“Los clásicos tenían razón cuando decían que la lucha por el poder que es la política, infortunadamente, saca a relucir lo peor de la condición humana”, afirmó Santos al referirse a su consentido funcionario Juan Carlos Pinzón al que le confió la Secretaría General de la Presidencia, el Ministerio de Defensa y la embajada en Estados Unidos, entre otros honores. Santos respondía a las declaraciones críticas de Pinzón sobre el proceso de paz y la dejación de armas por parte de las Farc.
Quienes odian la política consideran que la traición es inherente a ella. La historia está llena de situaciones en las cuales antiguos aliados terminan en bandos opuestos ya sea por diferencias de opinión o por cálculos políticos. Pero hay muchas traiciones que son deseadas y esperadas. Por ejemplo, en el caso de Venezuela la esperanza es que alguno de los bandidos que rodean a Maduro lo traicionen y lo alejen del poder. Estimular estas divergencias es propia del juego político. Los que intentaron asesinar a Hitler han sido glorificados por la historia a pesar de estar efectuando un claro acto de traición.
¿Hay entonces traiciones “buenas” y “malas”? La traición no es la discrepancia que es siempre posible y aceptable. Nadie que no sea santista, puede exigirle a otro que esté siempre de acuerdo. Los matices, las diferencias de interpretación o las lecturas divergentes no puede ser catalogadas como traiciones. La traición es aquella que se hace de forma planeada, calculada y sin vergüenza. Que el ex -ministro de Defensa Pinzón, que formó parte del gobierno durante el proceso de paz, que subordinó el honor militar a la política de Santos, que aceptó la desmovilización y abandono por parte de las fuerzas de seguridad de las zonas de influencia de la Farc y que nunca manifestó ninguna crítica de fondo al proceso de paz, es por demás sorprendente. Es un puro cálculo electoral pues siente que el viento político cambia de rumbo y la opinión está rebotada con los excesos de las Farc y la debilidad del gobierno. ¿Es oportunismo o traición? Es las dos porque, si no es como muchos lo creen, una sucia estrategia de Santos para dividir aún más a los críticos del proceso, Pinzón está mordiendo la mano de quien lo hizo, lo promovió y le dio las mejores oportunidades de sobresalir.
Puede ser un montaje. Lo que resulta increíble es que Santos, el mayor traidor que ha tenido la política colombiana, se queje de que le estén dando de su misma medicina.
La traición en la política
Mar, 04/07/2017 - 02:40
“Los clásicos tenían razón cuando decían que la lucha por el poder que es la política, infortunadamente, saca a relucir lo peor de la condición humana”, afirm