Lánguido Aniversario Mundial Anticorrupción

Dom, 14/12/2014 - 19:46
Acaba de celebrarse lánguidamente el día internacional contra la corrupción con una entre desconcertante y perplejita ritualidad  con rasgos de sórdida búsqueda que aún no encuentra sus horizon
Acaba de celebrarse lánguidamente el día internacional contra la corrupción con una entre desconcertante y perplejita ritualidad  con rasgos de sórdida búsqueda que aún no encuentra sus horizontes perfilados donde este flagelo hace metástasis y donde el mismo constituye el primer problema del país, como es el caso colombiano. Lucha contra la corrupción en bicicleta estática: Dicha  celebración  viene precedida, por no decir aguada,  de estudios e indicadores de percepción de la lucha contra tal flagelo, que parecen como en el ciclismo moverse en el lote de punta -países conceptuados como más transparentes- y pedaleando en bicicleta estática por países como Colombia, donde los avances no son advertidos como significativos y ojo no es la valoración del desempaño estatal sino de la sociedad en su conjunto el que se advierte como crecientemente descompuestos. Es más, tales estándares internacionales se han elaborado sobre la base de entrevistas representativas sin duda, pero estimamos que el descontento ciudadano generalizado en Colombia supera las valoraciones internacionales expuestas por Transparencia Internacional. En una ocasión la Red de Veedurías Red-Ver fue parte del grupo de encuestados invitados  para evaluar la política anticorrupción nacional, en un amplio cuestionario escrito, que permite inferir como ciudadanos comunes y corrientes difícilmente podrían leerlo, entenderlo y contestarlo, pero que aun así  los cualificados entrevistados  registran con acierto  la preocupante situación nacional, o por lo menos sus rasgos generales más preocupantes. Adicionalmente, es claro que solo se trata de “datos blandos”, es decir opiniones de personas entrevistadas, pero no de “datos duros” que mostraran la cantidad de dineros sustraídos en cada país, instituciones públicas y privadas evaluadas, componentes en materia de contratación o negociaciones nacionales, internacionales o trasnacionales, de presupuestos públicos y privados, de prácticas pequeñas y refinadas, frecuentación, incidencia específica, variaciones en los niveles empresariales y estatales nacionales, regionales o municipales. De hecho los estudios nacionales no son incorporados en la construcción de tales estándares. Por ello, entre otras razones, la situación de percepción pública sobre corrupción, e incluso su realidad estimamos es muy superior a la formalmente diagnosticada en el caso colombiano. Veedurías: pilar de lucha contra la corrupción El caso de las veedurías ciudadanas es muestra viva de como  existe una generalizada desatención de los órganos de control sobre tal ejercicio pese a la existencia legal, por propuesta de la Red de Veedurías, de la Red Institucional de Apoyo a las Veedurías Ciudadanas, y en general su aproximación institucional no pasa de ser ocasional y esporádica y casuística sobre la base de las denuncias presentadas en concreto como en nuestro caso: efectiva pero puntual. Por  excepción uno podría destacar el caso de Organizaciones Solidarias como entidad pública líder en el país que de manera seria y decididamente ha promovido el control social  y su relación veedurial en los órganos de vigilancia de las modalidades de asociatividad. La brecha entre veedurías y estado e incluso sociedad civil  pasma la posibilidad de desatar una de las claves probadas anticorrupción. Una cosa es decir que se promueve el control ciudadano y otra efectivamente hacerlo, y no solo por ardides políticos, sino por el desconocimiento de tales herramientas incluso por parte de quienes tienen por tarea articularse institucionalmente con las mismas. Una suerte de independencia respecto de la institucionalidad política va revelando su marcada necesidad. Veedurías ciudadana: una necesidad del posconflicto La celebración de Transparencia por Colombia en la temática corrupción y derechos humanos, hizo notoria la necesidad de promover las veedurías sobre el manejo de recursos del posconflicto. La necesidad de veeduría a los recursos del posconflicto, es casi un pleonasmo si se advierten los ingentes, esto es billonarios, recursos de cooperación internacional, así como propios y de empréstito para el propósito necesario de la reconciliación nacional y la superación de la confrontación armada como mecanismo para dirimir el conflicto social y económico que sufre el país. Cada conflicto sufre amenazas por vía de la mano voraz de la corrupción, y cada superación del mismo exhibe voraces depredadores de los mismos. @pablobustossanc reddeveedurias@redver.org
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