Libertad de expresión y ética

Una exposición artística ha reabierto el debate sobre los límites de la libertad de expresión y el respeto a los valores religiosos. La exposición “Mujeres Ocultas” de la artista plástica María Eugenia Trujillo ha levantado malestar entre diferentes grupos de la sociedad por el contenido de su obra, en donde presenta órganos íntimos femeninos guardados en custodias. Lea también: La obra que los cristianos quieren censurar. Al ser la custodia un instrumento donde se guarda la Hostia consagrada -lo que para los católicos representa el cuerpo y la sangre de Cristo-, dicho objeto despierta profundo respeto entre los creyentes, no por lo que es en sí, sino por lo que se guarda y expone a través de ella.  Pero no es sólo el tema de las custodias lo que ha generado polémica, merece la pena mencionar además, que la exposición se pretendía hacer en el Museo Santa Clara, lugar que habitaron las hermanas clarisas durante 200 años, y que nuevamente para los católicos, es un lugar respetable, a pesar de que hoy ya no sea un espacio para la oración. Finalmente, y para terminar el contexto de la situación, la exposición de la artista Trujillo era parcialmente financiada por el Ministerio de la Cultura, lo que genera molestia entre católicos pues al parecer, esta institución adopta una postura favorable frente a este espinoso tema. Dicho lo anterior, entremos en el análisis. Si bien el artículo 18 de la Constitución garantiza la libertad de expresión y opinión, su uso no debe ser desmedido ni provocador, como lo es en este caso la obra de la artista Trujillo. ¿Qué necesidad hay de irrespetar objetos que son considerados sagrados para una amplia mayoría de los colombianos, sólo para expresar una opinión? Por supuesto que la ley garantiza que la artista o cualquier ciudadano expresen lo que se les antoje, pero también se debe tener presente que no todos los límites son legales, también existen fronteras éticas, que bien merece la pena ser tenidas en cuenta cuando se pretende opinar sobre un asunto que concierne a las creencias de un amplio espectro de la ciudadanía. La censura es nociva  y contraria los principios de una democracia liberal, pero el uso de las herramientas jurídicas para hacer respetar derechos que se presume son vulnerados por ciertas expresiones es legítimo, necesario y conveniente, por lo que resulta adecuado que dicha exposición haya sido demandada. Respecto a lo anterior, también es pertinente cuestionar la financiación del Ministerio de Cultura de dicha exposición. Si bien la cartera en mención no debe hacer de ninguna manera proselitismo religioso, tampoco debe promover ni financiar eventos que de manera clara y directa ofendan a una mayoría, pues la separación Iglesia-Estado indica que este último debe guardar neutralidad frente a temas religiosos y en este caso pareciera que no fue así. “La primera condición del progreso es la eliminación de la censura”, decía el Nobel Bernard Shaw. Agregaría a la célebre frase que el respeto y la consideración por el otro son imprescindibles para el progreso armónico de la sociedad, principio que aplica en todos los campos sociales, incluido por supuesto el arte. @federicohoyos