Yo no es que sepa mucho de ciclismo. Es más, si soy sincera, no sé nada. Podría atreverme a decir que "sé más" de fútbol. Sin embargo, puedo decir que desde mi ignorancia no he podido comprender la actitud de muchos/as al juzgar tan duro a Nairo y a Anacona.
Cada vez que pude escucharlos en entrevistas, mi corazón se llenaba de alegría. Cada vez que veía a esos pequeños hombrecitos pedaleando, me daban unas ganas de ir a empujarlos para que llegaran de primeras. Y cuando veía las caídas de otros ciclistas, las lágrimas o rostros de fatiga de muchos me daban ganas de mandar a callar a más de un o una venenosa que no hacía sino ofender sin conocer -me imagino- todo el trabajo que hay detrás. O creyendo que comprenden la magnitud de estar en un tour.
En suma, aunque no sepa mucho de la técnica, de la forma como se ejecuta esto de los Tour. Si sé que este realizado en Francia me ha dejado muchas enseñanzas. Me mostró la importancia del trabajo en equipo. De la solidaridad. Del empuje, de la berraquera para lograr estar ahí. De las ganas con las que cada día, todos y cada uno de esos muchachos se levantaba para querer alcanzar más a ese número 1. De llevar en alto el nombre de un país. De ser feliz, por ellos mismos, alcanzando el podio. De soportar el clima, el cansancio, la enfermedad, el cambio de terrenos para alcanzar un sueño por el que seguramente llevan mucho tiempo luchando.
A mí, me resta agradecerles a estos grandes del ciclismo. A Nairo sin duda por estar en ese 3er. lugar. Y a todos los colombianos que participaron en ese Tour por demostrarme (nos) que, si uno lucha por lo que quiere, así no alcance el primer lugar, seguro se aprende un montón, seguro se alcanzan los sueños. Seguro se puede ser feliz.
