Tuve oportunidad de asistir a la reunión de un grupo de médicos especialistas que quieren ampliar sus conocimientos para prestar un mejor servicio a sus pacientes y encontré un nuevo motivo para recordarles a los amables lectores de estas líneas que la posición crítica, la información previa y la transparente relación con quienes proveen bienes y servicios debe ser la base de las relaciones comerciales.
Los médicos, por lo general, son personas que tienen en sus hojas de vida no menos de 11 años de formación académica más una gran cantidad de cursos de actualización y otro tipo de actividades que les permite conocer técnicas, investigaciones científicas y desarrollos tecnológicos para su área específica de trabajo. Debo aclarar que la mayoría de médicos mantienen una actitud hacia el conocimiento que les permite convertirse en un selecto grupo de intelectuales.
Para muchos médicos, la Ley 100 de 1993, el marco legal de la seguridad social en nuestro país, afectó su relación con los pacientes, pues involucró la figura de un asegurador (empresa promotora de salud –EPS-) a quien cada mes cada colombiano debe consignar una cifra que depende del nivel de sus ingresos y de la fuente de ellos (si es empleado, paga una fracción y su empleador la completa). A cambio, ante cualquier enfermedad de quien paga o de su grupo familiar inscrito (hijos o padres, en determinados casos) tienen a disposición un grupo de instituciones prestadoras de servicios de salud (IPS) en las cuales trabajan profesionales de todas las especialidades.
En esencia, resumido así, el sistema no tendría objeciones, salvo por lo que ha sucedido a lo largo de los 25 años de vigencia de la norma: demoras en la atención, en el pago a las instituciones que prestan el servicio, acceso demorado o limitado a ciertas especialidades, tiempos limitados para la consulta médica y en general una deshumanización del servicio que muchos achacan al hecho de haber puesto a girar el acto médico en torno a un modelo financiero.
Pero también hay que reconocer que antes de esa ley, los colombianos solo tenían la atención de caridad como su alternativa, puesto que solo tenían servicio médico en el Instituto de Seguro Social quienes tuvieran una vinculación laboral formal con una empresa. Si eso siguiera vigente, no habría forma de que tantos trabajadores informales que cotizan al sistema como independiente tuvieran la posibilidad de tener una consulta médica y la atención de enfermedades crónicas o graves para ellos y sus familias… nada es perfecto.
A ese ambiente se suma otro aspecto: en estos mismos años de vigencia de la Ley 100 de 1993 ha venido afincándose una mayor conciencia de los derechos individuales como consecuencia de la Constitución Política de Colombia que le lleva dos años a la ley de seguridad social. Por eso, por encima de la ley, pacientes que han necesitado medicamentos y procedimiento que no estaban contemplados como parte del plan básico de salud los han recibido. Eso ha sido motivo de polémica de quienes analizan que eso desfinancia el sistema frente a quienes creen que el sistema debe proteger la vida de todos los colombianos.
Toda esta realidad está sazonada con el fácil acceso a la información que tenemos en los últimos años. Por eso, si nos enfermamos, muchos consultamos al “doctor google” antes que al médico y no falta (según palabras de los galenos) quienes llegan a consulta a tratar de confirma el diagnóstico que el paciente ya ha pretendido hacer por su propia cuenta sin pasar por las facultades en pregrado, en posgrado y demás.
Mi propósito con estas letras es llamar la atención por el respeto de todos. Señores médicos: los pacientes de hoy en día tienen mayor acceso a la información y son más conscientes de sus derechos. Señores pacientes: los médicos son las personas que han estado no solo conociendo la teoría (con fuentes reales y de calidad) de la medicina, sino que también han estado viendo muchos casos que les enseñan qué hacer y qué no.
Por eso, por el respeto, por la forma distinta a como nos relacionamos hoy, es clave poder contar con información clara, precisa y oportuna entre los médicos y los pacientes. Porque también resulta injusto (por no decir más) que muchos médicos, por temor a demandas por sus actuaciones, terminen viendo al paciente como un posible contradictor en un estrado judicial. Y espero poder profundizar sobre este aspecto en una nueva entrega.
@jgiraldo2003
Por una relación saludable
Mar, 28/08/2018 - 05:19
Tuve oportunidad de asistir a la reunión de un grupo de médicos especialistas que quieren ampliar sus conocimientos para prestar un mejor servicio a sus pacientes y encontré un nuevo motivo para re