Lina Luna y las chuzadas en el maravilloso país de la mentira

Sáb, 10/05/2014 - 15:05
A los colombianos nos gusta el engaño y Gabo lo supo y llegó a Nobel vistiendo sus malandros de blanco para que parecieran coroneles y a las prostitutas las bañó con creolina y estropajo y las vis
A los colombianos nos gusta el engaño y Gabo lo supo y llegó a Nobel vistiendo sus malandros de blanco para que parecieran coroneles y a las prostitutas las bañó con creolina y estropajo y las vistió de uniforme marinero y medias de niña bien, para darlas al viejo general como escolares. Todos tan cretinos y todos tan contentos. Lina Luna tiene nombre de novia de Superman y escogió de novio a Sacroculto, que parece de tira cómica; que vive en el mundo de los Pokémón y la Guerra de las galaxias y que se hizo viejo con tatuaje al cuello y sueños de asesino serial en la virtualidad de sus computadores. Entre los inmaduros de su generación, este tuvo la suerte de dar con Lina Luna, hija de Miriam de Lourdes y hermana de Carolina Sabino, inteligente y discreta, que carga con la virtud femenina de admirar a su pareja por encima de todas las cosas y asimila su pendejismo a personalidad, nada raro en ellas. Cosa que no tenía por qué saber Luis Alfonso Hoyos que la contrató, y que prefirió renunciar a la campaña de Zuluaga, antes que salpicarlo. Lástima, porque el exembajador y exdirector de Acción Social es un joven presidenciable en cualquier vuelta del camino. Su error no fue contratar a Lina, que está respaldada por su hoja de vida, sino creerle lo que ella cree de Sepúlveda y llevarlo con halo misterioso a RCN, -donde Pardo funge de monaguillo de Santos- para descubrirle que las FARC amenazan al pueblo si no vota la reelección. Verdad de Perogrullo que el monaguillo desechó por falta de pruebas pero que lo hizo repicar frenético las campanas del escándalo. Así tenía que ser. RCN tan imparcial como Caracol, El Tiempo y Semana, supusieron que sacroculto estaba chuzando a los sacrosantos jefes de la guerrilla en La Habana, a Timochenko en las selvas de Colombia o Venezuela y a Santos en Palacio, con el objetivo de dañar la tan buena imagen que de ellos tiene el país y sabotear el proceso de paz, como sentenció, -antes que la fiscal de conocimiento- el Fiscal General de la Nación, Eduardo Montealegre, igual de imparcial que los medios de comunicación. Las chuzadas llegaron del cielo para tratar de enlodar a Zuluaga y distraer la atención de los electores sobre doce millones de dólares que recibieron los santistas J.J. Rendón y Germán Chica, de parte del Loco Barrera y los Rastrojos. Dólares que nunca se supo dónde pararon, porque Chica y Rendón se acusan mutuamente, mientras compran, como soldados enguacados, suntuosas residencias con enchapes de oro, en Colombia y en Miami, Y entre los engaños, los engañados y los que engañan, salieron a plañir los sepulcros blanqueados del congreso, los mismos que pusieron de moda el fariseísmo político: el inspirado poeta Roy Barreras, Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo, Simón Gaviria y el fariano de los divinos cuellos Iván Cepeda, todos al compás del lamento de Benedetti que aflautó su voz para recitar: “Estoy aterrado con las actuaciones de Óscar Iván Zuluaga, porque por su deseo de recuperar el poder, con premeditación y con sevicia, están queriendo acabar con el proceso de paz.” La trapisonda jurídica fue armada en segundos y los subalternos de Montealegre formularon cargos a Sepúlveda, por violación ilícita de comunicaciones, Art. 196 pena máxima 108 meses de prisión; uso de software malicioso, art. 269E, pena máxima de 96 meses de prisión; interceptación de datos informáticos, art. 269C pena máxima de 96 meses de prisión y espionaje, art. 463 pena máxima de 216 meses de prisión. Delitos que podrían acarrearle hasta 43 años de cárcel por interceptar a terroristas, asesinos de miles de personas, una pena muy superior a la que recibió Garavito por violar y asesinar los primeros seis niños, que fue de 31 años, 9 meses y 10 días de prisión, proferida por el Juez Tercero Penal del Circuito de Villavicencio. No estoy justificando el ilícito supuesto de Sepúlveda, solo traigo a colación la evidente equidad de la justicia colombiana. La fiscal 49 de Garantías, lo declaró persona peligrosa para la sociedad y lo mandó a La cárcel, y si fuera esta la época de Torquemada, ya quisiera Montealegre retorcerle los ojos, mientras Iván Cepeda le sostiene los alicates, para hacerle confesar nexos inexistentes con Uribe y con Zuluaga y salir gritando, bingo, del bunker. Sepúlveda es el chivo expiatorio, el pez gordo es Uribe, que con los calzones bien puestos enfrentó a los criminales de la guerrilla y el paramilitarismo, y nos pacificó el país y nos trajo desarrollo, inversión, progreso, empleo. Pero nos gusta la engañifa y a lo negro le llamamos blanco y a lo azul, marrón y al terrorismo, guerra y conflicto interno, y a la rendición humillante de los derrotados: paz. Los santistas hacen alharaca con el sofisma de que el estado jamás podrá vencer a la guerrilla; que hay que darles lo que piden antes de que terminen por masacrarnos a todos, por secuestrarnos a todos, por robarnos a todos, por violarnos a todos. Qué tal que así se hubiera pensado en Perú de Sendero Luminoso, y en España de ETA y en Irlanda de IRA. Y que además de darles impunidad, debemos regalarles curules en el congreso para que tengan poder sobre los soldados que hoy los persiguen. Y de ñapa que sigan siendo terratenientes de tierras usurpadas a campesinos. Y finalmente que sigan sembrando coca para nuestros hijos y los hijos de otros países. Porque nos metieron el cuento de que no podemos derrotarlos, y que la entrega de Colombia es válida si es por la paz, ese nuevo sinónimo que Santos utiliza en su afán reeleccionista. La falsa paz de papel, firmada  por oligarcas de la guerrilla a quienes no obedecen todos sus frentes. Uribe sí derrotó las FARC en su mandato. Aquí el mecías es otro, Juan Manuel Santos, que las resucitó y les dio más oportunidades para armarse que Belisario y Pastrana juntos. ¿Qué Caguán van a necesitar si su Caguán es toda Colombia? Yo me declaré públicamente enemigo de esa falsa paz y la respuesta fue la amenaza y ahora el exilio. Pero la pluma está intacta, para seguir advirtiendo que elegir a Santos es elegir a Timochenko. Los santistas nos quieren convencer de la mano de la Fiscalía, que espiar a las FARC es un crimen peor que sus masacres y ya veremos caer el peso de su ley, sobre el chivo expiatorio, el chuzador, el emperador Palpatine, o Electro o Superman, que es más compatible con Lina Luna. @mariojpachecog
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