Se pasó de Maduro

Mar, 25/08/2015 - 14:16
Tengo muchos amigos venezolanos, todos en la oposición democrática al régimen, algunos de ellos han tenido que salir de su país. La situación allí es insostenible. A la persecución a quienes no
Tengo muchos amigos venezolanos, todos en la oposición democrática al régimen, algunos de ellos han tenido que salir de su país. La situación allí es insostenible. A la persecución a quienes no comulgan con el régimen hay que sumarle la escases de alimentos y elementos básicos de aseo, así como la rampante criminalidad en las ciudades. Es cierto que durante muchos años los colombianos han ido a Venezuela en busca de mejores oportunidades, debido a que como la mayoría de países latinoamericanos, no hemos sido capaces de generar empleo o condiciones dignas para el campo, y más grave aún, muchos han huido de la violencia que aqueja a nuestro país. Muchos connacionales de bien viven en Venezuela, y están siendo deportados por el simple hecho de ser colombianos. También es cierto que otros colombianos, dedicados a delinquir, han cruzado la frontera, tal vez incluso algunos paramilitares como lo asegura Maduro, pero también lo han hecho guerrilleros y narcotraficantes, que de ellos no escuchamos queja alguna de la dictadura. Sería interesante ver, así sea por una sola vez, como de Venezuela deportan a los jefes guerrilleros de las Farc que allí se encuentran, para que puedan ser capturados y judicializados por la justicia colombiana. Tampoco parecía ser un problema para Maduro, en época electoral, los cientos de colombianos que cedularon, ofreciéndoles quien sabe que, para que votaran por el régimen. Todas las fronteras de nuestro país son un caos, la presencia de la Fuerza Pública es escasa, la mayoría de los recursos están dirigidos a solucionar los problemas de seguridad internos, en otras palabras, la Fuerza Pública hace lo que puede con lo que tiene. El tráfico de drogas, el contrabando, la trata de personas, los delitos ambientales, etc., son el diario vivir de las fronteras, sobre todo en la frontera con Venezuela, donde hace mucho la situación es tensa y no hay colaboración por parte de las autoridades del vecino país. El gobierno de Juan Manuel Santos se entregó en cuerpo y alma a la dictadura. La declaratoria de mejor amistad en los primeros días de gobierno, pasó a ser una relación servil, complaciente e indigna. El presidente Maduro nos humilla a su antojo, toma decisiones unilaterales en contra de nuestra soberanía y maltrata a nuestros ciudadanos como si fueran basura. Las reacciones del gobierno, encabeza de la canciller Holguín, pasaron de diplomáticas a tímidas y cobardes. A pesar de las múltiples advertencias, Santos decidió nombrar como garante en el proceso de paz al ilegitimo gobierno de Venezuela, el cual él mismo denunció, siendo ministro de Defensa del entonces presidente Uribe, como colaborador y protector de las Farc en ese lado de la frontera. No había garantía de imparcialidad por parte de Venezuela en el proceso con las Farc, todo lo contrario, irían a defender los intereses que tienen en común: la expansión del ‘Socialismo del Siglo XXI’ y el fortalecimiento de la sociedad criminal del ‘Cartel de los Soles’ dirigido por Cabello, entre otros. Otra habría sido la historia de la exitosa Política de Seguridad Democrática si Chávez hubiese cerrado la frontera a los bandidos. La derrota militar habría sido contundente y la negociación se estaría desarrollando en otros términos, no con una guerrilla protegida, fortalecida y envalentonada como la actual. Santos hoy cuenta con la desaprobación de la mayoría del pueblo colombiano. Se avecinan días difíciles en lo económico que empeorarán su situación. Su única carta de salvación es el proceso de paz, el cual cada día pierde más apoyo popular y despierta más desconfianza en los ciudadanos. Su temor es enfurecer al régimen, lo que generaría una ruptura en ‘La Mesa de Negociación’ donde tiene gran influencia. Por su parte, Maduro necesita una cortina de humo, un conflicto que una en odio al pueblo venezolano y que los aparte de su realidad, incluso expertos mencionan su interés de no llevar acabo las próximas elecciones legislativas de su país, para lo cual necesita inventar un enemigo común al costo que sea. Al mejor estilo nazi, Maduro demuele las casas de los colombianos, los persigue, maltrata, estigmatiza y deporta. La situación se pasó de Maduro y como el gobierno de Santos, ni raja ni presta el hacha, yo me pregunto ¿Dónde está la comunidad internacional y las ONG de derechos humanos? Santiago Valencia G. Representante a la Cámara @sanvalgo
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