No soy 90-60-90

Mar, 21/10/2014 - 11:02
Desde tiempos memorables las mujeres hemos tenido que cargar – por opción o por obligación- con los estereotipos impuestos por las sociedades. Que hay que ser delgadas para ser “lindas” pero t
Desde tiempos memorables las mujeres hemos tenido que cargar – por opción o por obligación- con los estereotipos impuestos por las sociedades. Que hay que ser delgadas para ser “lindas” pero tampoco mucho, porque entonces ahí ya no son tan lindas. Que hay que ser un 90, 60, 90 para estar a la medida, para ser la mujer perfecta. Que las cejas depiladas, que cero “llanticas”, que las chicas recatadas. Y aunque ha habido avances en materia de lo que debe o no debe ser el cuerpo y la apariencia de las mujeres, aún lo que queda es camino. Pues he estado en círculos donde encontrar mujeres “gordas” es estar horrible y donde no maquillarse mucho esta salido de moda. Las industrias culturales también se han encargado de eso. De maquinar las mentes de las mujeres, de los hombres, para hacerles creer lo que supuestamente está bien y lo que no, en lo que se refiere a la apariencia física. Yo, he comenzado entonces, toda una batalla conmigo misma para entender que así como soy, soy “linda”, estoy bien. Que no importa lo delgada que sea – porque aunque no lo crean ser muy flaca también es motivo de burlas – así delgadita como soy, estoy bien. A decirme a mí misma “suerte que mis pechos sean pequeños, para que no los confundas con montañas” como la canción de Shakira. De entender que mis ojeras que a ratos parecen de “Kun Fu Panda” hacen parte de mi y que muchas veces demuestran que ni el maquillaje puede tapar el cansancio de tener que trabajar largas jornadas. Y que no soy de las más altas, pero: y es que para que quiero ser alta si los mejores perfumes vienen en envases pequeños y son los más costosos. De amar mi intenso color pálido, mi despeluque de pelo que no coge juicio y de mi sonrisa escandalosa que a muchos y muchas molesta. Y entonces, al comenzar todo ese proceso conmigo misma me di cuenta que lo más bello es poder apreciarme tal y como soy. Sin aceptar – a menos que yo quiera y cuando yo quiera – los estándares de la sociedad. Entender que quiero hacer ejercicio, no por verme como las modelos, sino porque me siento bien conmigo misma. A ponerme tacones porque hoy lo quiero hacer. A usar maquillaje porque me gusta y no por imposición. A tomar agua porque tengo sed y mi cuerpo me lo pide, no por moda. A hacer yoga porque me ayuda a moldear mi carácter y no porque es lo que esta "in". Y como de costumbre esa es la invitación de este artículo. Cada una de ustedes o incluso, cada uno de ustedes, puede comenzar ese proceso por el que yo ando, cuando más se sientan seguros de hacerlo. De quererse cada quien por lo que son, por como son. Si a usted le gustan los tenis rotos, el pelo sin peinar, la ropa sin planchar, maquillarse hasta sentirse linda, etc, etc, etc. Lo que sea que a usted le guste y que le haga sentir mejor, hágalo, disfrútelo y cada día dese cuenta del ser tan valioso que es usted. Pero sobre todo no dude un minuto en hacerle pistola a esos y esas que les encanta ir por la vida fregando a los otros que somos felices y nos aceptamos como somos. Canción recomendada a propósito del tema: "Métetelo" de Andrea Echeverri.
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