Para no decir que el Plan Nacional de Desarrollo es una colcha de retazos, podemos afirmar que es una sábana remendada con hilos de mil colores. Y hay unos remiendos que se notan más que otros.
Me llama la atención, por ejemplo, que el gobierno continua con el firme propósito de unificar las operaciones presupuestales del Ministerio de Hacienda y Crédito Público y el Departamento Nacional de Planeación además de fortalecer la evaluación de impacto del DNP, es decir, vamos a tener un Fedesarrollo o Econometría de miles de millones en tecnócratas sin presupuesto para ejecutar -así lo dice el artículo 35-.
Otros hechos llamativos están, de un lado, en el artículo 309 donde piden cambiar y adoptar la estructura orgánica e interna y la planta de personal para el Consejo Nacional Electoral y, de otro lado, en el artículo 262 donde dejan el otorgamiento de las licencias y permisos ambientales para proyectos de vías terciarias, en manos de los municipios; mejor dicho el ambiente en poder de entidades territoriales sin dientes.
Finalmente, el Plan centra la solución de sus problemas en la búsqueda de producción de energía por medio del petróleo, aumentando la dependencia del Estado en los recursos de regalías.
La prioridad debe ser la transición energética, es deseable estar dirigiendo el timón hacia el cambio de la matriz energética y, como país, ampliar el espectro y aprender a defender la salud de los ríos, del medio ambiente y de las personas, primero que todo. La discusión del desarrollo y del modelo en el cual se quiere embarcar el país debe ser otra, conduntentemente nuestra propuesta es que el modelo no puede incluir el fracking. Si cuidamos el agua, cuidamos la vida.
Ante ese panorama, el senador Antanas Mockus y yo le ofrecemos al Gobierno hacer un jugo zanahorio con naranja -como lo llamó Mockus- por eso, presentamos más de 30 proposiciones para hacer esta mezcla entre la naranja del presidente Iván Duque y la zanahoria de la cultura ciudadana.
Ese es el zumo que le permitirá al gobierno nacional ver, gracias a la cultura ciudadana, el camino que debemos realmente transitar para cambiar como Nación
La propuesta de fondo es la formulación e implementación de la política pública de Cultura Ciudadana lo más pronto posible. Con cultura ciudadana cuidamos la vida, con cultura ciudadana potenciamos la educación, con cultura ciudadana protegemos el medio ambiente, con cultura ciudadana respetamos los recursos públicos, sacamos lo mejor de nosotros para construir colectivamente una sociedad dialogante, pacífica y sostenible.
Por primera vez, en la historia del país, la cultura ciudadana sería una política pública nacional.
Ese debe ser el corazón del Plan Nacional de Desarrollo.
Protección de la vida con cultura ciudadana
La protección de la vida es un derecho fundamental, por lo tanto, debe ser una prioridad para todos los gobiernos del país, todos.
En Colombia, durante los últimos 30 años las tasas de homicidio han sido decrecientes, sin embargo, esa disminución no es constante y, lo peor, en 2018 presentó un punto de inflexión lo que obliga a este gobierno a hacer todo para que las vidas de los colombianos sean sagradas.
De 2014 a 2018 la tasa de homicidios se ha reducido en un 23% y la disminución propuesta por el gobierno Duque que es del 9,96%, definitivamente es insuficiente para los retos que el país asumirá en estos próximos años. Propongo una reducción del 30% que, con el esfuerzo institucional y ciudadano en términos de convivencia, pueda contrarrestar las nuevas coyunturas que nuestro país podría enfrentar como el porte de armas y la cultura mafiosa.
En cuanto a las vidas que se pierden en la vía puedo decir que la violencia vial en el país ha pasado desapercibida y, así, se ha convertido en la segunda causa de muerte violenta en el país. En 2018, 46.806 personas fueron víctimas de siniestros viales en Colombia, siendo los jóvenes y los motociclistas los más afectados. De los todos los lesionados en 2017, quedaron en condición de discapacidad permanente 15.173 personas (ANSV, 2018).
Es inaplazable mejorar la meta de reducción de muertes en la vía, por eso, propongo aumentar la meta al menos a un 30%: la vida es sagrada.
Recursos públicos, recursos resagados
Una de las banderas de este gobierno es la lucha contra la corrupción. Estuvo como prioridad en la categoría de justicia de las propuestas del entonces candidato Iván Duque y se convirtió en uno de los componentes esenciales del pacto de legalidad del presente Plan Nacional de Desarrollo. Sin embargo, las metas que se proponen no tienen la fuerza del tono de la campaña, ni miden las consecuencias que este mal produce en todos los colombianos:
Colombia ocupa el puesto 96 entre 198 países, según el Índice de Transparencia Internacional (2017). Si queremos cambiar la historia y sacar a Colombia de ese puesto en el ranking de la corrupción es definitivo modificar metas en el Plan Nacional de Desarrollo.
El aumento del porcentaje de sujetos obligados incluidos en el Formulario Único de Reporte de Avances de la Gestión (FURAG) que progresan en la implementación de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública debe ser del 100% y no del 44% como propone Duque. Así mismo el porcentaje de gerentes públicos del Gobierno nacional capacitados en integridad, transparencia y herramienta de prevención de corrupción.
Cultura del cuidado
Nuestro país es mayoritariamente femenino, no obstante, en las brechas laborales de desigualdad con los hombres, aún persisten grandes diferencias. No en vano, el desempleo las afecta más a ellas -un 12,8 frente al 8,8 % de ellos- (Universidad Jorge Tadeo Lozano, 2018).
Sin embargo, el panorama no es desalentador, pues, se han requerido 20 años para reducir a la mitad la brecha salarial promedio de los asalariados en Colombia. Es por esto que una meta de reducción del 5% es irrisoria, si se compara con los logros que se han obtenido y, sobre todo, con la promesa que el pacto les asegura no sólo a las mujeres con estudios y preparación, sino también a las mujeres rurales a las que el país les debe bastante. Pido que esa reducción sea, al menos, de un 10%.
La cultura ciudadana nos permitiría disminuir riñas, reducir la accidentalidad vial, alcanzar mayor recaudo por impuestos, mejorar el respeto por lo público y potenciar la transformación social con educación.
Con más ciudadanos en formación hacia el respeto de las normas, de los recursos públicos y de la vida; con más acciones de cultura ciudadana desde el Estado haremos que Colombia tenga una gestión pública admirable y que ese sea nuestro mayor orgullo como país.
Naranja, mejor con zanahoria
Vie, 05/04/2019 - 08:57
Para no decir que el Plan Nacional de Desarrollo es una colcha de retazos, podemos afirmar que es una sábana remendada con hilos de mil colores. Y hay unos remiendos que se notan más que otros.
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