La imagen de antaño de Colombia ha vivido muchos procesos y cambios. Durante el siglo XIX las primeras cosas que se conocieron del país vinieron por parte del naturalista alemán Alexander von Humboldt quién con sus imágenes y láminas mostraban al mundo la exoticidad y belleza de la Flora y Fauna del trópico. Luego fue la calidad de su Tabaco y la Quina junto a las descripciones de sus paisajes poéticos y bucólicos que retrataban sus escritores para pasar al siglo XX de grandes personajes célebres como Juan Valdez o Gabriel García Márquez.
Durante la década de los ochenta y los noventa del siglo pasado con el deterioro del orden público por causa del narcotráfico y la lucha contra los grupos armados la imagen del país en el exterior se perjudica enormemente ya que era muy común asociarla con tópicos como drogas, guerrilla o violencia. Sin embargo en los últimos años la opinión pública ha venido mejorando, y ya es común escuchar hablar de iconos como James Rodríguez, Shakira o Nairo Quintana.
Junto a esta coyuntura se vino dando un crecimiento de los índices de emigración y allí es donde cabe preguntarse cuál es la visión del país en el imaginario público; si este concepto hace realmente justicia con lo que debería ser la reputación de Colombia. Tal vez para el ciudadano de a pie esto se trate de algo irrelevante y sin importancia, pero a la hora de vivir en el exterior es un tema que siempre ha despertado suspicacias. Los colombianos que viven afuera lo hacen motivados por diferentes razones como acceso a la educación, mejorar las oportunidades de trabajo, en definitiva para forjarse un mejor futuro. Afortunadamente la mayoría se procura la vida con honestidad, esfuerzo y trabajo duro, aunque siempre hay malos elementos que se dedican al crimen y al hampa.
Los que viven afuera son quienes más lo ven; es el caso de Marcela Azuero, estudiante Colombiana actualmente residiendo en París quién afirma que es un país con muchas riquezas naturales, con variedad de climas, con gente muy trabajadora y hospitalaria pero con graves problemas de corrupción y de distribución de ingresos que impiden que avance más rápidamente. “Los temas de inseguridad y de transporte público ineficiente son dos de los factores que me impulsan a permanecer fuera del país a pesar de todas las cosas que extraño”
En el caso particular de Francia “la opinión está dividida entre las personas que han tenido la posibilidad de viajar a Colombia y conocerla realmente (quienes tienen una imagen positiva) y los que se basan en lo que ven en las series de televisión, que siguen mostrando una imagen negativa del país. En términos generales se podría decir que la imagen del país ha mejorado y que el proceso de paz ha contribuido a esa mejoría.”
Marcela cree que las producciones basadas en narcotráfico y violencia solo proyectan una imagen negativa de Colombia y en cierta forma dan un carácter de héroe a los narcotraficantes que tanto daño hicieron al país. “Acá la serie Narcos fue muy vista y desafortunadamente tuve que escuchar varios comentarios al respecto. Incluso leí un artículo en el periódico gratuito que entregan en las estaciones de metro sobre el actor principal y la serie. Yo por orgullo patrio no la he visto y creo que si todos los colombianos dejáramos de ver estas series sentaríamos nuestra voz de protesta y tal vez impediríamos que las hicieran” agrega Marcela.
Es evidente que para nada ayuda el hecho de que muchos productores y realizadores tanto a nivel internacional como a nivel local han “vendido” a Colombia como una jungla tropical insalubre, un terreno propicio para los cultivos ilícitos, refugio de carteles y señores de la droga. En el país del norte y sobre todo en Hollywood se ha mostrado una radiografía equivoca de la realidad nacional.
