Se deslució el New York Times

Lun, 22/04/2019 - 05:29
Parece que pocos méritos se requieren para que el New York Times publique lo que publica. Un ejemplo es el reciente artículo escrito por Omar Rincón, crítico de televisión colombiano, en el que h
Parece que pocos méritos se requieren para que el New York Times publique lo que publica. Un ejemplo es el reciente artículo escrito por Omar Rincón, crítico de televisión colombiano, en el que habla, sin el menor respeto, sobre nuestro presidente. Me imaginaba que la cosa era más seria con este medio pero no es así, un artículo como el titulado El presidente regañado requiere de mucha estulticia para escribirlo pero también para publicarlo. Su comienzo no presagia nada bueno: para el señor Rincón resulta que “los colombianos somos hijos de dos mitos: la lealtad a la familia y el querer ser de Miami”. ¿De dónde saca semejante ridiculez? Tal vez de las películas El paseo o de Sábados Felices, que debe conocer a fondo este crítico de televisión que escribe para El Tiempo, pero no de las complejas raíces de nuestro pueblo. Pero además esos mismos colombianos, los que según este señor hubiéramos querido haber nacido en Miami ¿Miami? Y que somos tan leales a la familia como si perteneciéramos a la Cosa Nostra siciliana, tenemos un presidente que “ lo expresa muy bien” ya que es obediente “a su inflexible padre Álvaro Uribe” y de una “simpatía juguetona con su chistoso tío Donald Trump”. Ese párrafo inicial es una muestra de su total maestría en el manejo del lenguaje para decir estupideces. El “inflexible padre” pertenece a una familia “colombiana” -como todos los nacidos en estas tierras, no sé de dónde el parentesco con el “chistoso tío”- que por suerte contamos con un solo hijo sonso que según el escritor de marras, “ese es nuestro presidente Duque”. De ahí se sigue una sarta de bobadas llenas de desabridos comentarios calificando a Duque de “hombre sin atributos”, “oda de la nada”, “motivo de memes” “de sonsonete paisa”, “un buen muchacho hecho para obedecer” y algunos más de esa índole queriéndose lucir en su desabrida prosa. El escritor se revela en toda su pobre dimensión al referirse a la geopolítica afirmando que Duque “quiere usar a Venezuela y Maduro como el enemigo público, el que no deja que en Colombia haya paz o medio ambiente o progreso o modernidad” y cita a su admirado Daniel Samper quien afirmó alguna vez que Duque “pareciera que gobernara para Venezuela”. De ahí se siguen unas cuantas boberías más: “Duque quedó como el tonto que por obedecer hace el ridículo público”. “Uribe lo regañó por no masacrar indios". “Su tío Trump lo regañó porque no ha hecho nada para ayudar a Estados Unidos a consumir menos drogas”. “Lo que la paz de Juan Manuel Santos había logrado, la guerra de papá Uribe lo va destruyendo”. “Con Estados Unidos nunca se sabe. Nos adulan, nos usan y luego nos abandonan”. Y concluye diciendo “el presidente colombiano quiere cumplirles al papá y al tío y no lo logra”. Considero inexplicable que el NYT publique un artículo como este.  Tendrán sus razones que van más allá del buen periodismo de opinión. ¿Con qué intención? Los problemas tan graves que sufre esta región no merecen un tratamiento tan bajo y menos de un periódico de la importancia y tradición como lo es el New York Times.
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