A propósito del paro de maestros que acaba de terminar hace unos días me hizo sacar una serie de conclusiones que pienso son muy valiosas para poder darle eco a la muy útil, pero a veces difamada y muchas veces infravalorada carrera docente.
Antes quisiera mencionar algo anecdótico:
En los últimos días recibí un mensaje de un afiche que decía: “En Japón, el único profesional que no precisa reverenciar al emperador es el profesor, pues, -según ellos- en una tierra donde no hay profesores, no puede haber emperadores….”. Eso me hizo pensar entonces sobre la importancia y el valor de la carrera docente.
Si este emperador japonés supiera lo que implica la carrera docente en nuestro país no solo haría la venia, sino que se hincaría ante el más modestos de los profesores.
Mi padre que fue docente de matemáticas en la Secretaria de Educación en Bogotá por más de treinta años durante mi infancia, algún día me enseñó que un docente no es solo un personaje estricto que imparte un saber especifico, sino un guía, una luz, un norte, un ser que se llena de sabiduría y paciencia para explorar ese desierto estéril que es la ignorancia.
Así, más allá de profesar un conocimiento en forma de erudición o intelección, lo hace armado de comprensión y tolerancia para que esa noche oscura en la que se encuentran sus estudiantes, pueda dar paso a la luz del conocimiento.
Como no olvidar mis educadores más destacados; la paciencia de la profesora Silvia en la escuela en primaria, los cuentos a manera de anécdota, para la clase de historia que de forma magistral en que Robinson –en su materia de epistemología- transmitía las teorías del conocimiento, mientras rayaba el tablero cual pintor surrealista… en fin, fueron muchos....
Es triste hoy día ver como el trabajo docente se menosprecia enormemente; como si fuera irrelevante o algo que no hace parte de la sociedad. Quienes critican de manera más acérrima –sobre todo cuando hay marchas y manifestaciones- a los docentes tachándolos de oportunistas y otro tipo de epítetos que no vale la pena mencionar, no conocen el inmenso esfuerzo y dedicación que requiere transmitir conocimiento.
Si bien, desde tiempos inmemorables, son, y han sido constantes los paros y manifestaciones por esta época del año, es importante pensar y tener en cuenta el valor de los docentes.
No es difícil encontrar en grandes y pequeñas ciudades universidades e institutos mal llamados “de garaje”, centro educativos en donde los jóvenes depositan todos sus sueños y esperanzas a con la ilusión de tener un mejor futuro, en donde hay realmente bucaneros de la educación; individuos sin escrúpulos que se aprovechan de las necesidades y sueños de los ciudadanos de más bajos recursos
Y ni hablar de la pérdida de la autoridad del educador. Hace unos días también observaba en un reconocido programa que se emite los domingos en la noche, una investigación que denunciaba como los estudiantes de colegios públicos en bachillerato maltrataban verbal y físicamente a los docentes quienes impotentes ante las amenazas no pueden hacer mayor cosa al respecto.La legislación colombiana privilegia los derechos de los niños, pero no habla nada sobre el valor de ese educador, es guía que los acompaña durante todo su proceso de aprendizaje.
Otros problemas se han convertido en el pan de cada día a día como la mercantilización (privatización) de la educación, la baja en la calidad y la falta de incentivos e inversión, sobre todo en las instituciones privadas en donde lo más importante es el ánimo de lucro en donde el estudiante y los padres de familia pasan a ser cliente y el docente el prestador de un servicio que a veces se hace con limitación de recursos y/o libertad para ejercer su labor.
La labor docente siempre representa una fuente de satisfacción pero también puede ser un océano de frustración. El hecho de forjar y una persona y encaminarla hacia el bien es algo muy valioso y creo que todos deberíamos agradecer de manera sincera y genuina la labor de aquellos que se la pasan detrás de escritorios días y noches enteras, preparando, revisando, calificando, ( si, calificando…. ese trabajo a veces ¡tan invisible!); en resumidas cuentas aportando ese granito de arena a la construcción de tejido social.
La forma en cómo se han manifestado los maestros para reivindicar sus derechos también es motivo de admiración y un ejemplo para otros sectores de la sociedad, independientemente de banderas o filiación política son una muestra de que si es posible buscar cambios a partir de pequeñas acciones. Si se pueden encontrar nuevos fueros que muestran la luz al final del túnel
Entendiendo que uno de los pilares para el cambio real de una sociedad está basado en la educación, como eje fundamental de transformación y desarrollo las demandas de los docentes también incluyen un real reconocimiento por parte de la sociedad del quehacer que esta profesión conlleva, sus valiosos aportes para la construcción de sociedad.
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