No me alegro del cáncer que sufre el presidente Chávez pero me llama la atención lo que produce la amenaza o la cercanía del socialismo de la muerte en los seres humanos. Dante decía: “quien sabe de dolor, todo lo sabe”. Y el teniente coronel ya no es el mismo, porque sus discursos son cada vez más poéticos y religiosos. El tono ya no es el de un caudillo avasallante, sino el de un hombre cualquiera, que descuidó su salud por los avatares de su pueblo.
De Bolívar pasó a Dios, de Uribe a Santos, entre la Kirchner, Correa, Evo y Ortega, prefirió la compañía de sus hijas, la única empresa familiar que no quiere expropiar. Pero no claudica del todo y ahora su más reciente analogía es que el capitalismo es como el cáncer. Una batalla, que necesita de un corte de pelo adecuado para prepararse a enfrentar los efectos secundarios de la quimio, fumando un poquito de marihuana mientras conversa con Fidel, para calmar las ansias de vomitar.
Confieso que no me gustaría vivir en carne propia el gobierno de Chávez pero desde Colombia no me pierdo sus discursos, que entre otras cosas, a veces dicen una que otra verdad. Sus insultos a Bush pasarán a la historia y le pidió matrimonio a Condoleezza Rice, porque sabía que el Cóndor de los Andes está en vía de extinción.
En su robusta política exterior casi siempre acierta, encarnando sin saberlo “el pensamiento débil” de Vattimo, valorando la multiculturalidad pero apartándose del fin de las ideologías de Francis Fukuyama y de la tercera vía de Giddens, Derrida y Tony Blair. Pero no hay mal que por bien no venga, porque en medio de estos momentos tan difíciles, los cubanos se están haciendo cargo de Venezuela para que no haya un golpe de Estado o un gobierno de transición, en caso de que Piedad Córdoba lo proponga.
Es el momento de que la unidad nacional en Colombia, rodee al presidente Chávez, aunque tengamos “más de dos mil doscientos kilómetros de frontera viva”, porque Cuba está a media hora de Miami. Dejemos que a los guerrilleros los sigan picando los mosquitos, ya se cerraron la Revista Cambio y el portal de Anncol, que deporten al cantante de las Farc y nosotros seguimos enviándoles a tipos como Walid Makled, que conspiran contra la revolución.
Desconfiemos de lo políticamente correcto y que viva la tensión entre Kant y Hegel, porque sólo en la dialéctica, la política puede llegar a ser “justa” y necesaria. Desconfiemos del primer año de Santos, porque Chávez, por ejemplo, lleva doce años en el poder y ha demostrado que sabe cuidar mejor una canasta de huevitos orgánicos, que los formalismos de un demócrata tahúr.
Chávez sí cuida los huevitos
Mar, 09/08/2011 - 09:06
No me alegro del cáncer que sufre el presidente Chávez pero me llama la atención lo que produce la amenaza o la cercanía del socialismo de la muerte en los seres humanos. Dante decía: “quien sa