Hace unos días, poco después del fallo de La Haya sobre el mar de San Andrés, una persona que trabaja en el gobierno nacional me contaba que un isleño dijo, en una de las múltiples visitas del Presidente al departamento, una frase que me impresionó: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de La Haya que nada te será negado”.
Algo hay de cierto en que solo cuando se pierde algo se le da el valor que merece. Y coincido con muchos en que el “fallo” más importante es del mismo estado colombiano. Este no ha sido capaz de llegar y ofrecer condiciones para el desarrollo de San Andrés ni de otros departamentos abandonados, que registran unas brechas abrumadoras de desigualdad con respecto a las principales regiones andinas. El Estado debe llegar, por supuesto, y desde hace mucho, a San Andrés. Sin embargo, me parece que la frase mencionada y las visitas casi semanales del Presidente y su equipo a entregar subsidios, a regalar computadores y a anunciar que se “aceleran” proyectos, permiten una reflexión alternativa. Sin detrimento del papel del estado central en el desarrollo de una región, ofreciendo una plataforma básica de recursos, servicios y factores, es claro que el desarrollo económico, el desarrollo social, el desarrollo cultural, son fenómenos regionales. Regiones y ciudades exitosas en el mundo y países pequeños descrestadores han logrado ser exitosos con pocos recursos básicos a su favor (si no lo ha leído, le recomiendo leer Start up Nation, que cuenta la historia del desarrollo de Israel). Lo más importante es que lo han logrado no necesariamente por los subsidios que reciben o por los regalos de su estado nacional. Israel, por ejemplo, que es una isla en la práctica, en medio de países hostiles y con poquísimo mar a su disposición (el territorio marítimo del país ni siquiera está reconocido) nunca se preguntó por las ayudas de Europa o por sus recursos naturales (son casi nulos). Hoy son una de las naciones más exitosas del mundo desde la mirada de cualquier indicador económico. Creyó en la educación, apostó a la innovación, consolidó una cultura fuerte y disciplinada y creó las instituciones para apalancar su desarrollo. Hace unos días, algunos isleños que admiran el proceso de transformación que ha tenido Medellín en la última década nos pedían consejos... Eso es difícil de responder. Pero si tuviera que dar uno solo, sería un consejo cultural: que no esperen a ver qué les dan desde Bogotá, que aprovechen los recursos que tienen pero, más importante, que le apuesten al talento de su gente, que decidan su propio desarrollo con una estrategia clara y arranquen a ejecutarla ellos mismos. San Andrés no necesita ayuda, necesita aliados y socios. Estoy seguro de que así todos los colombianos aportaremos, invertiremos, los visitaremos y apostaremos a su futuro... ¡Hasta el Gobierno!San Andrés no necesita ayuda
Vie, 01/02/2013 - 01:02
Hace unos días, poco después del fallo de La Haya sobre el mar de San Andrés, una persona que trabaja en el gobierno nacional me contaba que un isleño d