A propósito de la tradicional práctica, la famosa alborada navideña, llevada a cabo cada 30 de Noviembre en Medellín en vísperas del tan anhelado mes de la alegría y animación; quiero hacer una referencia comparativa con otra tradición cultural, similar en algunos aspectos, llevada a cabo el 5 de Noviembre en el pueblo de Lewes, sureste de Inglaterra.
Ambos eventos tienen en sus orígenes incluidos la muerte y la delincuencia. En Medellín porque nos recuerda la cultura mafiosa traqueta y en Inglaterra porque les recuerda el intento fallido de asesinato de su rey en el siglo XVII a manos de un extremista católico llamado Guido Fawkes. El lema en Inglés de dicha fecha traducido sería algo como: "Recuerda recuerda el cinco de Noviembre, pólvora, traición y complot. No veo alguna razón por la que deberían ser olvidadas la pólvora y la traición".
El lugar más concurrido de esta celebración es Lewes, un pueblo pequeño de apenas 15 mil habitantes ubicado a una hora de Londres. Es famoso porque no solo durante esta fecha, sino durante todo el año, se llevan a cabo actividades por parte de las llamadas Sociedades de la Antorcha. (Bonfire Societies) y el fruto de todo un año de su trabajo se refleja en esta particular noche.
La noche empieza con un desfile por la calle principal del pueblo, donde cada sociedad tiene la oportunidad de demostrar sus elegantes disfraces, pancartas y mensajes alusivos a la libertad, temas políticos y muchas veces hasta religiosos. Entre cruces quemadas, bengalas y cerveza, cada persona carga su propia antorcha, mientras que alguien los sigue arrojando pequeños petardos a sus pies. El humo y el ruido así como los ríos de gente no parecían incomodarle a las madres desfilando con sus bebes de brazos, usando unos curiosos protectores auditivos, no por el frio, sino por el ruido tan impresionante de los petardos y pólvora estallando por todas partes.
Las diferentes sociedades se dividen en varios grupos en las partes altas del pueblo y se preparan para el evento principal: La quema de la gran antorcha seguida por un espectáculo de fuegos artificiales de media hora. La competencia entre los organizadores de las diferentes sociedades es conocida ya que cada uno quiere hacer la antorcha más grande o los mejores fuegos artificiales para atraer a más gente.
Terminado el espectáculo y entre barro y gente apurándose para encontrar transporte, me encontré en las esquinas con los mismos miembros de las sociedades, aún disfrazados, haciendo sonar un balde gigante lleno de monedas pidiendo donaciones para la celebración del próximo año.
Su celebración que culturalmente es la más importante en Inglaterra, en mi concepto poco sentido tiene, pero es una buena excusa para quemar pólvora y fuegos artificiales, mucho mejor que la de dar la bienvenida al "mes más feliz del año".