El 29 de noviembre de 2012 publiqué la columna “El alcalde Petro es ingenuo o nos cree ingenuos”. En ella anticipé lo que sucedería en materia del servicio de aseo y que hoy le ha traído el mayor dolor de cabeza a Gustavo Petro. Entonces, días antes del denominado "Día D de Petro¨, el alcalde también hizo un alboroto mediático, convocó marchas y trinó lo que se le vino a la mente (reitero, el presupuesto distrital es cuantioso e influyente).
Vale la pena revisar dicha columna para recordar lo que entonces anticipaba que sucedería: 1. La EAB terminó siendo un prestador de papel, porque los verdaderos prestadores siguieron siendo los mismos empresarios privados; 2. So pretexto de una orden constitucional inexistente en tal sentido, Gustavo Petro se pasó por la faja los presupuestos y principios constitucionales y legales sobre contratación y libre competencia económica; 3. La compra improvisada e ineficiente de una cantidad de vehículos compactadores, de los cuales un buen número está siendo sometido a reparación mecánica hoy a menos de un (1) año de uso (más el descalabro en el alquiler de compactadores viejos y volquetas); 4. La reducción en las tarifas nunca se produjo como se anunció; y, lo que es aún más indignante, 5. La indigencia de la población recicladora en estado de vulnerabilidad se advierte idéntica en las calles bogotanas.
Vale la pena recordar este dato. La desesperada y equivocada reacción del Alcalde Petro y su equipo se produjo con ocasión de la ocurrencia de dos hechos: 1. La incapacidad e incompetencia del equipo de la UAESP para lograr la autorización de las áreas de servicio exclusivo por parte de la CRA y así poder convocar la aún hoy pendiente licitación de aseo; y 2. La advertencia pública efectuada por el Contralor Distrital, Diego Ardila, en el sentido de que no admitiría a la UAESP la declaratoria de una nueva urgencia manifiesta para contratar el servicio de aseo.
Fue entonces cuando empezaron los bandazos que terminaron con la inexorable y correspondiente destitución del Alcalde Mayor y varios miembros del mencionado equipo. Valga recordar que los cambios intempestivos de gerentes de la EAB, de Aguas de Bogotá y de la UAESP no se produjeron propiamente porque las cosas salieron bien, como ahora el alcalde Petro quiere hacérnoslo creer. Reitero, él es ingenuo o nos cree ingenuos.
Como lo hice en el año 2012 y respecto de lo que los hechos me dieron la razón, me atrevo a decir que Gustavo Petro será víctima de su propia defensa. Los contradictorios, mediáticos y simplistas argumentos de defensa expuestos hoy por los abogados del Alcalde Mayor, serán su mayor dolor de cabeza en el inmediato futuro. La “discusión ideológica” sobre los esquemas de prestación de los servicios públicos domiciliarios que reclama el abogado Julio César Ortiz, resulta 23 años tardía. Fue en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 donde se definieron los preceptos constitucionales en la materia que Gustavo Petro terminó violentando. La recusación interpuesta al Procurador General, probablemente se halla en el campo de la temeridad. El abogado Ortiz sabe que se está frente a un recurso de reposición y no de apelación. De tal manera que el Procurador General ya se pronunció de fondo sobre el asunto. Así, que mal puede estructurarse una recusación sobre la base de que quien se pronunció manifieste su acuerdo con lo decidido por él mismo.
De todo este premeditado alboroto mediático, impulsado por el mismo Acalde Mayor (que no fue social y menos popular), como parte de su estrategia de defensa política, olvidando que la más importante defensa en este caso es la jurídica (sus abogados también parecen olvidarlo), resalto con beneplácito que gracias a las curiosas declaraciones de Emilio Tapia y Otty Patiño, la fiscalía se halla obligada a investigar sobre lo sucedido entre la Administración de Gustavo Petro y los prestadores privados de aseo.
Seguramente podremos saber la verdad sobre la razón por la cual Gustavo Petro ha guardado sospechoso y largo silencio respecto de la denuncia pública efectuada por el entonces secretario de salud y hoy de gobierno de Distrito Capital, Guillermo Alfonso Jaramillo, en relación con el entonces gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá, Diego Bravo. El secretario Jaramillo hizo las siguientes afirmaciones:
“… En las basuras lo que sucedió es que hubo una persona que estaba jugando en los dos equipos al mismo tiempo …”.
“… El problema no fue de improvisación porque se suponía que todo estaba calculado …”.
“…Quien estaba dirigiendo la batuta nos dijo que tenía Plan A, Plan B, Plan C y hasta Plan Z …”.
“… El problema fue de una gerencia que jugó con dos cartas en la mano porque por debajo de cuerda le jugaba a los empresarios y por el otro lado le jugaba al Alcalde …”.
“… Los órganos de control están investigando si hubo o no corrupción, pero mi opinión es que Bravo jugaba en dos equipos ...”.
“… El error de ahí fue Diego Bravo, el artífice de los errores fue él y no el Alcalde …”
“… Desafortunadamente hay una cosa en la administración pública y es que cuando usted delega la responsabilidad sigue siendo suya. Ahí hay que mirar. Yo aspiro a que esto no implique ninguna situación grave para el señor Alcalde …”
“… A la gente se le olvida que fue el señor Procurador quien denunció la masacre de La Rochela, fue el primero que empezó a denunciar y a llevar a la cárcel a personas vinculadas con el Estado, con los paramilitares, en esa masacre. Al señor Procurador no le tiembla la mano y yo confío en que él actúe y que sea a favor del Alcalde …”.
¡Si! esto dijo el hoy secretario de gobierno en entrevista dada el día 10 de junio de 2013 a Laura Ardila de La Silla Vacía. Reconoce el desastre en aseo y acusa en materia al entonces gerente de la EAB del mismo. También destaca su confianza en el Procurador General.
Por ello, cuando hoy el alcalde Petro y sus abogados hablan de la existencia de un supuesto complot de parte del "oligopolio de los empresarios privados de aseo" en su contra, surgen nuevos interrogantes: ¿fue Bravo parte del complot?, ¿el oligopolio solo lo conforman los señores William Vélez (Atesa) y Alberto Ríos (Aseo Capital)?, ¿por qué se omite mencionar a los señores Alberto Lozada (Ciudad Limpia) y Enrique Pescarmona (Lime)?, ¿porqué Ciudad Limpia y Lime reciben tratamiento especial de Gustavo Petro?, ¿el complot fue a sus espaldas con la complicidad de Bravo?, ¿si hubo complot porque Gustavo Petro contrató de nuevo a los mismos empresarios y mantuvo en su cargo a Bravo? o ¿realmente no hubo complot y estamos presenciando otra torpeza de Gustavo Petro en su angustia y afán de defensa?
La fiscalía será quien investigue y algún día nos dé las respuestas a estos interrogantes, porque Gustavo Petro y el mismo Bravo siguen guardando silencio al respecto. ¿Será que Bravo actuó atendiendo instrucciones de Petro?
@RFelipeHerrera
Petro será víctima de su propia defensa
Vie, 03/01/2014 - 14:55
El 29 de noviembre de 2012 publiqué la columna “