Para que no se olvide

Mar, 30/07/2013 - 01:03
Después de las guerras las sociedades deben darse espacios para reconstruir la verdad, por dolorosa que sea, y procurar que no se repitan. Es lo que ha pasado en muchos países que atravesaron doloro
Después de las guerras las sociedades deben darse espacios para reconstruir la verdad, por dolorosa que sea, y procurar que no se repitan. Es lo que ha pasado en muchos países que atravesaron dolorosos períodos de violación sistemática a los derechos humanos. Argentina sufrió una la dictadura que persiguió, torturó y desapareció miles de personas por casi una década. Restablecida la democracia, creó oficialmente la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas, presidida por Ernesto Sábato y en 1984 dio a conocer los resultados en un informe denominado “Nunca Más”. Poco después en Brasil la Arquidiócesis de Sao Paulo coordinó la recopilación no oficial de la memoria de la barbarie de la dictadura. El informe publicado en 1985 se denominó también “Nunca Mais”. En Uruguay el informe “Nunca más” sobre la violación a los derechos humanos  salió a la luz pública en 1989, y recogió información de la época de la dictadura y la represión que se generó a partir de la lucha contra los tupamaros. Vino, poco después, en 1990 la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación de Chile, establecida tan pronto cayó Pinochet, por el gobierno de Patricio Aylwin que encargó a Raúl Retting de adelantar el informe Nunca Mas. También Guatemala creó una Comisión para el esclarecimiento histórico después de la dictadura y en 1999 dio a conocer el informe “Memoria del Silencio”. Ahora el Grupo de Memoria Histórica le hace entrega al país del  informe “Basta Ya, Colombia memorias de guerra y dignidad” donde recogen testimonios de los largos y bárbaros años de nuestro conflicto. Aunque en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Guatemala la violencia fue estremecedora, algunas nos diferencian de esos países. La represión en ellos fue casi exclusivamente gubernamental mientras que en Colombia, la cosa ha sido más compleja. Las violaciones en nuestro país no se han dado bajo un régimen militar que se apropió ilegítimamente del Estado. Aquí han sido décadas de violencia en gobiernos elegidos democráticamente, con unas fuerzas militares bajo la tutela de las leyes. El informe “Basta Ya”, lo presenta de manera contundente, muertes, masacres, torturas, desplazamientos, secuestros o intimidaciones, fueron cometidas tanto por guerrillas, paras, y narcos como por el Estado y sus instituciones y en esas circunstancias la verdad es más difícil de reconstruir. De ahí el gran mérito del trabajo realizado por el Grupo de Memoria Histórica. La segunda diferencia, que se me ocurre, es más de forma que de fondo, pero nos debe poner sobre alerta. Se trata del nombre, “BASTA YA”. Seguramente llamaron así el informe porque se hizo en medio de un conflicto que no ha terminado.  Si los otros países usaron las palabras “NUNCA MÁS” fue porque en ellos la recopilación se realizó cuando el conflicto si había terminado. Era el punto final de la barbarie y no como en el nuestro que está en puntos suspensivos. Las atrocidades cometidas y reseñadas en el informe colombiano deberán servir sin duda para persuadirnos de cambiar estos puntos suspensivos por un punto final, porque si no recordamos día a día el costo humano de la guerra la vamos a seguir propiciando.   www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/  
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