Mucho ruido ha causado el contrato por 1.400 millones que suscribió la Alcaldía de Valledupar con la columnista Natalia Springer para formar gestores de paz; en mi cuenta de twitter felicité al alcalde Socarrás por traer a la ciudad un evento de estas características y por tratarse de la primera iniciativa regional de paz, creí que se trataba de un programa serio, pero me equivoqué.
Si bien es cierto que por la calidad de los conferencistas, puede ser ajustado al precio y la columnista presentó una tabla de gastos, además asegura que es socia aportante con 600 millones, no queda un buen sabor en el ambiente; que la alcaldía promueva un gasto tan elevado por una serie de conferencias que debían ser organizadas por la Presidencia de la República, como un aporte a las regiones que han padecido el flagelo de la guerra, como Valledupar, que dicho sea de paso está en Ley 550 o “ley de quiebras” y necesita inversión en frentes neurálgicos.
Fue un error realizar el evento solo del bolsillo de la alcaldía, creo que obedeció al inflado ego del alcalde, la intención de lucirse con invitados de gran talla y de paso promover su tal transformación, que sigue sin verse en la ciudad. Muchos desaciertos de ambas partes, han redundado en todo este escándalo y han salido a la luz otras perlas en redes sociales, sobre una supuesta relación de la columnista Springer con el Viceministro de Vivienda, Guillermo Herrera, quien en una sorpresiva visita a Valledupar le dio un espaldarazo al gobierno Socarrás, supuestamente para aclarar las dudas de los concejales sobre el POT, no obstante, con su presencia presionó su aprobación y de paso benefició a constructores específicos en el tema de vivienda. Sería bueno que la columnista y el viceministro aclararan el asunto y no se susciten suspicacias sobre si se trata de una retribución.
Sobre el evento, hay otras consideraciones, partiendo del recinto, se quedó pequeño y, me duele reconocerlo, pero Valledupar no está preparada para un hecho de esta magnitud porque no cuenta con un centro de convenciones adecuado; un calor infernal, los expositores hicieron antesala en una cancha de fútbol, no había parqueos, en fin.
Como si fuera poco, se volvió una piñata política, con toda la pandilla de Santos, encabezada por Roy Barreras con la misma carreta que repiten a diario en los medios; Simón Gaviria, promocionándose para aspirar en 2018; Rodrigo Lara, el mismo que coge a patadas a los vigilantes, hablando de paz y Juan Camilo Restrepo, quien prácticamente acabó con el agro en la región, dejó la represa del Ranchería a medio camino, hablando de tierras; ¡por favor¡ Se le fueron las luces a la columnista, solo faltó Armando Benedetti para completar el circo.
Espero que los próximos ciclos sean más por lo académico y menos por lo político, conferencias que sensibilicen a un pueblo que padeció la guerra en carne propia. Qué bueno sería ver a Humberto de la Calle hablando de frente como lo hizo en Barranquilla en un foro promovido por 'El Heraldo', sin tanta parafernalia; traer a alguien de las Farc, ellos deben estar en estos escenarios, si quieren reencontrase con la sociedad y victimas de nuestro entorno e intelectuales de la región. Sigo creyendo en la buena fe de Natalia, a quien respeto por sus conceptos, no tanto por sus contratos, este primer paso me dejo muchas dudas.
@JACOBOSOLANOC
El contrato de Natalia
Mié, 05/08/2015 - 12:08
Mucho ruido ha causado el contrato por 1.400 millones que suscribió la Alcaldía de Valledupar con la columnista Natalia Springer para formar gestores de paz; en mi cuenta de twitter felicité al alc