Hoy encontrándome con los comentarios de algunas personas, estaba recordando las siguientes frases:
-No he debido discutir.
-Si hubiera compartido más.
-He debido decir que no.
-Si hubiera cogido otra ruta.
-He debido pensar antes de actuar.
-Si hubiera escuchado.
Esto es como un galón lleno de deberes, mezclado con hubieras que pintan el día a día de tonos grises, nublan la claridad, y se apoderan del tiempo, la tranquilidad y la mente inútilmente. Mientras vician el arte de vivir tranquilamente en el presente, con un pasado lleno de pendientes, mimetizados entre manchones que ya no tienen solución.
“El pasado pasó”
¿Para qué esa extraña costumbre de dar vueltas alrededor de algo que quedó atrás y no tiene vuelta?
¿Para qué quejarse, reprochar o reprocharse lo que no se hizo?
Detrás de los para qué hay una base fuerte, es un por qué. Puede ser “Porque toca”, “Porque así me enseñaron”, “Porque quiero evitar conflictos”, “Porque no quiero quedar mal”, “Porque no tenía tiempo”. Si se observan los porqués, se puede notar que todos son causas externas. Las causas externas generan inestabilidad o insatisfacción emocional, dependencia e impotencia.
¿Y qué pasa si se hace el ejercicio de mirar internamente?
Para mirar internamente, se requiera cambiar el blanco y negro del “por qué” por una gama de colores, con dos palabras que son, para y qué, o sea:
“¿para qué?”
Y al recurrir a la a la pregunta ¿para qué?, las cosas se tornan diferentes. Las respuestas ya no están envueltas en la gama de grises externos, por el contrario la persona se encuentra consigo mismos, con un arco iris de respuestas, que transforman las insatisfacciones en “opciones” y la impotencia en “ posibilidades”, que convierten a la persona en un generador de cosas diferentes a las que ya pasaron y no causaron satisfacción.
Si tomamos la frase he debido decir que no y la pregunta es ¿Por qué dije que sí, o por qué no dije que no? Mire usted que la respuesta puede ser de justificación :
-Porque me dio pena con el otro.
-Porque hubiera sido grosero con el otro.
-Porque el otro se hubiera molestado.
De esta forma las cosas dependen de la aprobación o aceptación externa.
Si la pregunta es ¿Para qué dije que sí?
-Para no desgastarme.
-Para que me escucharan.
-Para aclarar mi punto.
Las opciones cambian y si no generan satisfacción, la persona tiene la posibilidad de transformar desde sí mismo, “para sí mismo” y tomar como referente su bienestar, agrado, satisfacción y tranquilidad. Desde esta posibilidad la responsabilidad es personal y no se delega en los otros y las alternativas para transformar lo que ya pasó, son todas las que individualmente se elijan.
Empezando por la elección de quedarse en los lamentos o auto reproches o actuar en el presente con claridad, nuevas opciones y tomando el pasado como base y aprendizaje para un presente satisfactorio.
Se está terminando el año y usted..?
¿Se va a quedar lamentando lo que no fue?
Lo que no hizo, ya no lo puede hacer
Ni el 2018 lo puede cambiar
“Quien hace la diferencia es usted”