Colombia, entre Natalia París y Sergio Barbosa

Ambos nos demuestran que tenemos los medios de comunicación para hacer el ridículo y que, muy a nuestro pesar, hacemos eco de sus ocurrencias. Este fin de semana, cuando terminó el capítulo de Los Informantes con Natalia París en Caracol Televisión, la gran pregunta que nos hicimos fue: ¿Y? ¿Por qué hablamos de ella ahora? ¿Acaso su cumpleaños número 41 es tan importante? ¿Lo sigue siendo su cuerpo para la libido de los colombianos? Cualquiera puede cambiar de canal, desde luego. Pero es que el tema tuvo eco, repercusión. En redes sociales, Natalia París siempre se presenta como un Trending Topic, lo que para nuestra sociedad debería llamarse el CD, el Chisme Diario. Así se desveló, una vez más, lo que nos gusta hablar. Si “Nata” dijo alguna vez que “los niños que comen pollo al que se le están inyectando hormonas femeninas se están volviendo homosexuales” ya qué importa. Si repite que no le importan las críticas, ya está, ¿no? No entiendo por qué hay que volver sobre lo mismo sin explicación. Lo que tanto gustó de Natalia París en una época como mujer ya pasó de moda. Verla defenderse de los chistes de bruta que se le achacan es una pérdida de tiempo. A pesar de esto, la figura de Natalia París nos ratifica lo facilistas que somos a la hora de juzgar y criticar. Natalia París puede ser lo que sea, pudo meterse con un mafioso, darle un hijo, pero al final tiene lo que tantos sueñan. No lo niegue. Ella tiene dinero, empresa, reconocimiento, hace prácticamente lo que quiere (hasta DJ se volvió) y carácter, además de un cuerpazo digno del ejercicio y las cirugías. Así es que no es difícil encontrarse con injustos insultos hacia ella, como también para Sergio Barbosa, director del programa “Estilo RCN”, por “aceptar el reto” del Ice bucket challenge, en el que famosos se echan agua helada en el cuerpo para recaudar dinero. Él es otro más de ese Jet Set colombiano que todos criticamos y del cual todos estamos pendientes. Sergio sale, afeminado, con lo que despierta pena ajena: sin camiseta, en la ducha, con un Mickey Mouse en la mano y tiritando bajo el agua fría. Todo con una actitud que avergüenza, todo para secundar una iniciativa que ha  servido para recoger, hasta ahora, más de 15 millones de dólares contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Famosos de todo el mundo han participado. Neymar invitó a Camilo Zúñiga, su verdugo en el Mundial de Brasil, y el futbolista colombiano aceptó. Como ellos, muchos más. Quisiera que algunos tuvieran más cordura, cuando la verdad es que se deberían tener menos prejuicios. Cuando veo a tipos como Sergio Barbosa hacer semejantes papelones en público (lo serían también en privado) pienso que están en su derecho de ser ridículos y de utilizar sus medios de comunicación como se les antoje. Hay muchos más casos de su tipo. Recuerden no más el patético show que tantos hicieron con el Harlem Shake. La mejor prueba que deberíamos hacernos todos es diferenciar la espontaneidad de la ridiculez, la irreverencia de la estupidez y, para el caso que nos trajo a estas líneas, el respeto por los demás sobre nuestros prevenciones. Así no nos guste nada de lo que vemos. Así Natalia París y Sergio Barbosa no merezcan más espacio en la televisión. @javieraborda