Votar, no votar o votar en blanco

Jue, 06/03/2014 - 10:40
Mi amigo Carlos Z., brillante colega y distinguido profesor universitario, y yo, hemos mantenido una discusión por más de 20 años, de hecho, desde que ambos empezamos estudiar geología en la  Uni
Mi amigo Carlos Z., brillante colega y distinguido profesor universitario, y yo, hemos mantenido una discusión por más de 20 años, de hecho, desde que ambos empezamos estudiar geología en la  Universidad Nacional, acerca de la utilidad de votar en Colombia. Su argumento principal en contra del voto se centra en que votar o no votar en Colombia da igual porque siempre han sido elegidos los mismos políticos de siempre. El no ha votado jamás, o por lo menos no desde que empezamos a estudiar en la universidad, muy cerca a la edad en la que se adquiere el derecho legal a votar en nuestro país, es decir Carlos no ha votado en las últimas seis elecciones presidenciales, ni en otras tantas para el congreso, senado o alcaldías. Pero Carlos se queja siempre de los políticos colombianos, de su falta de compromiso y soluciones al país y en particular en lo que tiene que ver con la educación. Se queja además de la falta de buenos líderes en Colombia con una visión de país, cuyos intereses propendan por mejorar la calidad de vida de la mayoría sin descuidar los derechos ni la dignidad de las minorías. Yo le contra-argumento diciéndole que es precisamente por gente como él, que no vota, que el estado y el país sigue en las manos de los mismos haciendo exactamente las mismas cosas desde hace cincuenta años. Dejar de votar es simplemente permitir que los politiqueros de siempre sigan usurpando el poder, sigan velando por sus propios intereses o el de sus clientelas, y permitir que esa mayoría anónima, que somos el resto de nosotros, siga gobernada por esa minoría mezquina que parece que cada vez le da más la espalda al país. Estas por supuesto son dos visiones diferentes de un mismo problema. Lo que yo creo sin embargo, es que si seguimos sin votar, seguiremos perpetuando ese en círculo perverso de los políticos haciendo política con nuestros votos, y sobre todo con nuestro presupuesto, y así no vamos a salir del estado de postración en que nos encontramos, aún agobiados por la pobreza y la violencia, y de frustración con quienes nos gobiernan. La abstención en Colombia ha sido históricamente alta. En la última elección presidencial alcanzó el 50%; en épocas de los ineptos Samper y Pastrana llegó hasta el 67 %. Es decir, este par de personajes fueron elegidos presidentes con el voto de sólo el 33% de la población con derecho al voto. Eso sí, las quejas de sus respectivos gobiernos, corrupto el uno, indigno el otro y mediocres ambos, venían del 100 % de los colombianos, incluidos por supuesto esos dos-tercios que teniendo la oportunidad, no votaron. Se parecen mucho a Petro, el mismo que ahora rechaza las decisiones del procurador Ordóñez, a quien él mismo ayudo elegir: son patadas de ahogado. Hasta cierto punto creo que mucha de la responsabilidad de que senadores de la calaña de Roy Barreras, Simón Gaviria o Roberto Gerlein y su clientela se perpetúen en el poder, recae en quienes le dan la espalda a Colombia durante las elecciones, y metiendo la cabeza en el suelo, como el avestruz, actúan como si esto no fuera problema de ellos. Error inmenso. Actuando así, sin duda hacen parte del problema, no de la solución. El movimiento del voto en blanco que muchos promueven en las redes sociales y algunos lo ven como una opción en Colombia, no va tener consecuencias reales en el congreso, pues como bien lo explica el senador Jorge Robledo ¨Si el voto en blanco obtiene la mitad más uno de los votos válidos para el Senado o la Cámara o para las dos corporaciones, las elecciones se repetirán y en la segunda votación no podrán participar los partidos que en los primeros comicios no superen el umbral (cerca de 450.000 votos en el caso de Senado), pero sí los mismos candidatos de las primeras votaciones de los partidos que superaron el umbral¨ es decir, serían candidatos los mismo con las mismas y los independientes saldrían del juego. Creo que va siendo hora de considerar el voto obligatorio en nuestro país, el terror de los políticos, para ver si así por fin tomamos todos la responsabilidad que nos corresponde acerca de quienes nos gobiernan, y dejamos de quejarnos de los gobernantes de turno a quienes muchos han ayudado a elegir por simple omisión. Aunque claro, esto es algo que los sempiternos padres de la patria y su viciosa clientela jamás van a permitir, faltaría más.
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