Esta semana tuve la oportunidad de ver la versión live action de Winnie the Pooh, la reciente película de Disney titulada “Christopher Robin”. Antes de verla, tenía muy presentes los comentarios que surgieron por la apariencia del famoso osito hace meses cuando se reveló el primer tráiler de la película, una imagen que distaba bastante de la que hemos estado acostumbrados a ver.
Muchos twitteros se refirieron al tema, tildaron a este nuevo Pooh como “triste”, “oscuro” e incluso “perturbador”; sin embargo, al ver la película y el contexto en el que es presentada, la apariencia de los personajes tiene mucho sentido. La historia se desarrolla en la adultez de Christopher Robin (el protagonista) y sus amigos de peluche ya lucen gastados con el tiempo, pero sobre todo, lucen muy apegados a los peluches de la vida real... sí, de la vida real, Igor, Tigger, Piglet, Cangu y el oso Pooh existen, pero no viven en el Bosque de los Cien Acres, están en el 476 de la quinta avenida de Nueva York. En 1921, en Inglaterra, Christopher Robin Milne, recibió en su cumpleaños número 1, un oso de peluche al que apodó Winnie The Pooh. El padre de este niño era Arthur Alexander Milne, un escritor y dramaturgo inglés que le contaba historias a su hijo antes de dormir y para ello, utilizaba los juguetes de su hijo y los convertía en los personajes de las aventuras que escuchaba Christopher antes de soñar. Con el paso del tiempo, el oso y el niño se hicieron compañeros inseparables y poco a poco incorporaron a sus juegos nuevos animales de peluche, un burro, un cerdito, una canguro y un tigre. Arthur Milne decidió entonces escribir las historias que le contaba a su hijo y el resultado fueron dos libros que se convirtieron en clásicos de la literatura infantil inglesa. En 1987, los juguetes originales fueron donados a la biblioteca Pública de Nueva York y desde entonces se encuentran exhibidos en una de las salas infantiles. Allí permanecen hasta hoy y con más de 90 años, siguen contando las historias de la infancia de Christopher Robin y de todos los que hemos crecido con los libros, la serie o los juegos de Pooh. [caption id="attachment_932923" align="aligncenter" width="1024"] Exhibición "The real Winnie the Pooh" en la Biblioteca Pública de Nueva York - Foto: @carloswario[/caption] [caption id="attachment_932922" align="aligncenter" width="1024"] Exhibición "The real Winnie the Pooh" en la Biblioteca Pública de Nueva York - Foto: @carloswario[/caption] Es claro que la película se ha inspirado en la apariencia gastada de los muñecos, esa que solo otorgan horas y horas de juego. Es muy claro también, que no fue una película realizada solamente para las nuevas generaciones, porque seguramente va a impactar más a los hoy adultos millenials con esa generalizada nostalgia que sentimos por la niñez.Que miedo me da winnie pooh en vida real pic.twitter.com/mMwoQ2ul7r
— María Valeria (@valecastillo12) 23 de agosto de 2018
El gracioso osito de algodón relleno, esta de vuelta, un poco más viejo y sucio, pero con las mismas ganas de rescatarnos de la adultez, del trabajo y de los días grises.