Al recurso de la persecución política, tan usado por exfuncionarios del Gobierno de Uribe para evitar responder por sus actos ante los entes judiciales, se ha sumado ahora uno nuevo: la persecución “étnica”.
Lo mencionó Rojas Birry, expersonero de Bogotá, que acaba de ser condenado por enriquecimiento ilícito, pues recibió 200 millones de pesos de DMG. Desde la noche del viernes, un grupo de la Guardia Indígena se encuentra cercando su casa en espera de que se pronuncie el Consejo Superior de la Judicatura para que Rojas Birry pueda ser juzgado por la Jurisdiccón Especial Indígena.
En la entrevista de la página de la ONIC, Rojas Birry afirma: “Veamos mi caso. Cogieron al indio Rojas Birry y frente al país lo muestran como un bandido, un capo, el indio más bellaco de esta sociedad y lo destituyen por 12 años y 8 años de prisión y sobre el hecho debo pagar 400 millones de pesos, eso no se hace con quien como yo he ayudado a construir esta sociedad, eso no se hace con un ciudadano que ha ayudado a la patria y eso sí afectando a todo un pueblo… esto quiere decir que mañana los indígenas no pueden ser abogados, que los indígenas no pueden ser senadores de la república o personeros, que no pueden ser fiscales, procuradores de la nación, no pueden ser jueces de la república, no puedes ser ministros porque los perseguimos, los perseguimos y los perseguimos […] Pero le digo una cosa, si yo fuera un ciudadano simple que no tuviera figura que fuera Francisco Rojas Birry el indio de Catrú que lava carros no me pasa nada; me pasa porque soy abogado, porque fui senador y porque les quité un espacio aquí en Bogotá; para ser personero de Bogotá el requisito no era ser indio, el requisito es ser abogado y miembro de familia prestante, pero como rompí esa barrera y fui personero entonces los políticos y los ricos de Bogotá y del país, sobre todo la clase Política, no me lo perdonan y me llevan a la cárcel… esto es política…”
Rojas Birry, que no es nada bobo, ha sabido mezclar tres discursos emocionales que tienen cabida en ciertos espacios: el de la persecución por clase, por visión política y por origen étnico. Aunque Rojas Birry es su nuevo paladín, ya el exsenador Juan Carlos Martínez decía lo mismo, que era perseguido, antes que nada, por ser negro.
Y si bien en el país existe racismo, clasismo y persecución política, el caso de Rojas Birry no debería mezclarse con la reivindicación de los derechos de los indígenas. No es sorprendente que el expersonero haga uso del argumento de la persecución étnica. Ni el hecho de que, con cierto cinismo, en la misma entrevista hable de cómo su caso “es el punto de partida de lo que los pueblos indígenas pueden plantearle (el tema de la Jurisdicción Especial Indígena) al país.” Lo sorprendente es que la ONIC haga eco de sus reclamaciones.
La presencia de la ONIC alrededor de la casa de Rojas Birry desde el viernes lo único que hace es restarle credibilidad al movimiento indígena. En el Cauca, por ejemplo, la Guardia Indígena se ha enfrentado a todos los actores armados para que respeten su territorio. No hablan de neutralidad, sino de autonomía. Le han quitado indígenas reclutados a la guerrilla, han recuperado secuestrados, han quemado laboratorios de procesamiento de coca, han hecho Educación en Riesgo de Minas y recolección de artefactos explosivos improvisados y munición abandonada, se han enfrentado a compañías mineras, al ejército –y a los grupos paramilitares que lo secundan–, han abogado por la recuperación de territorios que les han sido arrebatados por terratenientes, todo esto en medio de muertos, esos sí, perseguidos por reivindicaciones de derechos colectivos.
Hay luchas mucho más importantes para el movimiento indígena mismo, y lo último que debería permitir es que un avivato como Rojas Birry, de manera oportunista, hable de persecución étnica para no responder ante la justicia ordinaria. Solo falta que, al igual que hacemos los llamados hermanitos menores, ahora los hermanitos mayores prometan una “investigación exhaustiva” del funcionario. ¿Cometió Rojas Birry una falta? Sí. No en un resguardo, sino en la capital, cuando hacía parte, no de un cabildo, sino de un ente de los hermanitos menores.
Afortunadamente, ya se han empezado a oír las voces de líderes indígenas que han mostrado su desacuerdo con la presencia de la Guardia Indígena, alrededor de la casa de Rojas Birry, desde que se conoció el fallo contra el expersonero.
Rojas Birry y la persecución étnica
Lun, 14/05/2012 - 11:18
Al recurso de la persecución política, tan usado por exfuncionarios del Gobierno de Uribe para evitar responder por sus actos ante los entes judiciales, se ha sumado ahora uno nuevo: la pe
Al recurso de la persecución política, tan usado por exfuncionarios del Gobierno de Uribe para evitar responder por sus actos ante los entes judiciales, se ha sumado ahora uno nuevo: la pe