Persona del Año

Mar, 23/12/2014 - 14:56
La revista Time dedica anualmente un suplemento para resaltar al “hombre, mujer, pareja, grupo, idea, lugar o máquina que para bien o para mal... más hayan hecho para influir en los event
La revista Time dedica anualmente un suplemento para resaltar al “hombre, mujer, pareja, grupo, idea, lugar o máquina que para bien o para mal... más hayan hecho para influir en los eventos del año". Es una costumbre que han tomado la mayoría de las publicaciones en el mundo y lleva como título Persona del Año. ¿Cómo no sentirse tentado a ser juez supremo que dictamina quien se lleva ese título? Para cualquier medio es una tentación irresistible, fácil de entender pero comprometedora. Si la audiencia estará conforme o no con quien sea designado por el medio, si considerará la decisión como justa o injusta, es algo que necesariamente tienen que tener en cuenta el director y su editor. Desgraciadamente no siempre es así por lo que juegan muchos factores e intereses al momento de hacer esa elección. Por mi parte, si me tocara esa delicada misión, no podría ser imparcial. Mis posiciones políticas, debo admitirlo, se han hecho cada vez más claras, lo que algunos califican de radicales. A través de las redes sociales he notado como esa “radicalización” en las posturas se ha generalizado abriéndose una grieta cada vez más pronunciada que separan a unos de otros. ¿Quiénes son unos y quienes son otros? Una respuesta rápida sería que “unos” son los que están a favor del gobierno y “otros” los que hacen oposición. Resuelta la cuestión. Pero el panorama es más complejo. Los favorables al gobierno pueden estar de acuerdo con unas políticas y en contra de otras. Por ejemplo, considerar que el proceso de paz va por buen camino pero rechazar la reforma fiscal. Y quienes están en la oposición tienen distintas maneras de asumirla, desde los muy activos a los totalmente pasivos. Como millones de colombianos, hago parte de la oposición del lado de los que consideran al actual gobierno como ilegitimo y conforman el recién fundado Centro Democrático. Para quienes no nos sentimos representados por el gobierno significa motivo de tranquilidad, de fe y esperanza contar con un partido naciente. Si tuviera que designar a la Persona del Año, elegiría al Centro Democrático. Con esto haría un reconocimiento, por un lado, a la labor de quienes se han puesto en la titánica tarea de construir un partido político, sin afinidades con el gobierno, en momentos tan difíciles para el país y cuando las garantías para la oposición son cada vez menores; y por el otro, a quienes conforman las bases de este partido, motivo de envidia para muchos ya sean de izquierda o de derecha. Por suerte y para ratificarme en mi elección del Centro Democrático como Persona del año, tuve esta mañana la oportunidad de escuchar la entrevista de Fernando Londoño a la senadora Paloma Valencia. Consternación, incredulidad, dolor, amargura y muchos otros sentimientos se mezclaron en las dos horas pasadas mientras escuchaba ese intenso dialogo en el que se refirieron a algunos aspectos de la triste y dramática situación del país. Al final la senadora nos regaló unas gotas de esperanza para los colombianos, cansados ya de la corrupción y de la politiquería, explicándonos como el Centro Democrático tiene un compromiso con la transformación política del país. “Me imagino, dijo Paloma, al Centro Democrático como el viento ligero y transparente sin una sola mancha. Me lo imagino con la capacidad de ser ágil para llegarles a todos los colombianos. El Centro Democrático tiene que ser como el viento que llega a todos sin distinción. Un viento muy firme, capaz de quitar los nubarrones de la corrupción y de la politiquería dejando al sol brillar de nuevo en Colombia.” Mi Persona del Año aglomera a quienes se refería Paloma Valencia cuando hablaba de los que ven el panorama muy mal pero mantienen el optimismo y han entendido de qué se trata esa lucha en la que están metidos como ciudadanos comprometidos con su nación.
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