado” (mucho menos que es pobre), decimos, en cambio, que “se encuentra en vías de desarrollo”. Las anteriores expresiones cargaban con un sentido de discriminación y odio. Por fortuna ya no más. El remplazo de estos términos permite dejar la discriminación y el irrespeto de lado. Y habrá de llegar el día en que con la lengua nadie se sentirá ofendido ni atropellado (ni aludido). Si seguimos a este paso, la RAE no tardará en compilar un diccionario nuevo. Un diccionario que muestre la tolerancia que sentimos por el otro. Un diccionario que cristalice los avances del progreso incluyente. Uno que refleje la sociedad pluriétnica y multicultural en la que vivimos. El diccionario de hoy. El de tod@s. El Diccionario de términos (políticamente) correctos. Del cual, a continuación, presentamos una selección de palabras que llegarán a hacer parte de este lexicón tolerante. · Raza: Por favor nunca más compare a dos individuos según esta categoría. Recuerde que esta palabra está cargada de rencor y odio. Si por razones absolutamente necesarias debe referirse a esta característica humana, lo hará en términos de “etnia”. · Sexo: La anterior expresión naturalizaba algo que obviamente se gesta de manera cultural e histórica. En adelante preguntará “¿Cuál es tu género?” de la misma manera en que le pregunta a un niño por su equipo preferido de fútbol. · Loco: Reconozca primero que hay diferencias. Y que muchas veces esas diferencias se manifiestan en la forma en como percibimos el mundo. El hecho de que ciertas personas crean ser, en horas de la mañana, atentos trabajadores del correo postal y a la hora del té, consideran ser el caballo blanco de Bolívar, no es razón suficiente para tratarlos de manera distinta. · Manicomio: Y ciertamente estas personas suelen buscar lugares de calma donde los entiendan, los cuiden y mediquen. Estos lugares no se llaman psiquiátricos, ni clínicas, ni nada por el estilo. Son, en cambio, “Centros de Reposo” a los que nuestros queridos carteros (o caballos) acuden y salen de ellos en el momento y hora en que les place. · Indio: Haga favor de referirse a estos individuos como la mayoría lo hace: busetero o taxista, según sea el caso. · Pobres: En adelante usted se referirá a estas personas financieramente desfavorecidas como “gente de bajos recursos”. La plata no es motivo de discriminación ¿o sí? · Tugurios: A estos barrios en los que viven y mueren las “personas de escasos recursos” usted los llamará “zonas vulnerables”, “barrios de invasión”, aunque preferiblemente “barrios perimetrales”. No queremos que nadie se vea ofendido respecto al lugar donde vive. · Discapacitado: Para este caso todos los sinónimos son igual o peor de degradantes: minusválido, impedido, lisiado, inválido, etc. Sugerimos que para los individuos que son físicamente distintos a usted se use la expresión: “ciudadano con capacidades motoras levemente distintas a las del promedio del resto de ciudadanos, con necesidades y aptitudes especiales”. Aunque tardará más a la hora de referirse a estas personas, de seguro no discriminará ni empobrecerá  la condición humana del sujeto en cuestión. · Prostituta: Estas damas se han visto obligadas a ejercer este penoso oficio debido a la opresión de esta sociedad machista en la que vivimos. Ellas prefieren ser llamadas “trabajadoras sexuales”. De esta forma se logra reconocer formalmente su manera de ganarse la vida. El DANE podrá dejar de incluir este tipo de oficio bajo el rótulo de trabajo informal. El gobierno deberá garantizarles seguridad social y el proxeneta las cesantías. Y algún día, ojalá cercano, gozarán de vacaciones pagas. · Lobo: Es de mal gusto señalar a las demás personas cuando se visten de manera diferente y extrovertida, mucho más si se las equipara a una especia del reino animal. Es mejor que no use ningún término para señalarlas. Confórmese con mirarlos y sonreír. ¡Fomente la diferencia! · Viejo: El tiempo nos pasa factura a todos por igual, razón por la cual es preferible hablar de las señoras y señores de largo recorrido por la vida como “gente de la tercera edad”. Algún día nosotros también estaremos en esa posición y nos gustaría evitar las largas colas en los bancos. · Muerte: Este inevitable fenómeno de la vida puede ser muy traumático para ciertas personas, especialmente para quienes lo padecen. En caso de que haya sido invitado a un velorio o entierro será mejor que hable del evento por los laditos. Le dirá a la viuda: “Siento mucho que José Eusebio se haya ido” o “nos haya dejado”. Siempre con eufemismos. Pero en ningún caso aludirá al evento directamente. En ningún caso dirá: “Blasina, le doy mi sentido pésame por la muerte de su marido”. Esto último suele ser indecoroso. Esperamos que en adelante usted empiece a usar el lenguaje de manera correcta y limpia, respetando siempre a su vecino. Evite herirlo, evite ofenderlo, evite ultrajarlo, evite atropellarlo. En cualquier caso, evite referirse a él. Y vendrá el día –ojalá pronto- en que dejaremos, por fin, de llamar a las cosas por su nombre. Como debe ser.
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