Encuestas: ¿Realidad o ficción?

Jue, 10/05/2018 - 04:55
A tan solo 17 días de las elecciones presidenciales, los colombianos están cada vez más inquietos por las votaciones, esto se evidencia en las encuestas y pronósticos que semanalmente han mar
A tan solo 17 días de las elecciones presidenciales, los colombianos están cada vez más inquietos por las votaciones, esto se evidencia en las encuestas y pronósticos que semanalmente han marcado la agenda de la contienda electoral. Los diferentes resultados de estas encuestas, han marcado de manera particular la dinámica de esta campaña. En diciembre de 2017, según la encuesta de Invamer-Gallup, Sergio Fajardo punteaba con un 18,7 %, seguido por Gustavo Petro 14,3 %, Germán Vargas 12 %, mientras que Iván Duque solo marcaba un 8,4 %, a partir de una muestra de 1200 personas distribuidas en 40 de los 1.222 municipios que tiene Colombia, esta misma; después de las respectivas consultas interpartidistas a finales del mes de abril en su última medición, ubica a Iván Duque primero con el 41,3 %, a Gustavo Petro segundo con el 31 %, seguido por Fajardo 13,3 % y Vargas Lleras 8 %. Revisemos el origen de esta empresa; Invamer Gallup nace de una organización familiar creada por Hernán Londoño, para hacer análisis de mercado de productos de consumo con la multinacional norteamericana Gallup; hacia 1985 el fundador le propuso a su sobrino Jorge Londoño de la Cuesta -quien es actualmente el gerente de EPM- que tomara las riendas del negocio y fue así como se encargó de convertir a esta empresa de estadísticas, en estandarte y consultiva de la política paisa. La otra gran firma es Yanhass, encargada de hacer la encuesta para la alianza de medios - en cabeza de RCN empresa de la que conocemos el sesgo político- reveló su última medición para el mes de abril con una muestra de 1.250 personas y cifras poco coincidentes a las de Invamer, posicionando a Ivan Duque con el 38 %, a Gustavo Petro en segundo lugar con el 28 %, seguidos de Fajardo 11 % y Vargas Lleras 7 %. Ahora bien, la empresa Yanhass pertenece al empresario cafetero Oswaldo Acevedo, fiel seguidor de Álvaro Uribe, tal como lo advirtió Darcy Quinn en su momento, cuestionando así su imparcialidad. En este mismo escenario político, pero con otro estudio enmarcado por las nuevas tendencias estadísticas y electorales, la empresa Cifras y Conceptos de Cesar Caballero exdirector del DANE -quien renunció durante el gobierno  de Uribe por inconformidades en la manera de publicar información estadística- arroja resultados más certeros (Es la única firma que hace sus encuestas de manera personalizada) ya que con el fin de disminuir la brecha marcada por la alta abstención del país, ha implementado un modelo de pronóstico que incluye los diagnósticos de las encuestas, así como el trabajo de las maquinarias partidistas asociadas a cada candidato y la disciplina de sus votantes, bajo esos parámetros, los resultados son los siguientes: Duque alcanzaría entre el 36,4 % y el 35,6 % de la votación, seguido por Vargas entre 23,8 % y 20,9 % y Petro entre 18,9 % y 17 %. Lo realmente preocupante del asunto y de las constantes críticas de las diferentes campañas a las metodologías de las encuestadoras, es que desde hace años es reconocida la forma en que estos mecanismos de diagnóstico, logran influenciar la decisión final del votante, debido a una predisposición “psicológica” natural de los seres humanos que nos lleva a querer estar del lado ganador.  A esto, en psicología conductual, aplicado a los análisis políticos; se le conoce como el efecto “bandwagon”, efecto de “arrastre”, “efecto de la moda", de "subirse al carro" o "efecto banda-carroza" relacionados cercanamente al oportunismo; se observa que a menudo las personas creen y hacen algunas cosas, basados en que muchas otras personas hacen y creen en esas mismas cosas, es decir que las personas tienden a seguir a la multitud sin examinar los méritos en particular. De este fenómeno se puede inferir, que los resultados de estos diagnósticos que durante campaña reproducen los medios, que además son publicados en hora prime o de portada, no solo generan desconfianza y suspicacias, sino que también terminan por sugestionar e inferir en la decisión de los votantes, ayudando de esta forma a polarizar las tendencias políticas en los dos candidatos que se encuentren punteando, que además representan las posturas más fundamentalistas de la política colombiana – El Uribismo y el Socialismo del Siglo XXI-, muy peligrosas ambas para la coyuntura actual del país. No puede ser la “encuestocracia”, la que al final dirija el destino político de Colombia; los estudios estadísticos regionales según convenga en la muestra, las preguntas sesgadas y la parcialidad de las empresas encuestadoras, están limitando la capacidad de decisión del ciudadano y llevándolo a votar no por el mejor contenido y el mejor programa de gobierno, sino por alguno de los dos candidatos que encabezan los pronósticos y quien represente lo contrario a lo que le disgusta. Sin embargo, y en beneficio de la democracia real, estos análisis no tienen en cuenta el voto oculto, ese voto que en el pasado, nos hizo pensar que Oscar Iván Zuluaga iba a ser Presidente en el 2014, que en el plebiscito del 2016 ganaría el “Sí”, que en Estados Unidos Hillary Clinton sería Presidente, que en las elecciones pasadas al Senado de la República, Cambio Radical, el Partido de la U y el Partido Conservador, no tendrían en suma más del 15 % de los votos, pero definitivamente los resultados, mostraron que los modelos de las encuestadoras fracasaron y por tanto deben ser modificados,  reglamentados y adaptados a las concepciones reales y así evitar la polarización, como la posible alienación en la opinión política del país. De la misma manera, los análisis estadísticos de las encuestas se limitan en gran parte al voto emocional, sin tener en cuenta el voto racional, esa elección que hace el ciudadano a partir de las mejores propuestas con el fin de maximizar su beneficio, en el que prevalecen el pragmatismo sobre las sensaciones, ese voto cansado de la polarización política y que reconoce los aciertos de lo construido; seguir trabajando en procura de una paz duradera, la ejecución de grandes obras de infraestructura, el crecimiento sostenido de la producción agraria en todas sus escalas a partir del reconocimiento de la propiedad privada, el respeto a las instancias representativas de las ramas del poder público, así como el debate propio de la divergencia y la libre expresión. De mi parte, los invito a que sea el voto racional, el que marque la diferencia en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo.
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