Me encontré de nuevo de frente a la muerte y recordé cuan frágil es la vida y cuanto duele la ausencia física de las personas. Tantos sentimientos se vinieron a la cabeza. Recordé entonces que hoy estamos aquí y no sabremos si estaremos mañana.
Recordé también lo importante que es disfrutar de esas personas que están a nuestro lado, disfrutar de sus sonrisas, de sus abrazos, de sus consejos, de sus enseñanzas. Recordé cuanto he dejado pasar para decirle a seres que aprecio y valoro mucho, eso precisamente, que los amo. Recordé que he pasado algunos días amargada, triste, aburrida, sin disfrutar de mi trabajo, de los aprendizajes, del cansancio al final del día. Miré a mi alrededor y veía rostros con lágrimas en sus ojos y pensé que el dolor siempre iba a estar allí y que esos recuerdos siempre estarían allí. No sé cómo sea la muerte, no sé si sea como nos la han pintado en los dibujos animados, no sé si sea una sombra que está detrás de la cama esperando el momento justo. Eso no lo sé. Lo que sí es claro es que juega con nosotros a su antojo. Hoy es ella, la muerte, la que me ha hecho reflexionar, pensar, sentir y decirme en silencio que es tiempo de disfrutar mejor la vida y de usar esa típica frase que he escuchado por ahí “Sólo por hoy”. Sólo por hoy debemos dedicarnos a sonreír, sólo por hoy debemos agradecer por lo que somos, sólo por hoy agradeceré por lo que tengo y también agradeceré por lo que no puedo tener, sólo por hoy llamaré a varios amigos y amigas, les diré cuánto los quiero y lo importantes que han sido en mi andar, sólo por hoy invitaré a mamá a comer lo que ella quiera – así a mí no me guste-, sólo por hoy pediré perdón a esas personas que he lastimado, sólo por hoy contaré hasta mil las veces que sean necesario para controlar algún mal genio, sólo por hoy seré solidaria con otros, sólo por hoy trabajaré por los que más me necesitan, sólo por hoy, sólo por hoy tantas cosas más. Y este artículo no pretende ser uno de esos de auto-superación que muchos odian. Yo creo que a usted que me está leyendo le ha pasado. Ha perdido a alguien que quiere mucho, no solamente porque la muerte hizo su trabajo, sino porque en vida ha dejado morir amistades, trabajos, sueños y anhelos personales. Y si mi vida pende de un hilito como tantas otras o vale muy poco como pasa en nuestra sociedad actual, quiero entonces que al final cuando me vaya pueda irme tranquila de haber hecho lo que quería y seguramente esos que se queden aquí intentando cada día ser o hacer recordarán gratas cosas mías. Y al final, eso es lo que queremos, que la gente no nos olvide, porque sólo muere lo que se olvida. Y muestra de ello son las tantas madres víctimas de la guerra que hoy quisieran que sus hijos aún estuviesen vivos y sin embargo ellas siguen y en silencio cada noche desearían que ese ser se escapara del cielo un ratito para abrazarlas.Sólo por hoy
Jue, 28/08/2014 - 11:51
Me encontré de nuevo de frente a la muerte y recordé cuan frágil es la vida y cuanto duele la ausencia física de las personas. Tantos sentimientos se vi