Está más que comprobado que el sistema financiero que en Colombia han disfrazado con el antifaz de Entidades Promotoras de Salud es un tema imposible de corregir y que primero la justicia acaba con las organizaciones criminales en nuestro país, antes de que el gobierno nacional logre meter en cinturas a estas instituciones que hoy por hoy funcionan como todo un holding financiero y bancario.
No quisiera ser pesimista y mucho menos transmitirle mi negativismo a quienes tienen la esperanza de que esto se corrija y retome el objetivo social que nunca debió perder, pero tampoco puedo decir mentiras. Hoy por hoy las Entidades Promotoras de Salud (EPS) tienen todas las de ganar porque antes de que se terminara de diseñar un sistema que les fuera favorables, se dieron a la tarea de comprar conciencias financiando campañas electorales a Congreso y Presidencia de la República, en algunas ocasiones en forma directa, en otros a través de donaciones de sus socios, amigos o funcionarios de alto nivel que luego pasan su cuenta de cobro, presionando para que se les dé el visto bueno a proyectos que son de su conveniencia.
Tampoco puedo posar de ingenuo, esperando el apoyo de los grandes medios de comunicación, porque como era de esperarse, las millonarias sumas de dineros que las EPS pagan por la pauta sirven para que estos permanezcan callados y no se atrevan a denunciar los abusos a los que día a día someten a sus usuarios.
Será por esto que no me explico cómo es que a ninguno de mis colegas periodistas se les ha ocurrido siquiera mencionar que las EPS, valiéndose del decreto 1670 de 2007, firmado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, que les dio el aval para que funcionen como toda una entidad bancaria en donde si un usuario no paga su tarjeta de crédito a determinada fecha, se les suspende cualquier tipo de servicio que este pueda necesitar. Es así como puedo imaginarme el sin número de personas que se han quedado sin poder asistir a una cita médica, en donde esperan prevenir un mayor riesgo en su salud y no pudieron ser atendidas porque, como es de esperarse, lo que importa no es prestar un servicio a la medida del usuario sino que este cancele a tiempo para suministrarle el milagroso Ibuprufeno, el que alivia en los colombianos desde el más inofensivo dolor de cabeza hasta la última etapa del SIDA, cáncer o cualquier enfermedad letal en el ser humano.
Pero como es de saber, esto es algo que no tiene ningún tipo de arreglo, porque por más que haya una Contralora General pidiendo cuenta claras de las EPS, también existen congresistas, ministros y presidentes que a cambio de un viaje a Cartagena, financiación de sus campañas, etc., les hagan el milagrito legal para que estos puedan actuar a sus anchas, sin el temor a ser tocadas o denunciadas, y es también por esto que dudo mucho que lo sucedido con SaludCoop y su presidente Carlos Palacino, que les sirva de ejemplo para que actúen con transparencia. Más bien lo que me pregunto es ¿qué hizo de malo este señor, que no les gustó a quienes lo denunciaron e investigaron hasta acabar con su emporio económico?
Insisto en que no voy a hacer ingenuo, y que me perdonen los colombianos de bien que esperan que esto cambie a su favor, pero así como están las cosas, pienso que no será nada raro que las EPS resulten ofreciendo servicios funerarios que no solo les permita ganar unos pesitos de más, sino también les permita salir de unas cuantas personas muertas en sus pasillos y a las puertas de sus instalaciones que, como es de saber, no alcanzaron a pagar los servicios financieros para acceder a ellos.
@sevillanojarami
Los bancos llamados EPS
Mié, 09/01/2013 - 01:02
Está más que comprobado que el sistema financiero que en Colombia han disfrazado con el antifaz de Entidades Promotoras de Salud es un tema imposible de corregir y que primero la justicia acaba con