Este lunes, celebramos en el país el Día de las Organizaciones Ecologistas y Ambientales. Esta fecha nos hace recordar y celebrar el trabajo incansable y ininterrumpido que organizaciones y activistas ambientales llevan adelante en Colombia.
En nuestro país así como en el resto de la región, ser activista ambiental es sinónimo de valentía, conciencia y solidaridad, pero también, en muchos casos, simboliza riesgo, ya que muchos de ellos ven en peligro su vida y la de su familia por defender causas justas.
Según un informe de la organización Global Witness, Colombia es el segundo país de la región donde más líderes ambientales son asesinados, luego de Brasil. Las personas que defienden la tierra también se enfrentan a desapariciones forzadas, ataques violentos, amenazas a familiares, amenazas de muerte, acoso sexual, chantaje, vigilancia ilegal, acoso judicial, uso de la fuerza en manifestaciones pacíficas y prohibiciones de viaje, según el reporte. Lamentablemente, estos fenómenos son crecientes a medida que nuestros recursos naturales se ven cada vez más comprometidos.
Sin embargo, la efemérides también nos recuerda que los líderes ambientales no son héroes o extraterrestres de un planeta lejano. Son personas comunes, en muchos casos nucleadas en organizaciones, que se paran frente a la injusticia y la ilegalidad, que no pueden tolerar que su hogar sea arrasado y aniquilado solo por los intereses económicos de unos cuantos poderosos.
Por eso, el trabajo de las organizaciones ecologistas y ambientales es lamentablemente inagotable. Ojalá estas entidades no tuvieran tanto trabajo a la hora de proteger el planeta. Pero, tristemente, el escenario es diferente. Cada día, vivenciamos más destrucción de nuestros ecosistemas, lo que también implica en reiteradas ocasiones el desplazamiento involuntario de pueblos indígenas, que se encuentran sin protección ante el avance de estos proyectos.
Las organizaciones ambientales, como Greenpeace, abrazan a los compañeros y compañeras indígenas plenamente conscientes y agradecidos de los esfuerzos que ellos hacen en todo el mundo para garantizar los derechos, la justicia, el reconocimiento y la prosperidad.
En la región, nuestra amazonía colombiana es la más preservada. En 1991, nuestra Constitución reconoció la propiedad inalienable de los resguardos indígenas, lo que favoreció índices de conservación altísimos en relación a otros países donde la autoridad indígena no está reconocida. Esto nos demuestra lo mucho que tenemos de estos pueblos que viven en total armonía y sinergia con la naturaleza.
El mundo natural es la base de muchas formas de vida de los pueblos indígenas. Sin embargo, no podemos ni debemos olvidar las profundas injusticias históricas y actuales que estos pueblos viven en todo el mundo. Por eso, hay una firme convicción de que solo las fuertes y respetuosas alianzas con muchos pueblos logran resultados concretos y permanentes para las personas y la naturaleza.
No importan los orígenes y las creencias. Todos luchamos por un mismo fin. Nuestra meta es la misma y no es otra que la protección de nuestros valiosos recursos naturales, de los que dependemos y a los que le debemos gratitud y respeto.
Ojalá en un futuro no sea solo misión de las organizaciones ambientalistas, comunidades y pueblos indígenas proteger nuestro planeta, sino que se convierta en un compromiso férreo de todos los gobiernos del mundo, así como también de los ciudadanos.
Nosotros, pueblo colombiano, podemos exigirle al gobierno transformaciones integrales donde la protección ambiental esté contemplada en los modelos de desarrollo y en el modo en que gestionan nuestros territorios ricos en biodiversidad. Es responsabilidad de todos mantener nuestros ecosistemas vivos. Si este compromiso lo asumimos entre todos, una fecha especial como esta podría dejar de ser un reconocimiento para unos pocos para transformarse en un logro colectivo.
Ambientalistas y una lucha sin descanso
Vie, 17/08/2018 - 05:09
Este lunes, celebramos en el país el Día de las Organizaciones Ecologistas y Ambientales. Esta fecha nos hace recordar y celebrar el trabajo incansable y ininterrumpido que organizaciones y activist