El país entra en una recta final en materia contractual por el fin del año y la veda en la misma derivada de la apuesta electoral -ley de garantías, que no son muchas las garantías que otorgue-, donde vuelan nubarrones de recursos en materia de contratos y sus amenazas, así el caso de la Aerocivil no es la excepción.
Súmese la problemática de la aviación en Colombia, la cual de por si es muy compleja, y el país que fuera antes y uno de los pioneros mundiales ha quedado casi a la zaga, por lo que demanda cambios sustanciales, los cuales no han estado lejos de múltiples sospechas y evidentes demandas de mayor transparencia en la contratación, aún posibles de conjurar con administraciones firmes y atentas a salvar el erario público de la voracidad de las amenazas de quienes ven en tales recursos la ocasión propicia para la cultura de la ilegalidad, la mordida, el tráfico de influencia en fin la captura de la cosa pública para financiar campanas electorales y alzarse con la esperanza de cientos de miles de colombianos(as) de bien. No solo se trata de las dudas sobre los contratos de Opain en la remodelación y construcción del aeropuerto el Eldorado, la adquisición de elementos técnicos, del control a las licencias de pilotos falsas como los pases para conducir son apenas algunos de los problemas, sino el control mismo de la operación y rutas de aeronaves comerciales y militares que inciden en la propia e intima seguridad no solo de pasajeros, y comerciantes sino la propia seguridad nacional frente al narcotráfico, vuelos ilegales, tráfico de armas y explosivos, contrabando como tal. Por ello es preciso identificar algunas -entre muchas otras- prácticas que sirvan de manera preventiva a enfrentar el desafío contractual del fin del año, cara a las campañas políticas donde el erario público tiende a convertirse con mayor énfasis en una de sus fuentes privilegiadas de financiamiento. Necesidad de planeación contractual seria: En la Aerocivil como en no pocas entidades, no solo nacionales sino territoriales incluido Bogotá D.C., la contratación se concentra en los tres últimos meses del año, inclusive para necesidades advertidas con varios años de anticipación. Todo se deja para última hora, donde en ese rio revuelto quienes toman ventaja son unos pocos. Súmese a lo anterior, la exigencia por al alto nivel técnico de los contratos estratégicos de la entidad, suponen la presencia de empresas internacionales, o acreditar experiencia de este carácter, por lo que con frecuencia se solicitan certificaciones y documentos en términos prácticamente imposibles de cumplir, o que solo algunos lo logran dentro de tiempos record, que usualmente no se lograría si se tiene a los términos usuales de dichos tramites. En ocasiones pareciera que ya supiesen los requisitos y que los fueren tramitando antes de que los prepliegos fueran publicados. Puerta giratoria: un trampolín en contra lo público Se advierte en no pocos casos que funcionarios de la entidad, con cargos directivos, o técnicos estratégicos, altamente calificados, pasan directamente a ocupar posiciones destacadas dentro de firmas, consorcios o uniones temporales que presentan propuestas y terminan contratando con la entidad. Debería haber un régimen más estricto en esta materia, a falta de mecanismos éticos de respuesta por parte de tales exfuncionarios, quienes rápidamente ponen al servicio de sus nuevos clientes no solo el conocimiento de información privilegiada sino la misma ascendencia entre sus compañeros o exdependientes, donde se rompe de un tajo la selección objetiva y la igualdad de condiciones así como la libre concurrencia para otros interesados, prestándose de paso para alimentar practicas de colusión. Súmese a lo anterior que las audiencias públicas de entrega de propuestas o cierre no se graban ni filman, pese a contar con la infraestructura para ello. Libre concurrencia ¿real o de papel? Por lo altamente técnicos de los procesos de la Aerovicil, pocas empresas desafortunadamente se presentan, y con el poco tiempo que se otorga para participar, prácticamente son los mismos. En general los oferentes se conocen entre sí, y según varias fuentes, algunas de las mismas se encargan de acordar abiertamente en cuales participan, en cuales no, cuales se participa de relleno, y cuales finalmente para ganar. Es como una torta. Entonces algunos participan abiertamente de relleno, solo para que aparezca una postiza pluralidad de oferentes, que en la práctica es una burla, mientras que múltiples empresas internacionales altamente competitivas y calificadas ni siquiera se enteran de que en este mundo cada vez más globalizado, mientras los contratos vuelan a la velocidad del sonido, la información sobre los mismos procesos parece que les fuera enviada en carretilla: está hecha para que no puedan participar, o si lo hacen sea con el concurso de firmas de papel, expertos en “lobby” y en la sórdida traumatología macondiana que no terminamos de superar. @pablobustossanc reddeveeduriasdecolombia@gmail.comContratación Pública y Aerocivil: ¿dónde está el piloto?
Dom, 24/11/2013 - 15:43
El país entra en una recta final en materia contractual por el fin del año y la veda en la misma derivada de la apuesta electoral -ley de garantías, que