La confianza es una energía que mueve a las personas a lograr cosas increíbles, es un poder interior que derrota los miedos y lleva a las personas a tomar acción sobre las situaciones de la vida. Es tan necesaria para el éxito personal y profesional que parece extraño que no sea parte de los currículos académicos en todas las carreras universitarias o una materia obligatoria del colegio.
Lo contrario a la confianza es el miedo, el que lamentablemente está en nuestras vidas desde la infancia cuando nuestras madres y padres, con la mejor intención de cuidarnos, nos enseñan a temer al golpe, a caernos, a que nos pasen cosas malas y no nos enseñan que caer es una forma de aprender; y así crecemos, en una sociedad que nos exige un prototipo de persona “ideal” que muchas veces nos lleva a dudar de nosotros mismos por no ser los mejores en el colegio, los más exitosos en la vida profesional, el mejor esposo o esposa, o simplemente por no lograr lo que nos han enseñado como “éxito”.
Muchos comportamientos contrarios a la felicidad vienen asociados a la falta de confianza, que es la raíz de las inseguridades y la base sobre la cual las personas no toman las decisiones y los cambios de rumbo que se requieren para encontrar la paz interior, que es el estado ideal de quienes nunca se quedan esperando el “que hubiera pasado si”, de quienes han aprendido que todos somos capaces de lograr nuestras metas, y que equivocarse no necesariamente es malo, sino una forma de aprender.
La confianza no se logra solamente preparándose más y estudiando mucho, eso, aunque ayuda, requiere ser combinado con una reflexión personal sobre aquellas cosas que nos han enseñado sobre nosotros mismos, reflexionar acerca de si nuestros miedos son reales, si las limitantes que nos ponemos en la mente realmente existen y si nos hemos dado la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que si podemos, que si lo intentamos por lo menos sabremos qué hubiese pasado.
La invitación es la misma que les hago a mis colegas y estudiantes cada vez que tengo la oportunidad a ser “brutos pero decididos”, frase que implica que escuchemos esa voz interior que nos dice por dónde caminar y que sin miedo intenten hacer sus proyectos personales y profesionales, que no lo piensen mucho, pues cuando se piensa demasiado salen a flote las inseguridades, que mejor se imaginen logrando esas metas y se pongan a trabajar en ellas. Ese es el poder de la confianza.
