Se viene diciendo que el candidato cundi-caribeño Gustavo Petro se perfila como el más probable presidente de Colombia. Entre las razones aducidas está que puntea de modo reiterado en las encuestas y que “es el único cuya imagen positiva ha mejorado sustancialmente en los últimos meses” (revista Semana, 2 feb 2018). Pero hay otros motivos que también arrojan luz al respecto.
Uno de ellos está en el significado de Bogotá para su campaña. Por un lado, a tenor de una encuesta de la empresa Invamer, allí reside uno de cada tres de sus votos en el país, lo que es de singular valor, pues la capital representa un poco más del quince por ciento de la votación nacional, circunstancia que la convierte en un factor decisorio para lograr la Presidencia sea quien sea el aspirante. Por otro, la porción más grande del electorado de Petro en Bogotá se halla en los estratos 1 y 2, de “indignados” y clases populares, en los cuales centró su foco cuando fue alcalde. A lo que, por cosas que suceden, se agrega que la mala imagen de Peñalosa se está convirtiendo en buena para Petro…
Igualmente se cree que puede ganar por los temas que sustenta: un discurso antisistema (con el cual llegó a la alcaldía), sentirse perseguido, la corrupción, las minorías, los animales, el agua, el cambio climático, la equidad, la vida (“somos las fuerzas de la vida y la paz contra las fuerzas de la muerte y la guerra”). Tópicos con los que logra eco en los jóvenes, al decir de la encuesta de Invamer: el 39,2 % en el segmento 18 a 24 años y el 23,7 % en el segmento 25 a 34, sin ocultar la intención de voto en la costa Atlántica, donde varias encuestas sugieren que tiene más del treinta por ciento de la intención de voto.
La creencia también se basa en la imagen que ha venido forjando, de la cual en los medios se leen afirmaciones como estas (las tengo documentadas): “Si hay una persona paradigmática en la política colombiana es Gustavo Petro”, “es un hombre que lidera los debates, genera ideas, propone cambios”, “quizá es el único candidato que despierta entusiasmo e ilusión”, “es el fenómeno político del momento”. Y todo esto, y más, dicho no necesariamente por periodistas y analistas que le darán su voto.
¿Qué puede pasar si gana? Pues que “sería la ‘venezolanización’ total”, dijo la conocida periodista y columnista María Isabel Rueda en La W hace un año. Sin excluir que ciertos sectores, ante el triunfo “de un proyecto de izquierdas”, hagan “lo mismo que en Chile [golpe de Estado], porque no están preparados […] para tal gobierno”, como lo afirmó Petro en una entrevista al diario El País, reproducida en Semana el 21 de diciembre de 2013.
¿Pero qué más puede pasar si obtiene la Presidencia? Para la respuesta veamos su anagrama: si combinamos en otro orden las doce letras de las palabras “Gustavo Petro”, resulta la frase “Veta por gusto”, es decir, “Gustavo Petro = veta por gusto”… El anagrama, que “descodifiqué” en la campaña de 2014, tiene una misteriosa razón de ser. Porque Petro quiere realizar cosas distintas, “nuevas”, como si nada le gustara, como si vetara todo lo actuado. Por ello, en honor a sus doce letras, a su carácter impredecible, veamos doce acciones distintas que no sería extraño que Petro ejecute si gana las elecciones:
•Que nombre a Corea del Norte país garante en los diálogos con el ELN en Quito.
• Que designe a Rodrigo Londoño, 'Timochenko, jefe de la delegación de Petro en dichas conversaciones.
• Al padre Francisco De Roux, Comisionado de Paz.
• Al arzobispo Monsalve, de Cali, capellán castrense.
• Que le pida a Raúl Castro que, tras dejar la presidencia de Cuba en abril, cumpla en los diálogos con el Eln un papel similar al que tuvo Mr. Aronson como representante del capital neoyorkino y el gobierno estadounidense (¡una tautología de película!) en las conversaciones gobierno-Farc de La Habana.
• Que las Fuerzas Armadas actuales pasen a denominarse Fuerzas Armadas Restauradoras de los Comuneros, Farc.
• Que cree la Guardia Patriótica del Común, unas milicias bien entrenadas e ideologizadas.
• Que traiga asesores, médicos y profesores cubanos para ayudarles a construir una “nueva Colombia”.
• Que acepte la ayuda de militares venezolanos fieles a Hugo Chávez –uno de los mentores de Petro– para sensibilizar a los militares colombianos en “bolivarianidad”.
• Que nombre a Hollman Morris ministro de Propaganda de la Paz y la Fraternidad.
• Que cree la orden nacional “Hermanos del Pueblo Colombiano” para extranjeros eminentes que colaboren en los cambios que pondría en marcha.
• Que se posesione ante el pueblo y los delegados “progresistas” de más de doscientos países, que serán “huéspedes de los hermanos del común”.
Alguien puede pensar que esto es una broma. En absoluto. Lo pienso y afirmo en serio, con toda la conciencia del caso: creo sinceramente que con Gustavo Petro de presidente es posible cualquier cosa, como se decía del M 19 cuando él y otros militaban en sus filas. Incluso que le pase lo que le sucede al olivo, que se tuerce y se llena de nudos después de haber comenzado siendo un árbol recto y delgado.
INFLEXIÓN. ¿Lo que Natalia París dijo en el programa de Vicky Dávila sobre los candidatos fue desautorizado porque era de Natalia Paris, porque eran verdades o porque eran mentiras?
