Solo los cambios y las transformaciones hará temblar a los corruptos

Jue, 06/07/2017 - 02:45
Razón tiene el candidato presidencial Dr. Jorge Enrique Robledo, cuando reclama la verdad total de los hechos de corrupción que invaden al país como el peor de los canceres terminales, y que tocaro
Razón tiene el candidato presidencial Dr. Jorge Enrique Robledo, cuando reclama la verdad total de los hechos de corrupción que invaden al país como el peor de los canceres terminales, y que tocaron fondo en días recientes con hechos como el del flamante Fiscal Anticorrupción, el Secretario de Seguridad de la ciudad de Medellín que sumado a tantos otros, como Odebrecht y Reficar; nos convierten en uno de los países con mayor corrupción en el continente y en el mundo. No quiero hacer referencia a los cientos de miles de casos de corrupción que se han denunciado en estos 26 años, después de la reforma constitucional que dio origen a la Constitución Política de Colombia de 1991. La Carta Política, creó la Fiscalía General de la Nación, fortaleció la Procuraduría, Instauró la Defensoría del Pueblo, estableció el Control Constitucional, instaurándose la Corte Constitucional como el Organismo Supremo y guardián de la Constitución Nacional, entre otras funciones. La joven reforma, entregó instrumentos valiosos, en primer lugar; para que el Estado ejerciera sus funciones desde el Primer Mandatario hasta el último funcionario, en el entendido que como lo reza el Art. 1 de la Constitución …”Colombia es un Estado Social de Derecho, organizado en forma de República Unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidairdad de las personas que la integran y la prevalencia del interés general”. En una parte de su Art. 2 la Constitución señala que…”las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares. Quiero resaltar además que en el Art. 6 este libro señala que… ”Los particulares sólo son responsables ante las autoridades por infringir la Constitución y las leyes. Los servidores públicos los son por la misma causa y por omisión o por extralimitación en el ejercicio de sus funciones”. Quise traer a colación, estos importantes artículos constitucionales, porque considero que con muy contadas excepciones, miembros de los gobiernos, de los 26 años de la Constitución, igual que los funcionarios judiciales, políticos, y territoriales, han incumplido categóricamente los mandatos ciudadanos y han violentado e infringido la Carta Constitucional. Y lo más grave, es que ninguno de los 5 presidentes y demás altos funcionarios del Estado han sido sancionados con el peso suficiente que se requiere para evitar que se cometieran tantos abusos como los actos de corrupción que nos han convertido en la vergüenza mundial. Decía el gran filósofo Fernando Savater…”en las democracias, los políticos están porque de alguna forma los han enviado ahí los ciudadanos. Los ciudadanos no tienen derecho a quejarse de la política si toleran que los políticos hagan algo indebido, incontrolable, ni pueden destituirlos cuando se porten de una manera opuesta a lo que se espera de ellos. O sea que las quejas universales sobre la política, sobre todo cuando a veces caen de maravilla a los jóvenes que oyen simplemente maldecir o comentarios como, - la política es un asco – a lo único que lleva es a que ellos se retiren, se aparten del juego político con gran beneficio de los que van a monopolizar la política para provecho propio. Lo que se debe hacer cuando se está en contra de las corrupciones políticas, no es rechazar la política ni alejarse de ella, sino intervenir para limpiarla de esas corrupciones”. Pienso que cuando los partidos políticos están inmiscuidos en actos tan graves como el de la corrupción deben cambiarse. Cuando los políticos no sirven, no cumplen con sus funciones políticas, éticas, hay que sustituirlos. Lo que jamás acepto es que se confunda la política que es una ciencia con la politiquería o con los políticos corruptos. Menos creo que sea conveniente que se entienda que no es posible la salvación de una nación porque sus gobernantes ni son honrados ni tienen los valores éticos como los valores sociales y ciudadanos que deben ser los principios que inspiren el comportamiento de los líderes, los gobernantes y sus partidos. No es posible con la falta de institucionalidad del país y menos con los dirigentes actuales, poner en vigencia los bellos mandatos de nuestra brillante Carta Política. Ellos, son los responsables de su detrimento, de su destrucción. Son ellos los que han generado las venganzas, los odios, las guerras, las desigualdades, los irrespetos a la ciudadanía, y la pérdida de los más elementales valores humanos. Cualquier intento por tapar la verdad, o, seguir con los mismos gobernando el país con supuestas medidas sancionatorias; es imposible erradicar el virus que corroe al Estado y genera la desesperanza y el desasosiego de los ciudadanos. Ellos son los responsables y deben pagar caro sus actos nefastos, que violentan la democracia y la libertad. El mandato del basta ya, el compromiso de producir los cambios y las transformaciones que los colombianos reclaman con urgencia manifiesta, no son posibles producirlos con quienes han sido factores determinantes del caos. Cualquier indicio de intentar admitir autocríticas, perdones o me a culpas, con ellos es seguir facilitando más de lo mismo. La sanción verdadera a los responsables de la crisis, de la violación a los elementales mandatos constitucionales, es que la ciudadanía decente, que es mayoría, les decrete para siempre la muerte política. Y no es con actos hipócritas entre ellos mismos, no es así, es un mandato categórico. Los colombianos deben votar por una coalición que debe construir las fuerzas alternativas y los sectores sociales y políticos de la nación que no son parte del gobierno ni de los partidos responsables de la crisis sino los voceros leales de la gente que está MAMADA DE LO MISMO CON LOS MISMOS.
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