Pensar en el lenguaje no es solo intentar definirlo por medio de premisas ligadas al habla, no, no es tan reductible. El lenguaje abarca campos inmensos, tan básicos como la configuración binaria y las lenguas, partiendo de ello las gramáticas, con derivadas tales como la fonética, la semántica, la semiótica y la pragmática. En un mundo como el actual, en el cual solo se habla de globalización, pluriculturas y medios interactivos, el lenguaje cobra un valor más preponderante, pero menos apreciado, es decir, el lenguaje como simple relación de significado significante en la cual tú dices esto o aquello y aquel responde conforme tú hables. De ese modo, en una conversación siempre se presenta este caso: "tú hablas"-"yo escucho" , "Yo respondo"-"Tú escuchas". Pero ese es casi un ejemplo remoto, pues en estos tiempos modernos la conversación, por lo menos la real, la de mirarse a los ojos al momento de hablar, ya está quedando ligada a su opuesta, a la más impersonal: la comunicación por medio de dispositivos y plataformas que permiten que la comunicación sea más "interactiva", esta impersonalidad hace que ya se involucren cosas más humanas como las sensaciones motrices o los movimientos, la sinesis que llaman los expertos.
Ahora las conversaciones son por medio de chats, son nuevos códigos lingüísticos que se generan por el avance desmedido de las tecnologías de la información. Un nuevo lenguaje toma relevancia, una forma en la cual las convenciones quedan sometidas al discurrir de las redes sociales, de las plataformas web, de las pocas posibilidades y disposición que hay para generar un contacto en el que la relación humano-humano sea la única que se presente.
El contexto de ahora, a partir del lenguaje, es reducir todo a símbolos (semiótica), conceptos generales (semántica) y formas de persuación y de cortesía (pragmática), pero llevados al campo de la virtualidad, del mundo de la intranet; la comunicación ha tomado al lenguaje como su principal motor, pues ¿hay algo que no dependa del lenguaje? Desde la configuración del pensamiento articulado hasta la articulación de un pensamiento configurado, es decir, y como por poner un ejemplo, una página web que publique cualquier contenido de interés general o singular ya forma parte de un lenguaje contextualizado, pero ya no se trata solo de tener un buen jefe de redacción o buenos escritores, no, la cosa va más allá: estudiar las necesidades de los visitantes al portal, los gustos, las horas y la clase de comentarios que realicen los visitantes, por eso el lenguaje forma parte vital, el lenguaje es esa verdadera red que permite enmarañar todo y hacerlo llegar tal cual como se pretende, así el proceso hermenéutico tenga un papel relevante, pues éste se da de manera natural.
La necesidad de un lenguaje en contexto se da a medida que los tiempos cambian, desde las primeras escrituras en piedra, hasta los libros y, ahora, los medios digitales que, por demás, son la nueva era y llegará el día en que todo sea de esa forma, en un nuevo contexto, en el contexto que el mismo lenguaje exige, a la filosofía del lenguaje y a los académicos del lenguaje les tocará acostumbrarse, todo es constumbre, buena o mala, a los avances de estos tiempos. No queda más que decir que todos somos seres del lenguaje, somos lenguajes, sí en plural, el ser humano es camaleónico: se adapta a todo, de cualquier forma, así sea a cambiar sus códigos, pues el lenguaje es lo menos conservador que hay. Así que: bienvenidos todos al caos de la realidad-lenguaje.