La declaración de las Farc en la tarde de ayer muestra cómo una organización terrorista pretende posicionarse en el ascendente colectivo creando expectativas a la población civil con “falsos gestos” de paz.
Si bien es cierto que deseamos la pronta liberación de todos los secuestrados y el fin de la violencia en Colombia, tenemos que entender que las “credenciales” de las Farc no son sus supuestas buenas obras, como las liberaciones que posiblemente harían y que expresaron en un comunicado ayer. Que más queremos los colombianos que la libertad de estos miembros de la fuerza pública secuestrados por más de una década: Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero Romero, José Libardo Forero Carrero, miembros de la Policía Nacional, que fueron sometidos a los absurdos campos de concentración de las Farc en el ataque a la estación de Policía en Puerto Rico, departamento del Meta en julio de 1999.
Que no se nos olvide el cobarde asesinato de los diputados del Valle, la bomba del Nogal, el vil asesinato de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, el fusilamiento hace apenas un mes de cuatro rehenes en su poder, algunos de los hechos que más han quedado en el consciente colectivo. Por ello es menester no caer en la trampa que ellos quieren en plenas fiestas decembrinas, cuando a muchos les da una especie de amnesia temporal, y cuando una declaración como tal la haría ver con buenos ojos de algunos sectores de opinión, como el gran gesto de las Farc, y pretender registrarlos como hechos generadores de paz para un posible dialogo. Recordemos cómo en el año 2007 los terroristas pretendieron engañar al gobierno de Álvaro Uribe, expresando que iban a liberar al hijo de Clara Rojas, Emmanuel, quien estaba en poder del ICBF.
Ojalá los seis secuestrados en manos de las Farc no sean otro comodín de este grupo para pretender hacer coordinar protocolos humanitarios y cese de operaciones militares en determinadas zonas del país, con el propósito de sacar provecho táctico a su reducido grupo, como lo hemos visto en el pasado. Mentiras tras mentiras; si algo tienen las Farc en el ascendente colectivo son masacres, bombas, secuestros, pescas milagrosas, chantajes, extorsiones, boleteo. Así las cosas, si quieren hacer un gesto de paz, bienvenido.
No queremos más falsas expectativas de paz, ni que se utilice a los secuestrados como comodín político y militar, por parte de las Farc y la señora Piedad Córdoba, tampoco queremos pensar que esta declaración es una inocentada más.
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