Para Aldo Garay, chileno Profesor de Filosofia en la región de Santiago: -uno de los países con más receptores de colombianos recientemente- tiene una opinión más optimista: Colombia por muchos motivos resulta un país que motiva a conocer, tanto por su geografía como por el carisma de su gente. Esto debido a su biodiversidad que se expresa en la variedad de sus regiones y las culturas que participan en la sociedad colombiana. Además, resulta llamativo el proceso que se ha llevado a cabo para dar término a una guerra larga y muy dura; el que desee la guerra tiene un problema mental, pero que un grupo de gente deje atrás una vida estable para internarse en la selva para luchar por sus ideales hasta la muerte si es necesario, habla del temple y carácter de todo el espíritu del pueblo colombiano"
Con respecto a la percepción del país en el lugar donde reside:"Existen opiniones divididas en la actualidad, pero en general uno se encuentra con apreciaciones diversas, donde se ponen acentos en la parte turística como en la belleza de las mujeres colombianas. Se mezcla ello con una suerte de temor por los procesos de guerra, con una percepción de inseguridad. Conforme ha ido pasando el tiempo, este último punto ha ido quedando atrás, no es hoy día el mas relevante aunque es inevitable que aparezca en una conversación"
Con respecto a las producciones que hablan sobre la situación en el país, afirma que el tema es "lo que vende, es la explicación mas rápida y sencilla. A mis ojos, una verdadera tontera (disculpas por el término tan poco ortodoxo), porque teniendo material tan rico en las distintas dimensiones de la vida colombiana, tantos héroes que día a día se levantan y luchan contra la adversidad, en el campo, en la ciudad, se cae en la mirada simplona de destacar algo que puede ser aberrante, pero que habla de procesos oscuros en Latinoamérica y no solo en Colombia"
Los que han vivido, crecido o sobrevivido en el país desde los años 80 hasta bien entrada la década de los 2000 han conocido con dureza y en carne propia una realidad de conflicto armado, desigualdad e injusticia social la cual no se debe revivir, ni evocar con morbo o intereses comerciales. En un momento en la imagen que en todos los rincones del mundo la opinión entraba en un periodo de franca mejoría y relacionándose más con la voz de sus cantantes, la calidad de sus deportistas como futbolistas o ciclistas o la suavidad de su café, de nuevo producciones como “Narcos” o series como “Escobar el Patrón del mal” entre otras ponen por los suelos nuestra reputación internacional. En este momento actual en que la situación ha mejorado –salvando todas las cosas que faltan por hacer– los productores y realizadores tanto en Colombia como en Hollywood que otrora se habían destacado tan magistralmente en la producción de obras que mostraban el carácter tradicional y costumbrista viró radicalmente hacia contenidos muy diferentes.
En diciembre del año pasado un enorme cartel instalado por Netflix en la Puerta del Sol de Madrid en el que se invitaba a los televidentes a “pasar una navidad blanca” desato la polémica cuando la canciller Maria Angela Holguin sugirió -pasar la página- y retirar este tipo de publicidad que tanto hace apología de un pasado cruento y doloroso.
Los defensores de estas producciones argumentan que el contenido es de excelente calidad, tanto en actores como en narrativa y que ayuda a que muchos conozcan más la verdadera cara del país. Se argumenta que -en el caso de Pablo Escobar- se aclaran partes de su vida que anteriormente eran confusas como por ejemplo que fue un caso excepcional, que no fue un héroe, ni un Robin Hood como se quiso pintar, sino un hombre cruel y sanguinario que dejo muchas víctimas a su paso. También se afirma que en un país sin memoria como Colombia, crear estas producciones es muy positivo porque es siempre bueno dejar en claro de dónde venimos y para donde vamos, en fin las opiniones son muy diversas.
Así entonces es labor de cada quien construir una imagen y reputación; la opinión y la percepción sobre algún hecho en particular es algo muy subjetivo y personal. Al fin y al cabo es decisión personal de cada uno si ver o no estas producciones, con la conciencia y la comprensión de una realidad para no repetir la frase célebre que reza: “El que no conoce la historia está condenado a repetirla”.....