La política no es otra cosa que el arte de gobernar, gobernar a través del poder legítimo sobre una sociedad organizada.
Cuando el hombre dejó de recorrer todo el mundo, en su estado nómada, conformó los primeros grupos humanos, reunidos en clanes y tribus. Desde cuando el hombre se organiza en grupos para con-vivir y sobrevivir, se hace necesario el establecimiento de rangos de autoridad, para ejercer el poder y ejecutar la autoridad. Se necesitaba de una autoridad que no sólo dirimiera los problemas ente los habitantes sino que también dictara las normas a las que se debía someter las comunidades y la imposición de sanciones a los transgresores de estas normas. Es importante anotar que este poder político tribal tuvo mucho que ver con el sentido religioso-supersticioso, de ahí el gran poder que tuvieron los brujos y chamanes en las civilizaciones antiguas.
Vamos a referirnos concretamente a la historia del mundo occidental que podemos decir, inicia con el Imperio Romano. El emperador desde las épocas de Constantino prácticamente era el representante de Dios y el escogido por éste, este sistema es la Teocracia. Los súbditos debían obedecer a su emperador totalmente y de no hacerlo desobedecerían a Dios. Más adelante llegó la época de la Reforma Protestante en la cual Martín Lutero propone un libre examen, lo que convierte a la Biblia en un libro de uso común y no en un texto único de poder. Este es el germen del liberalismo político. Y para el siglo XVII la industria y el comercio tenían un gran avance que económicamente lograba superar a la sociedad feudal, cuyo poder radicaba en la tenencia de tierras (fisiocracia).
Surge entonces una contradicción entre las sociedades feudales y esclavistas totalmente teocráticas y surge el poder de la burguesía industrial, financiera y comercial. De todo fenómeno político, surgen unas bases ideológicas y económicas; lo que convierte a este sistema de industria y comercio en lo que conocemos como capitalismo.
Y en Francia en el siglo XIX, Montesquieu plantea la separación de poderes en los Estados, ejecutivo, legislativo y judicial. Poniendo fin al poder absolutista de reyes y emperadores y pasando a un poder democrático en el cual la autoridad la eligen los ciudadanos. Ante la imposición del pensamiento absolutista, se proclama los derechos humanos. Se impone un Estado laico.
En la evolución de la democracia liberal se llega a los totalitarismos, cuyos tres mayores exponentes son el Fascismo italiano, el Nazismo en Alemania y el Comunismo en la URSS, que se dieron en todo el siglo XX.
En la actualidad, ninguno de estos regímenes políticos permanece como único forma de gobernar, a excepción del comunismo de algunas partes del mundo. En pleno siglo XXI, rige el mundo la democracia, donde los individuos son iguales ante la sociedad, libres y participes de la vida civil.
Surge entonces una contradicción entre las sociedades feudales y esclavistas totalmente teocráticas y surge el poder de la burguesía industrial, financiera y comercial. De todo fenómeno político, surgen unas bases ideológicas y económicas; lo que convierte a este sistema de industria y comercio en lo que conocemos como capitalismo.
Y en Francia en el siglo XIX, Montesquieu plantea la separación de poderes en los Estados, ejecutivo, legislativo y judicial. Poniendo fin al poder absolutista de reyes y emperadores y pasando a un poder democrático en el cual la autoridad la eligen los ciudadanos. Ante la imposición del pensamiento absolutista, se proclama los derechos humanos. Se impone un Estado laico.
En la evolución de la democracia liberal se llega a los totalitarismos, cuyos tres mayores exponentes son el Fascismo italiano, el Nazismo en Alemania y el Comunismo en la URSS, que se dieron en todo el siglo XX.
En la actualidad, ninguno de estos regímenes políticos permanece como único forma de gobernar, a excepción del comunismo de algunas partes del mundo. En pleno siglo XXI, rige el mundo la democracia, donde los individuos son iguales ante la sociedad, libres y participes de la vida civil.
