Da Pe a Pa: Gina alcaldesa

Sáb, 29/10/2011 - 09:01
Las elecciones a la Alcaldía de Bogotá en el 2011 son atípicas. Por un lado, la cantidad de buenos candidatos en competencia. Por otro, nunca antes, a pocas horas de

Las elecciones a la Alcaldía de Bogotá en el 2011 son atípicas. Por un lado, la cantidad de buenos candidatos en competencia. Por otro, nunca antes, a pocas horas de abrirse las urnas, se había presentado, como dicen los aficionados al ciclismo, un pelotón puntero de tres. Quien gane lo hará en el sprint. Al menos dos de los que vienen detrás de los punteros, en el siguiente lote, Galán y Luna, serán, con certeza, alcaldes en los próximos diez años, por su inmensa capacidad y su juventud. Al final, en la cola, hay excelentes corredores como Suárez y Castro que, con pundonor, pedalean bicicletas pesadas y pinchadas.

Hasta hace pocos días el cuento iba de Pe a Pe. Las encuestas contratadas por las campañas y los medios de comunicación, los ecos en la calle y en las redes sociales, señalaban solo dos opciones ganadoras. En un país en el que, con frecuencia, se vota en contra de alguien, la obsesión de no perder el voto reforzaba la idea: o Pe o Pe. Las cuñas de Pe y Pe no tenían interlocutor diferente a sí mismos. Igual ocurría en los debates. ¿Para qué tomarse la molestia de referirse a los demás?

En pocos días el escenario cambió. Aire refrescante en una campaña que parecía polarizada. En esta última semana, rica en debates públicos alrededor de las propuestas para Bogotá, Gina Parody viene embalada, con inmensas posibilidades de ganar la carrera. Las últimas encuestas la colocan de segunda y al ritmo que viene puede llegar de primera el domingo.

Parody podrá ganar por sí misma, su equipo y por el apoyo de Mockus, a la vez que por contrastes con sus competidores.

Gina Parody viene liviana, sin deudas políticas ni económicas. No tendrá que recibir en su despacho a los acreedores, políticos o negociantes, en busca de reciprocidades en la forma de puestos y contratos. Se ha preparado intensamente en el diseño de un programa viable para Bogotá en el que fines y medios son armónicos, en el que resaltan aspectos fundamentales de las economías del conocimiento contemporáneas como la capacidad de innovación, la calidad de la educación, el bilingüismo, en un marco de búsqueda de oportunidades para todos.

Se planta, como ha sido conocido con creces, en contextos adversos como el Congreso complaciente vitoreaba a los líderes de la muerte y el narco, o denunciando micos de Justicia y Paz. Plantarse en circunstancias en las que la flexibilidad del acontecer político conduce a todo tipo de conversiones y perversiones, tiene un inmenso valor en la Colombia de hoy.

La única candidata mujer es creativa. Lo prueba la alianza con Mockus, más pertinente que nunca, atada a ideas y no a intercambio de favores. Corrupción rampante, criminalidad en alza requieren de la fórmula de los recursos y la vida sagrados, por un lado, y del precepto del “no todo vale” que no es otra cosa que aplicar aquello de los medios que justifican el fin. Mockus ha significado una recreación de tales principios, que la ciudadanía ha recompensado en la forma de apoyo creciente a la candidata.

En relación con los contendientes de Gina, resultan absurdos algunos argumentos para descalificarlos. En cuanto a la procedencia de Petro, el argumento suena a épocas de la guerra fría, antes de Berlín del 89. Sólo hay que mirar al Brasil y conocer quién ha sido la señora Dilma Rousseff. Ha sido brillante senadora, denunciante valiente de atroces hechos. No: el problema, como lo dice Álvaro Forero Tascón (El Espectador, 24.11.11), es que está mal preparado para ser alcalde de Bogotá, a pesar de ser una persona estudiosa. Parody tiene razón en los debates cuando le increpa: no me diga solo qué, cuénteme cómo va a ejecutar.

En cuanto al exalcalde Peñalosa, de buena ejecutoria doce años atrás, sorprende la capacidad de enredarse en la campaña. Quienes lo defienden lo hacen disculpándolo y pareciera que el consejo de sus asesores hubiera sido el de pedirle que calle la boca so pena de embarrarla. Desde luego, los expresidentes tienen, como cualquier ciudadano, la libertad de apoyar a quienes deseen. Sin embargo ¿quién administra a quién? ¿El candidato controla la adhesión o viceversa? Pareciera que la renuncia a la campaña de Héctor Riveros inteligentísimo apoyo del exalcalde, al vaivén del ingreso del hombre de las picardías, indicara que el control está en otros ejes.

Lo verdaderamente novedoso del domingo 30 de octubre del 2011 será ver, por primera vez en la historia de Bogotá, que una mujer joven, independiente, con impecable formación académica y profesional, curtida en plazas difíciles, clara, valiente, sea elegida alcaldesa de Bogotá. Es la mejor opción para la capital.

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