Ojo que las escaleras no tienen barandas y están mojadas, las acabo de lavar. Tuve que echarles cuatro baldes de agua y un paquete de jabón en polvo. En realidad he tenido que limpiarlas muchas veces. Y lo peor, me ha tocado a mí sólo. Ana Clotilde, la señora que me ayuda con el aseo en este blog, sigue incapacitada. He boleado trapero y cepillo a lo loco, ni pa que le cuento. Es que a las escaleras le salen unas manchas de sangre rarísimas. Misteriosa la vaina: las lavo, no han pasado cinco minutos y nuevamente les sale esas malditas manchas. Esto parece irreal, como de película, ¡como de película de terror!
Estoy mamado, ya no sé qué hacer. Se me ha ocurrido de todo: desde apagar el televisor cuando hay noticieros, hasta no volver a leer periódicos. Y nada ha funcionado. ¡Las manchas de sangre vuelven a aparecer! He llegado hasta ponerme una venda negra en los ojos para no verlas en absoluto. Pero el remedio es peor que la enfermedad: cuando me cubro los ojos, se me agudiza el olfato y un sencillo olor a sangre se me convierte en olor a masacre. Raro, ¿cierto?
Lo mejor sería suprimir las escaleras de este blog y mandar a instalar un ascensor. La berraquera: este sería el único blog de America Latina y el Caribe con ascensor privado. Pero eso cuesta un cojonal de plata, y yo no tengo ni un peso.
Estoy pensando en organizar un blog-schower e invitar a todos mis amigos. Imposible que con la “lluvia de sobres” no recoja suficiente dinero para el ascensor…
Pero mientras tanto me toca, o mejor, nos toca -a usted y a mí-, aguantarnos las escaleras con esas manchas de sangre.
Oiga, ¿y si las manchas son pura imaginación mía? ¿Qué tal que en realidad las escaleras estén limpias y la sangre no sea real? Pensándolo bien, cómo van a ser reales las manchas si en este país no pasa nada y no hay armado ningún conflicto interno, ¿no le parece lógico?
La vaina es por otro lado. El asunto tiene que ser problema mío. Si veo manchas de sangre es porque a lo mejor yo soy un tipo muy complicado, conflictivo. Es precisamente mi conflicto interno lo que hace que yo vea manchas de esa clase. Es lógico, ¿no le parece? Sí, así tiene que ser. ¡Solucionado el problema! Aquí no ha pasado nada. Como dice un amigo culebrero de corazón, presdigitador de palabras y consejero de inteligencias superiores: “Todo es cuestión de lengua e hipnótica semántica”.
Qué pena con usted, me puse a divagar sobre estas pendejadas y se me olvidó hacerlo seguir. Venga siéntese por aquí en esta silla. Pero tenga cuidado de no pisar el hilo de sangre que hay en el piso…
Si es una comoda y cheverísima silla toda imaginaria para usted…………………………………………… Dios mio, ¿qué le pasa? Lo veo pálido. No me diga que se dejó afectar por mis imaginarias manchas de sangre… ¿Le traigo un vaso de agua? ¿No? OK. ¿Le provoca mejor un jugo de mora? Tranquilo, se lo puedo traer de color azul para que en estos momentos no haga asociaciones inconvenientes.No me diga que se va. Quédese que esto se compone. OK, lo comprendo. Permítame lo acompaño hasta las escalaveras, perdón, hasta las escaleras . ¿No desea pasar por las escalaveras? No se preocupe. Este es el único blog en el mundo que tiene dos puertas. Puede usted salir por esa tapa de la esquina inferior izquierda del blog. Sí, sí, esa que tiene el letrero con mi twitter.
Ah, pero tenga cuidado de no mancharse, que a esa tapa también le salen esas misteriosas manchas rojas de sangre…. @dicksalazar
