La policía de la localidad de Usaquén reportó el asesinato de cuatro jóvenes en el apartamento 301 de un pequeño edificio al norte de Bogotá. El hecho tiene conmocionado a los vecinos, no solo por la sevicia con la que fue cometida la masacre de los muchachos, sino porque el caso ha sido relacionado con prácticas satánicas y vampirismo. Los cuerpos de los adolescentes –totalmente desfigurados- fueron encontrados por los padres de una de las víctimas.
“Lo sucedido fue espantoso. Encontramos los cadáveres desmembrados y en distintos lugares del cuarto principal del apartamento. Las paredes estaban manchadas de sangre. Mi hijo y sus amigos fueron aplastados completamente, los dejaron como una estampilla. Fue horroroso: sus rostros quedaron irreconocibles”, dijo en medio del llanto inconsolable María Cudo, la madre de Junior Zan, uno de los jóvenes asesinados.
Medicina Legal informó que las investigaciones preliminares indican que las víctimas del macabro crimen fueron golpeadas con arma contundente hasta ocasionarles la muerte por desintegración física y espiritual. Posiblemente con una chancleta.
“No nos extraña que estas cosas sucedan. Hemos vuelto a los tenebrosos tiempos de las motosierras de los paramilitares, pero multiplicado por mil”, declaró un funcionario de la entidad que pidió mantener en reserva su nombre.
“Esta es una muestra de la intolerancia de José Rico, el dueño del apartamento y autor material de la masacre. El autor intelectual del delito es Katia Katre, la amante del señor Rico. Esa mujer histérica lo instigó a que matara y destripara a los muchachos porque supuestamente no la dejaban dormir con sus ruidos. Ellos no estaban haciendo nada. Simplemente revoloteaban por ahí. Que yo sepa, zumbar en la oscuridad no es delito.”, dijo exaltado Luis Zan, padre de Junior Zan, quien denunció en la Fiscalía a la pareja Rico-Katre.
“Mi hijo salió del nido como a las 10 pm a darse un paseo por el apartamento con tres amigos. Esa fue la última vez que lo vi. A media noche me llamó la atención varias explosiones que hicieron retumbar el apartamento, pero por miedo no salí de la casa para ver de qué se trataba. Es que la inseguridad y los atentados terroristas son cosa bárbara por aquí. Lo que yo nunca me imaginé es que esos estruendos tenían que ver con la muerte de mi hijo y sus amigos”, relató María Cudo a El Periódicko.
“Es una infamia que se quiera relacionar este trágico caso con prácticas de vampirismo”, expresó con vehemencia y bastante alterado Luis Zan. “Mi hijo Junior y sus amigos eran dípteros de bien, insectos de buenas costumbres. Y por supuesto, no bebían sangre. Como cualquier entomólogo lo sabe, la ingesta de sangre solo la ejecutan las hembras. Y lo hacen, no por diversión, sino por una necesidad sagrada: aprovisionarse de nutrientes para incubar sus huevos y de esta manera abrirle paso a un nuevo ciclo de la vida. ¡Es el ejercicio de la maternidad! Zancudo macho que se respete se alimenta de néctares y frutas. Y que no nos vengan con el cuento chimbo de que mi hijo y sus amigos eran gays…” agregó Zan mientras se tomaba un agua de valeriana preparada por María Cudo, su esposa.
“Así que darles muerte a los muchachos porque dizque picaron y le chuparon sangre a la señora Katre, es una gran mentira”, argumentó Luis Zan ante el teniente de la policía encargado del caso. “Y con respecto al supuesto ruido de los muchachos –le dijo María Cudo al teniente-, el dueño del apartamento y su señora o moza no tienen ninguna autoridad moral para quejarse de los zumbidos: ¿acaso les decimos algo nosotros cuando ponen los viernes a todo volumen el equipo de sonido? ¿Acaso les decimos algo cuando la señora Katre empieza a gemir y dar alaridos en las noches de manera obscena?”
Por su parte la Procuraduría, en cabeza de don Alejandro Primero, hizo un enérgico llamamiento a la tolerancia entre las distintas especies a fin de que este tipo de crímenes que enlutan a la nación no se vuelvan a presentar. El alto funcionario expresó que es imperativo ponerle fin a la guerra entre la especie humana y la especie de los zancudos mediante un proceso político negociado. “No solamente en razón de que el artículo 22 de la Constitución Nacional establece que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, sino porque la palabra del Creador impone coexistir en armonía a todas sus criaturas”, explicó don Alejandro Primero. Así mismo, el señor Procurador presentó sus sentidas condolencias a las familias de los jóvenes borrados del mapa y agregó que hace votos “para que Junior Zan Cudo y sus amigos estén en el Cielo en estos momentos”.
@dicksalazar El Periódicko: Si el país está al revés, ¿por qué diablos informar al derecho?