Una de mis actividades favoritas en Bogotá, por no decir que la preferida, es subirme al Transmilenio para desplazarme de un lugar a otro. Debo reconocer que es una delicia, no solo por lo cómodo que resulta viajar apretado entre miles de personas que utilizan este sistema de transporte masivo en la ciudad, sino además por la adrenalina que les causa a sus usuarios, el temor de que en cualquier momento puede ser víctima del robo de billeteras o celulares.
Pero lo que me entusiasma y me anima a utilizar los buses articulados en el día a día, es saber que me voy a encontrar con esa cultura popular que tanto nos caracteriza a los colombianos, y que un día llegué a pensar que se iba a extinguir cuando al inicio de las operaciones de Transmilenio se divulgaron campañas que invitaban a los usuarios a hacer una fila, ceder las sillas a las personas de la tercera edad, mujeres en embarazo, lo mismo que a los niños. Afortunadamente esto nunca sucedió, porque gracias a Dios, el ingreso a los buses se hace de manera desordenada y a los empujones, con lo que podemos demostrar que nuestra cultura salvaje es única en el mundo, y que estamos muy lejos de parecernos a los europeos y que esa pretensión, solo existe en los sueños de Raymundo Angulo, quien insiste en elegir como reina nacional de belleza a rubias o peli negras de ojos verdes o azules, como representante de una raza de hombres y mujeres de mayorías indias, negras, pobres y maleducados.
Soy de los que piensa que el Sistema de Transporte Masivo Transmilenio debería declarare Patrimonio Cultural, porque es justamente allí donde los colombianos demostramos lo que somos, porque actuamos con naturaleza, sin protocolos de educación y distingo de clase. Solo al interior de los buses articulados, nos quitamos la máscara y demostramos que si algo nos encanta es atropellar a las personas y pasar por encima de ellas, así como hacemos para ingresar o salir de ellos, por eso será que se nos ve tan bien cuando nos desplazamos en ellos de un lugar a otro en la ciudad.
He visto también la progresiva llegada de otro elemento, que ha hecho que me enamore mucho más del Transmilenio: ese personaje que se ve en el transporte público tradicional, que en algunas ocasiones sube a vender uno que otro artículo, declamar poesías, interpretar canciones acompañado de algún instrumento musical, o que hace una exposición de todas sus tragedias y pide una monedita como ayuda para mitigar sus problemas. Afortunadamente no hay quién evite que esto suceda, porque gracias a Dios al Comandante de la Policía Metropolitana se le ocurrió la brillante la idea de adornar las estaciones con auxiliares bachilleres que solo sirven para eso, adornar las estaciones, las que por su uso diario se encuentran deterioradas y como no se las puede reparar, porque no sabe con qué ocurrencia va a salir nuestro Alcalde Mayor, que mejor poner en ellas personas que aunque no sirvan para nada, por lo menos le dan presencia al lugar con el uniforme que portan, así sea de color verde, no importa.
Ruego a Dios porque en el 2013 no se les ocurra meterle la mano al Transmilenio, y que mucho menos vayan a ejecutar campañas de eso que llaman cultura ciudadana, tratando de educar a los usuarios para que se comporten de manera adecuada, cuando lo chévere es ver que estos actúan con naturalidad, demostrando que aunque van vestidos de corbata los hombres y traje elegante las mujeres, todavía conservamos el alma de salvajes que trataron de quitarnos los españoles a su llegada a América, y es justamente por eso que bien valdría la pena recordar el viejo y conocido refrán que a la letra dice: que aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Cambiando de tema, Es claro que el Sistema de Transmilenio está colapsado, por eso sería bueno que como medida para descongestionarlo, se utilicen las volquetas de Gustavo Petro que ahora se quedaron sin oficio.
Un feliz año nuevo para todos los colombianos y esperemos que en 2013 a nuestro presidente Juan Manuel Santos, las Farc le obedezcan. Y que nuestro Alcalde Mayor deje de ser tan terco, aunque es mucho pedir claro está, pero en fin, dicen que lo último que se pierde es la esperanza
@sevillanojarami
Me encanta viajar en Transmilenio
Mié, 26/12/2012 - 04:19
Una de mis actividades favoritas en Bogotá, por no decir que la preferida, es subirme al Transmilenio para desplazarme de un lugar a otro. Debo reconocer que es una delicia, no solo por lo cómodo qu